Encuentros

Johan Asherton, el artista en estado de gracia

Seguir a un artista durante años y contar sus sucesivas entregas por triunfos, por obras maestras incluso en alguna ocasión, es una de las mejores recompensas para el fan de la música. Y tal es el caso cuando hablamos de Johan Asherton. El trovador del país vecino posee no solo una carrera y discografía impecables sino una personalidad igualmente fascinante. Cantautor culto y educado, siempre a caballo entre lo acústico y lo eléctrico, sus canciones conforman uno de los legados más reivindicables del rock europeo de las últimas décadas. Un legado al que acaba de añadir un nuevo capítulo: Matinee Idols vuelve a mostrarle en una forma envidiable; un álbum fresco y estimulante que, sin falsos aspavientos ni alegrías impostadas, destila una contagiosa joie de vivre incluso en sus momentos más melancólicos. Otra joya que engarzar en una corona ya repleta de ellas.

 

Para empezar, cuéntanos un poco cómo fue la grabación del nuevo álbum. Veo que has repetido con muchos músicos con lo que ya habías trabajado anteriormente.

Empecé a grabar Matinee Idols en 2022, en el estudio de mi colaborador Stéphane Dambry. Sólo tenía tres canciones, y de alguna manera ellas dictaron el concepto y la idea general del álbum, así que escribí las otras canciones ya con algo específico en mente, al menos para la mayoría de ellas. Grababa una pista básica muy simple con una caja de ritmos, la guitarra rítmica, la voz como guía y tal vez algunas notas de bajo, y luego dejaba que Stéphane agregara sus muchas capas: órgano, piano, banjo, guitarras y coros, algunos de ellos con su hija Eva. La regla principal era: “pongamos todo en la pista y luego eliminemos lo innecesario”. La mayoría de los intérpretes de Passiontide están en el nuevo álbum, así como invitados como Mohini a la voz, Fabrice Bisson al saxofón, Tony Baker al piano y Mathilde Poinsignon al violonchelo. ¡Todos son grandes personas y grandes músicos! El álbum fue producido de nuevo por Gene Clarkville, quien también tocó algunas hermosas partes de piano.

 

Todo el disco, incluso en sus momentos más relajados, trasmite una sensación de frescura y luminosidad, exhala muy buenas vibraciones. ¿Tienes esa misma sensación al verlo terminado, o la tuviste incluso durante las sesiones?

¡Estoy absolutamente de acuerdo! Desde luego, es un disco mucho más alegre, comparado con The Night Forlorn o The Moon, Soon… Está mucho más cerca de Precious o Diamonds. Bueno, digamos que fui visitado por el fantasma de la depresión durante mucho tiempo en mi juventud, y supongo que estuve escribiendo canciones en consecuencia. Luego, las cosas cambiaron y tal vez surgieron sentimientos más ligeros y canciones más ligeras. Grabar Matinee Idols fue muy divertido, aunque algunas de las canciones en él, como «Paramour» o «Navire Night», no lo sean tanto.

 

En la primera canción del álbum pareces hablar de ti mismo, siendo tú ese enfant terrible que echa la vista atrás y sigue considerando el rock’n’roll como una filosofía de vida. ¿Estoy en lo cierto?

Totalmente. Getting to the wrong side of sixty / Won’t make a better man out of me…me estoy burlando de la idea de volverte más sabio a medida que envejeces. El rock’n’roll para mí es libertad a todos los niveles, expresión, creatividad, sentido de la diversión… ¡y todos los puntos intermedios! Nunca me ha atraído la autodestrucción; después de todo, la vida misma hace un gran trabajo para destruirte de todos modos. Pero los lados buenos también están ahí, y tenemos que aprovecharlos al máximo.

 

Desde la misma portada y el título del disco, hasta canciones como «Tinseltown», pareces haberte inspirado en parte en la edad de oro del cine americano. ¿Eres un fan del cine clásico? ¿Qué géneros y películas citarías como favoritos?

El mundo del cine está en el centro del álbum, pero sin que sea un concepto, sino más bien un homenaje a una determinada época dorada. La canción clave es «Tinseltown», que escribí después de leer los libros de Kenneth Anger sobre el lado oscuro de toda la industria. El diseño gráfico fue realizado por una maravillosa artista y amiga italiana, Angela DeCristofaro. Muestra a Elizabeth Taylor y Montgomery Clift en una escena de la película clásica de George Stevens A Place In The Sun. Ciertamente no soy un especialista, pero me encantan todos los clásicos del cine negro franceses y americanos, y también adoro la comedia, el thriller, el drama, los musicales… ¡Son demasiados para mencionarlos!

 

Hablando de películas ¿«Navire Night» está inspirada en el film homónimo de Marguerite Duras? Aparte del título, algunos versos parecen encajar en aquella historia.

¡Así es! Duras dirigió ella misma una película a partir de su obra de teatro, del mismo título. No es una película fácil, trata sobre anhelos, amores, deseos, miedos, incomprensiones entre personas, como suele ocurrir en la vida. Pero siempre hay también esperanza. Curiosamente, no tiene nada que ver con A Place In The Sun, aun existiendo ese elemento compartido de comunicación en forma de un viejo teléfono, como se muestra en la portada del álbum.

 

Una de las canciones más ligeras y divertidas es «No Doubt About It», que recuerda un poco a algunos momentos de Kevin Ayers o los Kinks. ¿Ese enfoque de music hall lo tenías claro desde el principio o surgió mientras lo escribías?

¡Tienes toda la razón! Algunas pequeña viñetas de Kevin Ayers como «Hat Song» o «See You later» siempre me divirtieron muchísimo, así que pensé en intentar hacer algo como eso. No estuvo claro desde el principio, pero a medida que avanzábamos grabando, pensé que este álbum podría tener un par de rarezas, como «Small Talk», que tiene un aire latino. ¿Conoces la película Muerte en el Nilo (¿o es Muerte Bajo el Sol?), sobre una novela de Agatha Christie, con Peter Ustinov? En un momento dado, lo ves bailando un tango con una señorita en el lobby del Gran Hotel, y es simplemente maravilloso. En mi canción, una pareja intenta hablar seriamente sobre su relación fallida, durante una cena en un restaurante elegante y terminan completamente borrachos.

 

En el CD has incluido dos versiones. La de Dylan no me ha sorprendido, pero la de Roxy Music sí. No tanto por la banda sino por la canción elegida, de ese Avalon que no es muy apreciado (no es mi caso) por los fans de los primeros discos de la banda. ¿Cómo llegaste a elegir «Take a Chance With Me» para versionarla?

Sí, siempre me gustó mucho Roxy, y Bryan Ferry es un gran artista, versátil y elegante. «Take A Chance With Me» siempre ha sido una de mis favoritas, con una letra sencilla pero sensible y una hermosa melodía. Pensé que tal vez podría hacer algo con eso.

 

Ya que estamos en el tema, cualquiera que conozca tu música sabe que el glam rock no te es ajeno en absoluto. Aparte de Bolan, ¿qué otros artistas de esa época dirías que te han influido más a lo largo de tu carrera?

Principalmente Bob Dylan, Leonard Cohen y Lou Reed. Esos tres influyeron en casi cualquier otro artista que los siguiera. Si a esto le añadimos las bandas sonoras de Ennio Morricone, Elvis, Ricky Nelson… Un montón de canciones antiguas de Tamla Motown, grupos de chicas… Al principio me interesaba principalmente tocar la guitarra en una banda de rock, y empecé a cantar porque no podíamos encontrar un cantante. Era a principios de los 70. A partir de ahí intenté desarrollarme como compositor. Recuerdo que me fascinó el primer álbum de Lou Reed, el Sticky Fingers de los Stones, todo lo de Marc Bolan, la época glam de Bowie. Luego retrocedí un poco y me metí profundamente en Nick Drake y toda la escena folk británica, luego Dylan y todo el movimiento de compositores estadounidenses, todos los chicos tejanos, Townes Van Zandt, Guy Clark. Y más tarde gente como Cohen, Kevin Ayers, John Cale y su sentimiento mucho más europeo. Siempre estuve interesado en la música acústica y eléctrica. Supongo que lo que hago está influenciado por todo esto a partes iguales.

 

Aunque tu música siempre se ha basado en la tradición del cantautor anglosajón, de vez en cuando te has movido hacia otras aguas. Desde el power pop de los Froggies, al blues rock de Liquid Gang o ese precioso homenaje al country clásico que fue High Lonesomes. ¿Crees que en un futuro volverás a grabar algún disco de esos u otros géneros?

Ya habrás notado, a estas alturas, que estoy muy metido en diferentes estilos. Es principalmente una cuestión de curiosidad y una manera de encontrarme y sentirme «como en casa». Creo que ya he cubierto todo lo que pude intentar comprender. No estoy muy seguro de qué hacer a continuación. Me encantaría trabajar con otros músicos, pero más como una especie de entrenador, no realmente como profesor. Quizás también escriba algo para una película o un documental, si se presenta la oportunidad.

 

Hablando de salir de la zona de confort, hace dos años sorprendiste a tus fans con Machines Médiévales, un disco de música electrónica. ¿Qué nos puedes contar al respecto?

Siempre me interesó la música electrónica, muchas bandas y artistas alemanes fueron muy populares aquí durante los años setenta. ¡Escuchar a Mott The Hoople o The Faces, The New York Dolls y Can o Ash Ra Tempel no fue ningún problema para mí! De todos modos, trabajé con sintetizadores a finales de los 70 y principios de los 80 y grabé cintas de música electrónica instrumental, como bandas sonoras para varios proyectos de vídeo. Las imágenes nunca se completaron y las cintas se almacenaron durante muchos años, hasta que tuve la oportunidad de publicarlas como Machines Médiévales. No hace falta decirte que el álbum no fue exactamente un éxito…

 

Siempre me ha encantado tu voz, ese tono profundo, limpio pero suave al mismo tiempo. Pero en tus últimos trabajos pareces cantar mejor que nunca. ¿Sientes que con la edad tu voz va mejorando? Como oyente, es mi percepción…

¿De verdad? Bueno, muchas gracias, ¡es un gran cumplido! A decir verdad, todas las voces principales que escuchas en el álbum son voces guía, primeras tomas, no las rehíce excepto quizás algunos fragmentos aquí y allá. A veces cantaba temprano por la mañana o tarde por la noche y mi voz, por supuesto, no suena igual. Sabes, creo que eventualmente llegas a un punto en tu vida en el que haces exactamente lo que sientes que tienes que hacer, sin pensar demasiado, sin intentar parecer genial. De hecho, no lo intentas, simplemente lo haces, si sabes a qué me refiero.

 

Y ya para terminar, me gustaría que recomendaras tres de tus discos a alguien que no conozca tu música, explicándole brevemente por qué.

Mmhh… ¡esta no es fácil! God’s Clown (1988) siempre ha sido muy especial para mí, por varios motivos. Es el álbum de un hombre joven, mi primer álbum en solitario, muy romántico e ingenuo. Al parecer, todavía es considerado por algunos como un álbum de cierta importancia. Amber Songs (2005), aunque un poco torpe en algunos lugares, también es realmente especial. Entonces tenía cuarenta y tantos. Y estoy muy orgulloso de Passiontide (2020). Es un álbum para adultos, con cierta seriedad. ¡Y Matinee Idols también es un álbum adulto, con corazón de adolescente!

 

Eloy Pérez

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