Desde su inclusión a última hora en el cartel del Azkena Rock Festival en 2012, The Amazing se convirtieron para mí en uno de esos pequeños placeres que uno atesora no como secretos, pero sí como particularmente íntimos. Buscando información en su momento, de entre aquella entente de distintos músicos de la escena sueca, aparecieron una serie de nombres y referencias de contrastada fiabilidad (Dungen, Morte Macabre, Landberk, Granada…) que presagiaban algo, cuanto menos, interesante. Su actuación a media tarde, pese a no ser el horario más propicio (su set a pleno sol tuvo algo de extemporáneo) me dejaría un muy buen sabor de boca, y el magnífico disco que habían editado el año anterior, Gentle Stream, otro tanto.
Tres álbumes más seguirían a aquel: Picture You (2015), Ambulance (2016) e In Transit (2018), hasta llegar a este reciente Piggies; y por el camino poca, muy poca cosa ha cambiado. Por no decir ninguna. Ahí siguen las etéreas melodías, los ensoñadores arpegios y esa constante sensación de placentera languidez, tan característica en la voz de Christoffer Gunrup.
Las guitarras de éste y Reine Fiske, así como los teclados de Fredrik Swahn, siguen transportándote a esos paisajes donde la psicodelia adopta sus formas más suaves, entrelazándose con el folk rock marca escandinava o incluso, puntualmente, con el soft rock americano de los setenta. Y aunque suban mínimamente las constantes vitales (sin alharacas, esto va de tranquis) en temas como «Antichrist» o «I Think I Found a Way», o se dejen llevar en medidas progresiones ochenteras en la final «Through the Cracks» (tal cual unos The War on Drugs aplicándose un férreo autocontrol), el tono general no dista en absoluto del que siempre transmiten; el de pasear, en primavera y a medida que cae el sol, por uno de esos bosques nórdicos en los que el tiempo parece mantenerse detenido. En esta ocasión, no obstante, puede que con un punto más luminoso que en anteriores trabajos, más ligero en conjunto; sin que ello suponga mácula alguna, por supuesto.
Eloy Pérez
