Liderados por Aaron Wilkinson, esta banda de largo nombre tiene su origen en Nueva Orleans, ciudad que dejaron tras el Katrina para trasladarse a San Francisco. Su música, sin embargo, sigue conservando los efluvios que el Mississippi deja en su camino por Louisiana. La receta la conocen de sobras: blues, country, funk, soul y, por supuesto, swamp. Wlikinson no es uno de esos cantantes espectaculares que parece que han nacido para esto, pero sus canciones son tan buenas que me atrevo a decir que no le hace ni falta. El country rock de la inicial «Gone», el funk setentas de «Second Son», la bailable – no se asusten- «Sugar For Sugar», la armónica de «By And By» o el blues tosco de «High River Rag» son suficientes argumentos como para quedar prendado de este disco y escucharlo hasta la saciedad, cosa poco habitual en los tiempos que corren. Son humildes, son honestos, pero nos hacen volver a pregonar donde nos dejen eso de “viva el bayou rock”.
Eduardo Izquierdo