“Conectamos con oyentes dispares, desde el tipo que tiene una radio piratilla en Asturias y nos llama porque le flipamos a los chavales que vinieron a hacer el loco al concierto que dimos el otro día en Vic. Nos gusta estar en ese punto y que solo hayamos editado nuestro debut; vamos a tientas, sí, pero dejarse llevar también es positivo, nos mantiene con ganas de seguir avanzando.” Han pasado 14 años desde que Yago Alcover, cantante de Mujeres, me respondiera en estos términos cuando en la primera entrevista que les hicimos en Ruta 66 le pregunté por cómo esperaba que la gente recibiera su homónimo primer elepé, editado pocas semanas antes. Parece que fue ayer, pero no.
Cinco discos e incontables conciertos después, con cambios de sellos y de miembros, giras extenuantes y otras abortadas, colaboraciones con bandas hermanas y quizá el mejor merch que una banda de nuestro país pueda confeccionar, Mujeres volvió a casa y se plantó ante 1.200 de sus fans para celebrar ese sentimiento importante gracias al que siguen conectando con oyentes dispares –también generacionalmente– y esa resiliencia suya que ejemplifica que con constancia, humildad y honestidad, se puede rockear (de verdad) y triunfar (de corazón).
“Si nos vemos en los bares / que dure cien mil días”, canta Alcover en «Las victorias y derrotas», vibrante pistoletazo de salida –como en su más reciente y ambicioso trabajo, Desde Flores y Entrañas– para un concierto que solo puede describirse como un auténtico festín para aquellos que corearon sus veintitrés canciones con la sudada emoción con que se viven los grupos que de verdad (te) importan. No deja de fascinarme, debo decir, que el trío barcelonés que ayudó a revitalizar la escena local con su irrupción garajera a finales de la década de los 2000, haya dado la espalda al cancionero en inglés de aquellos vibrantes, iniciáticos años. A veces sueño con un concierto maratoniano en el que puedan conjugarse ambas Mujeres, quizá invitando a subir al escenario a su primer guitarrista Martí Guillén, presente en Razzmatazz esa noche, por cierto. ¿Quizá por el veinte aniversario, en 2027, se contempla esa opción?
Pero aquí y ahora, Yago, Pol (Rodellar) y Arnau (Sanz) no necesitan responder a los anhelos nostálgicos de este cronista ni para llenar las salas que visitan ni para armar una concatenación de hits de rock y abrazos tan efusiva como la desplegada en esa velada barcelonesa para el recuerdo: «Vete con él», «Dije fácil», «Si piensas en mí» –una de mis canciones favoritas de 2023, si me preguntan–, «Tú y yo», «Un sentimiento importante» –ídem de 2017, claro–, «No puedo más», «Aquellos ojos» –¿la joyita sixties que marcó el camino hace diez años?–, «Romance romántico», «Horizontal en llamas»…
… Con la emoción y los sentidos por las nubes, conscientes de estar viviendo una de las grandes noches de su ya larga trayectoria, Mujeres no olvidaron que este viaje lo han hecho con –y también gracias a– compañeros de ruta pasados y presentes. Por eso invitaron a las Rombo –teloneras esa noche junto a los Blenders; disculpas a ambos porque me fue imposible llegar a tiempo– para cantar con ellos la vaporosamente jovial «Al final abrazos» y por eso volvieron a homenajear a sus queridos Kokoschca cerrando el concierto con su «No volveré». Yago, Pol, Arnau: torneu aviat, si us plau!
Texto: Roger Estrada
Fotos: Fernando Ramírez