Encuentros

Mar Pujol, calidez sensorial

La cantautora del Lluçanès Mar Pujol ha publicado su primer y delicioso disco de debut Cançons de rebost, tras su EP Trepa. Este nuevo álbum es un trabajo delicado y sentido que ha producido ella misma junto a Jordi Matas. Canciones etéreas y a la vez de la tierra. Canciones que conectan. En esta entrevista hablamos con ella del disco y de su proceso creativo.

¿Por qué Cançons de rebost como título para tu álbum debut?

Porque literalmente son canciones hechas delante de mi alacena. Cuentan todo aquello que pasa cuando no pasa nada. En una alacena no pasa absolutamente nada, pero, a la vez, en su oscuridad la vida sucede y se mantiene.

No hay canción que no hable, en algún momento, de comida. En ellas trato de transmitir el gesto pequeño y cotidiano en el mismo estante que el grande y trascendental.

También hay un motivo de este título muy “freaky” y es que todas las canciones están escritas con la afinación de la guitarra en Re mayor. Por tanto, canciones de Re-bost.

 ¿Cómo fue el proceso de grabación del disco?

Maravilloso. Al principio grabamos guitarra y voz por separado, incluso con claqueta. En seguida vimos que allí no sucedía la magia y, mientras ensayaba la canción en un rincón del comedor de Jordi, él me acercó un solo micro para voz y guitarra y empezamos a grabar, sin claqueta.

Recuerdo perfectamente escuchar esa toma y decir: “vale, sí, sí, sí, es esto”. A partir de ese punto grabamos todas las canciones así, pero en diferentes lugares de su casa, como por ejemplo en la escalera, aprovechando su reverberación (como pasa en «Ploranera» o «L’hora justa»).

Estoy orgullosa de haberlo grabado como nos ha dado la gana. Seguramente muchos técnicos hubieran dicho: “¡No! En la escalera habrá rebotes y blabla”. O hubieran pensado que grabar con un solo micro sería demasiado arriesgado. Pero a mí me gusta fiarme de lo que mi oreja escucha y mi corazón siente. Y también de la intuición de Jordi.

Tu primer trabajo fue el EP Trepa, ¿ves mucha diferencia entre este y el nuevo disco? ¿Ha habido una evolución o es una continuación de tu estilo?

Sí. Sobre todo, en el cómo suena y en lo que se acerca a mi directo. Trepa está grabado con mucho amor y también con mucha ingenuidad. En este nuevo trabajo voy como una flecha a buscar mi sonido. El primero está grabado con claqueta, hecho que desdibuja mi tempo natural. También se grabó en pistas diferentes voz y guitarra y casi nunca utilizamos tomas enteras.

Por eso pienso que Cançons de rebost se acerca más a las notas de voz de mi móvil, cuando me grabo en la habitación (pero con muchísima más calidad) y a mi directo. También se aprecia más calidez.

Es una continuación de mi estilo, pero con un sonido más cercano al real. También he compuesto todas las canciones como hice con la última de Trepa, «Ram d’esbarzers»: con la afinación de guitarra en Re Mayor.

También se podría decir que me he ido de las raíces, las ramas y los frutos (Trepa) a su conserva y su degustación (Cançons de Rebost)

«Per cada u» es el primer single, ¿por qué escogiste esta canción como carta de presentación?

Porque es la única que me imaginaba con un videoclip. Y tenía claro que lo que quería sacar iría acompañado de un audiovisual. Además, deja entender de una forma muy clara que la cotidianidad y lo trascendental forman parte del mismo plano, mensaje que es central en el disco.

¿Cuándo empezaste a tocar la guitarra y por qué te atrajo este instrumento?

No me acuerdo muy bien, pero diría que con 10 años. Empecé tocando el violín, pero no me gustaba porque yo quería cantar con el instrumento y éste no me lo permitía. Como la guitarra era el instrumento perfecto para cantar encima y, además la tocaba mi padre, decidí aprender a tocarla en la escuela de música de mi pueblo.

Cançons de rebost lo has producido tú misma junto a Jordi Matas. ¿Cómo ha sido la experiencia y qué aporta Jordi Matas a la ecuación?

Jordi aporta la misma cantidad de cariño que de elegancia. Considero que tiene muy buena oreja y la capacidad para encontrar cuál es tu “rollo”, tu sonido. Lo primero que le pedí fue encontrar un sonido que representara lo que yo era. Y así lo hizo.

Para mí ha significado poder comunicar mi música tal cual es y muy en consonancia con mi personalidad, además de aportar ideas guitarrísticas, armónicas y melódicas brutales.

También me ha ayudado a entender que la música es música y que no hay una sola manera de grabarla. En realidad, el proceso de grabación fue bastante punky. Significó deshacerme de muchas creencias acerca de este proceso y de inventar nuevas maneras de hacer, como grabar en la escalera.

¿Cómo nace una canción de Mar Pujol? ¿Primero letra o música?

Música casi siempre. Nacen unos acordes que me atrapan y luego una frase. Esa frase principal se bifurca en muchas otras y esas otras pasan por el mismo proceso. Es como un río que acaba adquiriendo el control sobre la música, llevándola a diferentes caudales y destinos.

¿Qué es lo que te inspira a la hora de componer?

La naturaleza me inspira mucho. He crecido a su lado y siempre me refiero a ella como lugar de sanación y salvación. Templo de belleza donde beber agua fresca. También el amor, en sus distintas formas: los vínculos romántico-afectivos -por supuesto-; las amistades; el amor de madre, padre o abuela; el amor por el aprendizaje, por la poesía…

Me inspiran los movimientos intelectuales feministas y anarquistas. Me acercan a pensar un mundo más habitable y deseoso.  También la música de artistas referentes para mí como Magalí Datzira, Kris Tena, Pol Batlle, Rita Payés, Anna Andreu, Xarim Aresté, Amaia Miranda, Ernest Crusats y muchos nombres más que son pura vitamina para mis creaciones musicales.

A través de estos referentes yo entiendo la vida. Es a través de su forma de entender el mundo que voy nutriendo mi conocimiento y espíritu. Y es con estas herramientas que puedo componer.

Todas las canciones del disco están compuestas por ti misma, excepto “Flor de Nit” que creo que es un poema de Joan Josep Camacho Grau. ¿Por qué esta letra en concreto?

Porque es una letra irreverente y tierna. Está hecha de monosílabos y esto le da un juego rítmico inmediato. Es una declaración de amor incondicional: del querer a pesar de todo. Me encanta esta idea de querer y esta idea de comunicar directo: como si fuera un chasqueo de dedos; sin andarse con rodeos.

 

Texto: Anabel Vélez

Fotos: Laura Sisteró

 

 

 

 

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