Formados en Leeds en 2019, tras la publicación de cuatro singles llegó su primer álbum The Overload (Island Records 2022), que sorprendentemente fue directo al número 2 en las listas de ventas. Y es que de Yard Act son intrínsecamente británicos, en sus letras conviven Ray Davies con los Dalek de Dr.Who, hay una constante caracterización en sus canciones que dibuja una sonrisa que se congela en la siguiente estrofa en Where’s My Utopia? (Island Records 2024)
Minimalistas pero rock, educados sentimentalmente en el hip hop pero angulares como el canon post-punk, sus canciones invitan a bailar y su ritmo parece describir los contornos de cierta realidad.
Yard Act también son la enésima constatación, y esto va desde Sleaford Mods a Idles, de que The Fall son ya canon del rock moderno. No es mera imitación, sino absorción de la síncopa, el exhaustivo verbo y un esqueleto rítmico que soporta y se adapta a los cambios de registro. Aquí más negros, más funk, más bailables que en The Overload (2021). Aunque el peligro y el asombro de la fórmula esté alienada ya, sigue resultando contemporánea. En el caso de Yard Act claramente comercial, en Where Is My Utopia? (2023), su nuevo disco es un chorreo de funk punk, menos intenso que Chk Chk Chk por ejemplo. Como si su patrón rítmico fuera poseído por el espíritu de esta época de perpetua precariedad laboral.
Me atienden un lunes casi a primera hora de la mañana James Smith y Ryan Needham, cantante y bajista de la banda respectivamente.
Vuestro nuevo álbum obviamente habla de esperanza y su búsqueda sustentada en la utopía. Sin cortaros, de donde sale ese anhelo.
James: Hay un elemento personal en ello, y es que nos sentimos terriblemente mal por cómo marchan las cosas ahí fuera en el mundo, y es más fácil empezar por cambiar internamente y que ese cambio se exprese en el exterior. Puedo decir que esa es la utopía en la que creo. Aunque acepto que pueda estar equivocado.
¿Cuáles serían los elementos que debe tener esa utopía? ¿Qué canciones son claves o letras para entenderlo?
James: Por una parte hablamos de algo que no hemos experimentado, y por lo tanto no conocemos. Así que partimos de la experiencia de otras personas con la utopía. Es un concepto que creemos debe estar más vivo que nunca, los nubarrones del racismo, la desaparición de especies…Vivimos un momento de profundo cambio en el que hemos perdido el control.
Hay una narrativa en el disco referente a la utopía, el primer corte “An Illusion” habla de esperanza, pero a lo largo del álbum no vas a encontrar una respuesta, es más como un viaje por el estado de ánimo de esa idea. De esa ilusión de que esos cambios pasen y qué, el que no pasen generan un sentimiento de desilusión y tristeza, y todo ello acaba expresándose enfadado por internet. Lo que sí creo, es que perderemos si somos cobardes a la hora de cambiar las cosas.
Ryan: Las letras no son mi cometido, aunque sí cambié alguna frase como “We are in the same wage, we are in the same page”
James: Eso es hacerlo a la manera socialista jajaja
Ryan: Sí, he metido un poco de jerga socialista.
¿Qué ambiciones teníais cuando comenzasteis Yard Act, y ahora con vuestro nuevo álbum? Y no hablo solo de crecer y tocar en más sitios, sino de un aspecto artístico
Ryan: Pues crear arte y que fuera sostenible económicamente en el tiempo.
No se suele hablar de la economía de las bandas, pero es un elemento central a la hora de hacer cualquier cosa como banda.
Ryan: Sí, por eso primero aprendimos a hacer nuestra música de forma barata. No teníamos un sello detrás y el hecho de ganar el Mercury Price cambió todo esto. Ya que es importante el dinero para todo ello, ha hecho que todo sea viable como banda para nosotros. Pero es muy importante aprender a hacerlo tú, ya que es un aprendizaje necesario.
Pero tener una posición más desahogada hace que puedas concentrar en el arte que realmente quieres hacer. Nuestra posición actual es buena para poder desarrollarnos como banda.
¿Tenéis otros trabajos?
James: Ya no, hace ya dos años que Yard Act es nuestro trabajo, y solo puedo decir que es genial.
¿Qué tal trabajar con Remi Kabaka de Gorillaz como productor? Creo que encaja y ha dotado a vuestro nuevo disco de abundantes arreglos que encajan a la perfección.
(James) Es un tío brillante y podemos decir que es nuestro amigo también. Entiende perfectamente nuestro sonido, no es un tipo tímido a la hora de expresar sus ideas. Y lo primero que hizo fue quitarnos muchas ideas preconcebidas de lo que se puede o no hacer a la hora de grabar. Nos recomendaba bandas de punk brasileñas, nos llevaba a galerías de arte y desfiles de moda.
Ryan: El rol del productor puede ser desde estar centrado solo en sacar beneficios económicos de la grabación o el rol de Remi, que fue más de guiarnos a través de largas conversaciones sobre arte y que nos concentráramos en ello. Algo difícil en una habitación encerrado con ocho personas.
Vuestro sonido es esquelético, sencillo pero muy refinado, y sobre todo el aspecto rítmico tiene presencia predominante tanto en la música como en la forma de cantar. ¿Crees que estas formas representan muy bien el sonido de la precariedad laboral, la falta de perspectiva de futuro? Son cosas que me vienen a la mente cuando escucho tu música. ¿Qué imágenes tenéis en la cabeza respecto a vuestra música?
James: No me vienen esas imágenes la verdad.
Ryan: A mí eso me pasa con los samples que utilizamos, me vienen colores y cosas, pero nada tan definido como lo que dices. A lo mejor ese tipo de ideas me viene cuando sonábamos más lo-fi.
Es que además con la portada de The Overload, me venía a la mente un grupo de Crass Records.
James: Me encantan Crass, y bueno si pero no era intencionado.
Ryan: Y a mí, y Gang Of Four, Talking Heads, The Fall, PIL. Aunque para mí todo ese post punk no lo disocio del pub rock y la new wave.
James: Puedo decir lo mismo y añadir que Ian Dury And The Blockheads, pero especialmente la forma de tocar la guitarra de Wilko Jonhson, ha sido importante en mi formación. Pero cuando era adolescente estaba metido a tope en el rap y Gorillaz, y más tarde fui descubriendo desde Sonics a PIL.
Tras grabar The Overload recuerdo pensar y porqué no hacer canciones con arreglos de cuerdas y coro gospel. No lo hicimos con el primero por falta de presupuesto, pero en el segundo sí que nos lo dieron.
¿Qué hay de esa influencia del hip hop, cuyo surgimiento es paralelo al del post-punk?
James: Me atrae mucho del rap principalmente su capacidad de generar un relato donde la palabra es igual de importante que el ritmo. En esencia funciona como fotogramas. Y lo segundo que más me atrae es la cultura del sampling y el masivo conocimiento que proporciona el recoger el pasado y reconfigurarlo. Es como ir reciclando la historia de la música.
Lo malo es que los samples de otras canciones suelen ser muy caros y ya no se utilizan tanto, pero durante los 90 fue una época de sampleo masivo y ver el pasado desde otras perspectivas. Además le dio brillo a joyas ocultas editadas, y lo puedes ver como una forma colaborativa de hacer una colección de discos.
Amo ir de digging a tiendas y encontrar joyas en cubetas de discos baratos, y pasar horas como hace poco hice en una tienda en Japón.
Ryan: Especialmente es una influencia que tenemos desde pequeños, pero no es por nuestra parte un robo de esa cultura, no sé si me explico.
Ya. Siempre os leo por ahí que sois grandes fans del rapero Danny Brown -ndr desde aquí les recomiendo sus discos a los lectores-. Que productores son vuestros favoritos están Madlib, The Bomb Squad, Prince Paul, Premier…
James: Adoro a Madlib y Prince Paul de esos que nombras, pero también Kayne West es un gran productor. Pero desde una perspectiva más pop recientemente disfruto mucho de Tyler The Creator y Andre 3000. Pero creo que Prince Paul y su acercamiento al sampleo en el trabajo que hizo con De La Soul, es muy influyente para nosotros, a pesar de lo caro que les salió a De La Soul.
Prince Paul rompió ese tópico de samplear breaks o James Brown y se acercó al género de una manera desprejuiciada a la hora de samplear. Y hay un productor de ahora que no recuerdo el nombre que me encanta.
Ryan: Mickey The Magician
James: No, ese no. The Alchemyst es el que quería decir.
Vamos, que estais a favor de la música de baile con buenos ganchos melódicos.
James: Sí, sobre todo cuando componemos todos juntos, y no me tira mucho lo introvertido de la música, me gustan los Smiths pero prefiero otras cosas.
Últimamente se habla de la salud mental de los músicos. ¿Qué es estar de gira fuera de cierta idea de glamour que se tiene sobre ello?
James: Muchos tiempos muertos en los que siempre está el alcohol presente.
Ryan: Para mí es como habitar un espacio fuera del tiempo del resto del mundo, es como estar en tu propio submarino amarillo viajando por ahí.
James: Lo del submarino amarillo ya suena a que estamos todo el día drogándonos y borrachos (risas).
Texto: Iván López Navarro
Yard Act actúan el 9 de abril en Sala Mon (Madrid) y el 11 en La (2) de Apolo (Barcelona). Gira organizada por Primavera Sound