Hace un poco menos de un par de semanas del show de Barcelona, el dúo alemán publicaba un video en su cuenta de Instagram, conforme habían recibido y preparado todo el material necesario, empaquetaban todos sus trastos, y se disponían a conducir su furgoneta rotulada con el logo de la banda, durante un buen puñado de horas cruzando el país vecino, para arrancar la gira por nuestros clubes.
Esté concepto de “hazlo tú mismo”, queda demostrado sobre el escenario, aplicando esfuerzo y pasión a partes iguales, tanto por ellos dos como por su técnico de sonido, siendo estos conceptos captados por los asistentes a sus shows, y generando una energía recíproca.
Partiremos del formato del Setlist en el que se reflejaban los temas que sonarían, éste era un trozo de cartón (de un embalaje de pizza o de una caja que se habían encontrado en el contenedor) con los títulos escritos en su mínima expresión, es decir abreviados, aplicando el concepto de optimización de recursos para desarrollar su propuesta en escena.
Arrancaron de forma pseudo pausada, pero con un objetivo claro, el de poco a poco meter a todos en su show, a las primeras de cambio ofrecieron “Masquerade”, un tema nuevo (sonaría alguno más con piano tétrico incluido) arropado con un sampler y riff cargado de garra, entro a la perfección, dando paso a una de las primeras exposiciones de sus influencias, “I Feel You” de Depeche Mode, efectiva y áspera, demostrando que ese tema en formato dúo suena aún más blues.
Entre acústicas electrificadas, percusiones imposibles tocadas de todas las formas posibles (manos, baquetas, mazas, etc…), profundidad pantanosa, efectos, mucho sudor y un piano infernal, fueron desgranando pequeños hits como “Howling Wolf” o “The Rabbit And The Wolf”, coreando temas con la audiencia, y acudiendo de nuevo a sus influencias con “State Trooper” del Springsteen de Nebraska, la retorcieron aplicando su personalidad propia.
También habría que destacar la faceta de buena conexión a la hora de exponer historias entre temas, ya sean de vistas anteriores, de Skaters y Choppers, del amor por California, o de como tenían que volver a conducir un buen puñado de kilómetros para volver a casa. Esperemos que esos conceptos, no solo los musicales, si no los culturales o de las tendencias que exhibe la banda, les ayuden a que sigan creciendo, y podamos seguir disfrutándolos.
Texto: Oscar Fernández Sánchez
Fotos: Marina Tomás Roch
