Su último disco en estudio, el quinto de su carrera, llegó en 2022 con Love Songs For Losers, y tras él llega el evidente directo, titulado simplemente Live y que aparecía a finales del pasado 2023. Diecinueve canciones en prácticamente una hora y media que ponen las cartas boca arriba. El trío, apoyado por batería y teclados, muestra su sombrosa capacidad instrumental que arropa a la perfección ese torrente vocal de Williams, casi sobre humano. Son una banda de rock melódico, básicamente, aunque sus canciones tienen algo de blues, algo de soul, algo de country, algo de góspel o incluso hasta de doo-wop (ahí esta «Cost Of Living» cantada por Pipkin). Pueden recordarnos al Springsteen más lacónico o a los U2 de The Joshua Tree, pero también a Nathaniel Rateliff, a His Golden Messenger o a Anderson East. Si les preguntan a ellos, desde el principio se han definido como “música country de Brooklyn”. Para entender qué es eso no hay más que pinchare este excelente artefacto.
Eduardo Izquierdo
