Encuentros

Viva Belgrado, «mantenemos un pie en el pasado y otro en el futuro»

 

Foto: Pablo Alzaga

Partiendo de unas coordenadas emocore y screamo, el combo cordobés ha ido puliendo su sonido, derivándolo hacia una suerte de rock recitado, experimental, desafiante y con sello propio. Este viernes 2/2 lo presentan en la sala Paqui dentro de Inverfest.

¿Madurez? Quizás. O puede que, simplemente, una forma de desafiarse, buscando en el exterior, pero también en el interior de uno mismo. Para que las entrañas dicten. Cándido Gálvez, líder de Viva Belgrado, nos atiende amablemente, videollamada mediante, con ganas de explicarse. Sabe que «Cancionero De Los Cielos», el nuevo disco de los Viva, editado bajo su propio sello, Fueled By Salmorejo, promete y mucho. Merece la pena profundizar en lo mucho que ofrece su trabajo más completo y evolutivo hasta la fecha. Su mejor disco.

¿Dirías que «Cancionero de los Cielos» es vuestro disco más rupturista y ambicioso?

Ambicioso, diría que sí. En el sentido de que hemos apostado más recursos, tanto económicos como de tiempo. Es nuestro disco más largo y en el que tocamos más palos. Rupturista no sabría decirte, porque siempre jugamos a mantener un pie en el pasado y otro en el futuro. Con Bellavista, el disco anterior,  jugábamos a hacer un poco eso, aunque quizás éramos una banda de post-hardcore abriéndonos un poco, con influencias más pop, indudablemente. Pero quizás este disco es más un disco de rock alternativo, sin complejos. Hay canciones más folk, otras más shoegaze, elementos electrónicos… Incluso, «Un Tragaluz», creo que es una canción simplemente pop.

Foto: Ana Suanes

Mucho más allá del post-hardcore, como decías, escuchando el disco, hay momentos en los que pensaba para mí mismo que parecen canciones en algún lugar entre Standstill, el dream pop y Sen Senra, por loco que parezca…

 Totalmente. Nos ocurre a todos los músicos, que según te haces mayor incorporas más influencias y te apetece más usarlas y jugar. A mí me cuesta mucho disimular las cosas que me gustan (risas). Si algo me flipa, como por ejemplo el último disco de Natalia Lafourcade, que me tuvo súper obsesionado, se nota. Durante la composición teníamos varios intentos de canciones pop. Así que sí, hay muchas influencias muy diferentes.

 Es muy característica vuestra esa dicción casi hablada, no tan lejana al hip-hop. Otro elemento que hace aún más de autor vuestra música…

 Nosotros teníamos unos referentes muy claros, como por ejemplo La Dispute y alguna otra banda de post-hardcore francesa. Pero mucha gente que quizás no esté familiarizada con estos referentes, quizás demasiado underground, entienda eso como algo más cercano al hip-hop. En principio no era nuestra intención, pero es verdad que hay mucho en común. Los temas más tranquilos son bastante equiparables, aunque nosotros no jugamos tanto a las rimas, por ejemplo.

 En general, los textos son ambiciosos. Con mucho que decir, pero concisos, sin perderse en el cripticismo. ¿Los trabajas mucho?

 Sí, siempre digo que me flipa la música y le presto mucha atención a la parte instrumental, pero lo que a mí siempre me ha enganchado más de las canciones es la parte lírica. Con el tiempo he intentado prestarle más atención a ese aspecto.

Se nota. De hecho, en los textos ve cierto desahogo respecto a aspectos amargos de la vida, pero con una voluntad poética y refinada.

Venimos muy del rollo emo, que tiene esa parte punk, pero también otra más poética y romántica. Además, a mí me gusta mucho la literatura e intento mostrar esa faceta en las canciones. También es cierto que en los últimos discos he intentado hacer letras más sencillas y directas. Menos crípticas, pero que sigan teniendo un trasfondo; cierta profundidad.

También detecto bastante desengaño para con la industria musical…

Sí, definitivamente. Era el tema central de Bellavista, pero lo hemos seguido tratando un poco en este disco. Nunca hemos visto el grupo como una mera diversión. Siempre hemos tenido cierta inclinación política. Por el tipo de sitios en los que hemos tocado, el tipo de bandas que nos gustaban… Por ello, hay cierta perspectiva crítica con la industria.  Por ejemplo, los festivales y los lugares más mainstream, a veces son un poco extraños para nosotros.

 Hay canciones con un tratamiento y un acabado muy de estudio. Destaca también el uso de sintes, con predominio de los pads de teclado. ¿La idea es ser fieles a esta idea en directo, o separar estudio y directo como dos versiones distintas de la banda?

 Va a ser la primera vez que llevemos un sinte y un sampler 404 en directo, para lanzar cositas. Vamos a intentar respetar, en la medida de los posible, la producción de estudio y llevarla al directo. Algunos coros o guitarras dobladas se perderán, pero de momento, con lo que hemos probado en el local, estoy súper contento.

 Texto: Daniel González

 

 

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