Encuentros

Camellos, mala leche necesaria e irrenunciable en el BEE WEEK (Madrid)

 

 

 

El cuarteto afincado en Madrid publicaban su tercer disco, Manual de estilo (Limbo Starr, 2022), en el que encontraban la esencia de su sonido. Con sus dos trabajos anteriores, Calle para siempre y Embajadores, consiguieron su propio espacio dentro del panorama del nuevo punk-rock español. Camellos regresan ahora con un tercer largo que lleva por bandera un cambio sonoro en el que se sienten más cómodos que nunca. Nos lo cuenta Fernando Naval, uno de los cantantes y guitarristas de la banda. Con la vista ya puesta en un nuevo trabajo, estarán en el BEE WEEK el 15 de marzo en Teatro Barceló, en un concierto que promete ser un reencuentro con sus fans y un repaso a esos temas tan directos que les conectan.

El título de este tercer trabajo anticipa que habéis alcanzado vuestro mejor sonido. ¿Cuáles son los ingredientes?

Un disco más rockero, más denso y con un sonido más trabajado. ¿Podríamos decir más maduro y ser un estereotipo? No lo creo. Tiene la misma mala leche, completamente necesaria y a la que no podemos renunciar, pero al final no somos de piedra y tenemos sentimientos.

 Habéis grabado este LP en La Mina con Raúl Pérez, ¿cómo ha afectado su producción a las canciones?

Es nuestra primera vez con Raúl y ha sido la mejor decisión posible. Desplegó una política de no-intervención y de dejarnos ser nosotros mismos que nos pilló por sorpresa y nos llevó al disco que más suena a nosotros (o como nosotros queríamos) de todos.

 Grabasteis Embajadores en dos días, ¿cómo han sido las sesiones de grabación de este tercer largo en comparación?

Hemos tenido más tiempo para hacer arreglos, regrabar y experimentar. Gracias a Limbo Starr este disco ha sido una experiencia completamente diferente. Esa es la gracia: se aprecia perfectamente en el disco, sin que por ello se haya perdido nuestra personalidad. Puedes añadir saxofones, pianos, teclados y congas, pero mientras sigas siendo tú mismo y no pretendas ser otro, seguirá teniendo sentido.

 En “Cambios de humor” hay una colaboración de Josele Santiago. ¿Cómo ha sido trabajar con él?

Lo hemos sentido como si hubiera estado planeado desde hace tiempo, pero la realidad es que fue casi como una conversación espontánea. Pasaron un par de semanas desde que contactamos con Josele hasta que grabamos, y en un par de horas ya estaba todo listo. Josele es un musicazo que aceptaba y hacía sugerencias con una familiaridad y una humildad flipantes.

Se os compara con bandas que van desde Biznaga o Carolina Durante hasta Siniestro Total o Ilegales. ¿Qué referentes tenéis?

Cada uno tenemos nuestros propios referentes, somos bastante melómanos. Podría nombrar grupos de rap, pop y electrónica para hacerme el ecléctico. En nuestra música nos inspiran bandas británicas como The Clash, The Jam o Blur. Para este disco nos hemos fijado también en gente rockera pero glam, como T-Rex, o con percusiones para bailar como Parquet Courts. Referentes a los que seguramente nos parecemos más que a la música que escuchamos individualmente.

 En este disco ha habido un cambio sonoro. ¿Lo habéis buscado activamente? ¿Cómo creéis que lo va a recibir la gente?

A base de tocar y rumiar las canciones de nuestros anteriores discos nos ha salido una evolución natural, más que un cambio de sonido. Teníamos claro que íbamos a sonar diferente, lo hemos hecho cada vez que hemos entrado al estudio. Para escuchar otra vez Calle para siempre o Embajadores ya están esos discos. No queremos repetir nuestros temas, sino buscar nuevas formas de decir lo que necesitamos transmitir en cada momento. Manual de Estilo nace de una grabación en la que hemos podido hacer lo que hemos querido, más larga, más ambiciosa y más nosotros que nunca. Confiamos al 100% en lo que hemos hecho, adivinar cómo le va a encajar a la gente es para flipados.

Vuestras letras están llenas de bromas y referencias, con unos versos caóticos pero eficaces. ¿Cómo se escriben las letras de Camellos?

Las letras de Camellos se escriben sentados en el local y mirándonos a las caras, buscando lo que queremos decir y cómo decirlo mientras nos dejamos llevar, en conversaciones que se mezclan con otras cosas que jamás llegarán a ser letras. Le damos muchas vueltas. Muchas de las referencias dejarían con el culo torcido a más de uno que se piense que las letras se escriben fumando porros o borrachos. Sentimos decepcionarles: las letras están más que pensadas.

 Retratáis los problemas del día a día de personajes muy variopintos. ¿Cómo están esos protagonistas en este tercer disco?

Nuestros protagonistas ahora están cansados de la melancolía repetitiva en las creaciones de la pandemia y en la cantidad de razones que hay para estar cabreado mientras la gente finge que todo va de puta madre. Un poco como en la portada: una seriedad enfadada y perpleja en medio de una fiesta. No sé si realmente ha cambiado su forma de ver las cosas o simplemente son más conscientes de lo que ha estado ocurriendo todo este tiempo.

Texto: Lola López

 

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