Encuentros

The Seasongs, la principal culpa de que sigamos todavía aquí es de la música, que nos hace muy felices

 

Las ceremoniosas y nostálgicas luces que sobresalen de las melodías encontradas en «Doce Lunas» (Lucinda Records, 2023) son la prueba fehaciente de que The Seasongs se saltan el eje con una elegancia supina que les convierte en una deliciosa rara avis dentro de nuestra escena.

En ocasiones remiten al indie de los 90s, en otras nos proponen el silogismo más setentero y lisérgico que se les ocurre; pero de lo que no hay duda es de que salir airoso de una apuesta de este calado en estos tiempos que corren solo puede salirle bien a una banda con reconocida solera como la que capitanean desde hace más de veinte años Carlos L. Vigara y Óscar Granero.

¿Por qué «Doce Lunas»?

Óscar: En cierto modo tiene que ver con el universo propio que hemos construido a lo largo de estos más de 20 años que llevamos juntos. Con esas «Doce Lunas» sin duda hacemos referencia a las doce canciones del disco, que no dejan de ser satélites de nuestro propio planeta, nuestro microcosmos personal.

Los cuales “orbitan” sobre nosotros después de que en 2019 entregarais «Destellos». ¿Os han marcado mucho los eventos sucedidos desde entonces?

Óscar: Está claro que hay un mundo antes y después de la pandemia. Como músicos, somos permeables a lo que nos rodea y al final el proceso de creación de una canción es como una poción mágica con ingredientes de todo tipo, exteriores e interiores. Desde luego, hay canciones que sí se han visto influidas por aquella atmósfera opresiva, además de otras razones de tipo personal, como «Dónde Se Fue La Luz», tal y como ese anti-mantra obsesivo revela (“hoy claramente estoy en el infierno”, que puede sonar un poco duro). Hacer música va de ser honesto con uno mismo y de componer sin disfraces.

Me consta que hay nueve temas firmados por Óscar y tres por Carlos. ¿Os soléis inspirar de formas similares a la hora de escribir?

Óscar: A decir verdad no solemos hablar sobre las temáticas que nos inspiran. Llevamos las canciones, las tocamos, y si vemos que funcionan, trabajamos sobre ellas. En mi caso, por cada canción que muestro en el local, hay bastantes que he descartado. Me guío por sensaciones, viendo lo que pueda encajar mejor y lo que no. Como cada uno canta las canciones que compone, es fácil distinguir de quién es cada una. Quizás yo soy más oscuro y simbólico, pero no nos ponemos a divagar sobre si esto tiene que ser de esta manera o de aquella.

Carlos: En mi caso, las canciones que presento tienen que pasar por un auto-examen concreto. Soy menos prolífico que Óscar componiendo y me obligo a que esos temas que termino armando deban tener cierta calidad. Ya sabes, pienso que deben estar a la altura de la marca que hemos creado, y eso me hacer ser exigente con el trabajo de composición a la hora de complementar, de la manera más eficiente posible, el excelente repertorio de temas creados por Óscar.

Pero la cosa no se queda entre vosotros, pues para este disco habéis contado con un tercer miembro nuevo, Gabriel Altuve.

Óscar: A Gabriel le conocimos en verano de 2020, en plena pandemia y confinamiento. Tras la salida de nuestro anterior batería, Jaime Bará, nos pusimos a la a tarea de encontrar uno nuevo. Quedamos con él en los locales de El Observatorio, tras responder a un anuncio y diciendo que le había encantado «Destellos», nuestro anterior disco. Sin embargo, no fue hasta finales de aquel 2020 que notamos que la cosa podría funcionar y decidimos apostar por él. Es un muy buen batería y con él hemos reforzado nuestras armonías vocales, sobre todo en directo.

Carlos: Exacto, estamos muy contentos con Gabriel. Ha aportado cierta frescura y trae energía renovada a la banda. Como bajista, estoy muy satisfecho con su trabajo y creo que, junto con las guitarras de Óscar, la sección rítmica es sólida y potente.

Pepe Bermejo en la producción completa el círculo, con quien lleváis trabajando desde vuestro primer disco.

Óscar: Con Pepe nos entendemos a la perfección, le consideramos ya el cuarto Seasong. Y en ocasiones ha llegado a ser incluso el tercero. Estamos en la misma onda, y compartimos muchos gustos e influencias musicales. Además, con él trabajas y te diviertes a partes iguales.

Carlos: Es un verdadero lujo trabajar con él. Tenemos mucha suerte en ese sentido. Como dice Óscar, efectivamente es curioso cómo las bromas y el ambiente de jolgorio se dan sin enturbiar un ápice el trabajo duro, serio y profesional. Efectividad y distensión, ¿qué más se puede pedir?

Imagino que Pepe juega un papel importante en esa labor de ordenar las múltiples referencias e influencias que manejáis.

Óscar: Sí, él se encarga de aunar en cuanto a sonido todas esas influencias variadas que tenemos. Pero hay que decir que, en origen, esa amalgama viene 100% dada por nosotros. Al margen de que nuestra línea musical pueda tirar más hacia un lado que otro, tenemos unos gustos musicales muy variados y nos salen canciones muy diversas cuando componemos. Nos dejamos llevar y hemos logrado que nuestro sonido se forje de manera muy natural.

Si hablamos de otros artistas en vuestro entorno, tenemos que mencionar a Óscar Herrero, responsable de todas las portadas de vuestros discos, y que por supuesto, repite en «Doce Lunas».

Óscar: Óscar Herrero entiende perfectamente nuestro mundo. Compartimos muchos gustos musicales y estamos en la misma vibración. Sus dibujos capturan perfectamente la esencia de lo que queremos transmitir con nuestra música. Es una gran suerte poder seguir contando con él para los diseños de nuestras portadas después de tantos años.

Carlos: En efecto, a Óscar le conocemos desde hace mucho tiempo. De hecho, era mi compañero de clase en el instituto y un gran amigo desde entonces. Y bueno, creo que el hecho de que también sea músico influye a la hora de conectar con él, como apunta Óscar. De hecho, como nota curiosa, mencionar que compartí con él alguna de mis primeras aventuras musicales en dos grupos llamados Vado Permanente y La Banda magnética, hace ya milenios.

Precisamente, y considerando la longeva trayectoria que vuestro grupo arrastra, ¿cómo lleváis la evolución de la visibilidad del tipo de música que hacéis en la actualidad? ¿Sentís que hay determinados movimientos o artistas que han fagocitado a otros géneros con más solera, o no os gusta caer en esos discursos?

Óscar: Llevamos desde el 2003 como The Seasongs, aunque el origen verdadero data del 2000, con un grupo llamado Piso99, y desde entonces hemos presenciado como el espacio para el tipo de música que más nos gusta se ha ido reduciendo gradualmente. Es un hecho, cada vez quedan menos salas, sellos, medios afines, posibilidades… Y según pasa el tiempo, estar en un grupo y mantenerlo con la ilusión y el mimo que requiere se vuelve cada vez más difícil. A fecha de hoy, los engranajes de los Seasongs funcionan y eso es ya un motivo para estar contentos. A pesar de los años, disfrutamos más del momento y de todas las cosas buenas que nos van pasando. Sin embargo, si ves nuestra historia y el panorama musical actual, cuesta creer que podamos seguir en activo. No sé si es osadía, romanticismo o insensatez por nuestra parte, seguramente un poco de todo. Supongo que la principal culpa de que sigamos todavía aquí es de la música, que nos hace muy felices.

 

Texto: Fran González

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