Encarábamos el remate, todavía, con la refulgente aparición de Jim Laurdedale y Los Hermanos Cubero, acaecida el primer fin de semana del festival. No iba a ser sencillo superar la excelsitud de lo acontecido, pero los platos servidos tenían suficientes y deliciosos ingredientes para no perdérselos.
Los sonidos latinoamericanos necesitaban reencontrarse con el Blues & Ritmes o viceversa, y los mexicoestadounidenses La Santa Cecilia eran una magnífica salida para recuperar el tiempo perdido.
La Santa Cecilia
Liderada por la voz de Marisol “La Marisoul”, la banda, henchida de orgullo mexicano, que perfeccionan José “Pepe” Carlos (requinto y acordeón), Alex Bendaña (bajo), y Miguel “Oso” Ramírez (percusión), más los refuerzos de Miguel Flores (guitarra) y Abraham Sanchez (batería), llegaba a Badalona seguir dando cuerda, de la buena, a su último disco bautizado como “Cuatro Copas Bohemia En La Finca Altozano” (2023).
Como nos comentó el habilidoso “requintonista” José “Pepe” Carlos (pillado, al vuelo, al finalizar la actuación), sólo utilizan elementos eléctricos para dar un toque fresco a ese sonido antiguo (será vigente hasta el fin de los días) que tanto les ha influenciado. Podemos poner en un enorme baúl, estilos como la ranchera, el bolero, la cumbia, el blues o referentes del calibre de José Alfredo Jiménez, Consuelo Velázquez, Mercedes Sosa e incluso Janis Joplin (ese desgarro de La Marisoul lo atestigua). El caso es que su opción por lo orgánico, mata cualquier atisbo de modernidad mal entendida. Quizá ese fue uno de los motivos por el que obtuvieron una discreta acogida (los que acudieron gozaron de lo lindo) en el Teatre Margarida Xirgu.
Comenzar con un bolerazo como “Debut y despedida” y seguir con “Amar y vivir” (Consuelo Velázquez) es igual a decir: “Venimos a cortar venas, si nos queda tiempo nos divertiremos”. Hicimos las dos cosas.
La amplitud de registros de Marisol, le permite bordar el bolero clásico y el rítmico (“Nuestro Juramento”), acelerar y terminar, en un pico muy alto, “Mar y cielo” (Julio rodríguez Reyes), actuar en plan despechada (“Leña de Pirul”,“Almohada”), abordar cumbias tonificantes (“Estrellita”, “La negra”), emborracharse con “Cuatro copas”, “La Copa rota” y “Dos botellas de mezcal” e incluso rapear, a su manera, en “Quiero verte feliz”, sin inmutarse. A su lado, lo de Shakira es un chiste grosero.
Abandonando las alabanzas a la reina negra (sigue incluida), todo el combo, en perfecta harmonía, tuvo tiempo para reivindicar su color de piel (“La Morena”), echar un pulso al Tío Sam por el tema de la migración (“Ice el hielo”) o elevar a los cielos “Un mundo raro”, otra genialidad de José Alfredo Jiménez (célebre por el film de animación Coco).
La irresistible cumbia “Ella me enamoró”, una impresionante “Almohada” (Marisol y Pepe, solos ante el peligro) y un sobrecogedor “Ódiame” (Julio Jaramillo), saldaron otra noche para no olvidar. El blues es como nuestra ranchera (La Marisoul dixit). Confirmamos la relación.
A uno le pone el bolero (no el que Luis Miguel trinchó en pedazos) y la cumbia (original, déjense de bachatas adulteradas), por eso, La Santa Cecilia y su modo de ejecutar estos géneros, colman mis ansiedades por completo. Alma, corazón y vida.
Repuestos de las emociones mexicanas, nos faltaba afrontar el postrero día del festival, destino: África.
Vieux Farka Touré
Seis de la tarde en el Margarida Xirgu con el teatro repleto. Domingo de despedida y de homenaje a la infancia con el lema “Concert pert gaudir en familia”. Bonita iniciativa que, aunque nos privó de un pequeño cuadrado a pie de escenario para deleite de la chiquillada, fue acogida con respeto y algarabía por los presentes. Tampoco es que estuvieran muy atentos a los sones africanos, aunque, en la parte final, el maliense les animó a la danza y saltaron como descosidos. Si alguna cosa les queda en su memoria, de aquí a unos años, les puede servir para combatir la música (es una broma) carroñera que irán encontrando por el camino, la que escucharon en Badalona un 21 de abril de 2024 es un claro contrataque a la basura que nos rodea; sus padres que menearon las caderas sin parar, deberían darles unos consejillos.
La última grabación del “Hendrix del Sahara” (enésima maniobra promocional) se titula (Les Racines, 2022) y es un hermoso regreso a las raíces que tan bien cuidó su padre Ali. Para variar, no tocó ninguna de las canciones que incluye y salvo “Tamalla”, canción presente en Ali (2022), atrevido disco de homenaje a Ali Farka Touré (no sabremos nunca si le hubiese gustado) creado junto al trio de Houston, Khruangbin, el repertorio se basó en creaciones anteriores.
Touré y su tan fina como enérgica banda formada por Ousmane Dagno (ngoni), Adama Kone (percusiones) y Modibo Mintou Mariko (bajo), hicieron vibrar al personal con toneladas de calidez (“Touri”), ritmos acompasados (“Borei”), destellos de ese africanismo algo globalizado, al menos en directo (“Ngala Kaourene”), guitarrazos cual aguijones (“Yer Gando”), sutilezas tipo “Samba” y algún solo de guitarra, fuera de juego, compensado con lecciones rotundas de hard- blues. Vieux Farka es un enorme músico, su sección rítmica un prodigio y mi preferido, Ousmane Dagno, hizo auténticas virguerías (sin dar ninguna mala nota, por supuesto) con su ngoni (especie de pequeña arpa típica del África Occidental).
Si tenemos que elegir un par de momentos para la evocación, nos quedamos con los buenos “beats” que surgieron del bombo de Kone, en los momentos de danza desenfrenada (rodillo rítmico), y la dupla excelsa configurada por “Amandrai” y “Bakoytereye”, ambas compuestas por el progenitor de la estrella del concierto.
Comparar padre e hijo no nos lleva a ningún sitio. Los tiempos han cambiado (ya lo decía el ilustre bardo) y Vieux Farka Touré camina por tierras menos secas, aquellas que atravesó Ali con sus bucólicos instrumentos y que un día lo llevaron a este mismo festival cuando la década de los 90 nos decía adiós. Aún lo recordamos con nostalgia.
Vistoso cierre para un Blues & Ritmes de nuevo triunfador. No nos alargaremos en las despedidas que nos entra la llorera. Un año pasa volando, ya lo saben.
Gracias por tantas alegrías. Hasta pronto.
Texto: Barracuda
Fotos: Sergi Fornols