Encuentros

Olaf y los Bidones, hay que seguir jugando

 

En todo encuentro de rugby hay tres tiempos. Los primeros dos duran cuarenta minutos cada uno. El tercero, en cambio, no tiene una duración determinada y es cuando, ya fuera del campo, los jugadores de ambos equipos se encuentran, dejan de lado todas las rivalidades que hayan podido surgir durante el partido y confraternizan mediante la ingesta de incalculables galones cerveza.

Es ese tiempo en el que nacen amistades que duran para siempre y donde se fraguan todos los principios de honor, lealtad y compañerismo que son inherentes a un deporte noble, donde la violencia nunca es gratuita y las sonrisas siempre son francas.

Olaf Pla Gracia vive, de alguna manera, instalado espiritualmente en esa franja que es, también, la que te ganas después del esfuerzo, después de la lucha. Es la recompensa por haber jugado limpio y echando toda la carne en el asador. La trayectoria musical y vital de este legendario rocker leonés afincado en Barcelona desde principios de los años 70 no se entiende sin estas nociones aprendidas en una vida consagrada al deporte intensivo y al R&R honesto.

Hace 36 años, casi por accidente, fundó su banda, Los Bidones, y ahora, con un segundo disco recién publicado, es momento de echar la vista atrás, tomarnos unas cervezas y –cual tercer tiempo– comentar la apasionante jugada.

¿Cómo y en qué circunstancias nacen Los Bidones? Tengo entendido que la cosa se originó en los camerinos de la Sala Bikini en 1987…

 Sí, fue tras un concierto de Dincremea en unas sesiones que montaban en Bikini llamadas Miércoles’n’Roll. Aquela noche acabamos en el camerino y, ahí, Carlos Forteza empezó a hacer ritmos con las baquetas aporreando una estufa catalítica. José Luis Miranda se puso a acompañarle al contrabajo y yo con una guitarra. Aquello sonaba bien y nos hizo gracia… Aquel fue el principio.

Pero tu primera banda no fue ésta, sino un conjunto que integrabas en León, ¿no? Cuéntame la historia de aquel grupo.

Nos llamábamos Los Insolventes y nos juntamos allá por 1981, en mis días de bachillerato…

¡Querrás decir Olaf y los Insolventes!

 Bueno, a ver, es que a mí tampoco me gusta mucho ese protagonismo. Para mí siempre son Los Insolventes o Los Bidones, esos son los nombres originales. Lo de poner delante el “Olaf y” es más bien cosa de los demás músicos y de los amigos. Si dependiera de mí, la verdad es que no lo haría.

De todos modos, con los Insolventes duramos unos cinco años y nos dio tiempo a grabar un sencillo de tres temas en los estudios Cascabel de Kike Cardíaco. De hecho, nuestro concierto de despedida fue una noche divertidísima en la que teloneamos a la banda de Kike, Los Cardíacos, en Ribadesella, Asturias, en compañía de unas gogós despampanantes. ¡Qué risas, tío!

¿Sigues teniendo relación con ellos?

¡Claro! Son muy buenos amigos y nos vemos cuando voy por León.

Volviendo a Los Bidones, el nombre viene de una fiesta privada en un apartamento de lujo de la Plaza Sant Jaume ¡Cuéntame esa anécdota!

 Fue en el súper mega piso de Marta Moix, abogada que era amiga de Moisés Sorolla, la que entonces era su novia, Mónica Mateo, y los hermanos Forteza. Y resulta que Marta celebraba su cumpleaños y quería traer a una banda  tocar y ahí fuimos José Luis al bajo, Carlos a la catalítica, Mónica a la voz y yo al banjo y a la guitarra. Tenías que ver aquello: un living enorme con un piano de cola y nosotros tocando aquel Rocanrol callejero, arcaico, óseo. ¡La verdad es que sonamos bien!

Y ahí nacieron formalmente los Bidones. ¿Cómo surgió el nombre?

La cuestión que nos planteamos era qué le traíamos a Marta para su cumpleaños, aparte de ir a tocar unos temas. Y pensé en llevarle un bidón de cinco litros de cerveza, que para mí tiene que ver con una tradición que es sagrada en el rugby, la del tercer tiempo, cuando tras los dos tiempos que dura el partido, los jugadores de ambos equipos beben cerveza juntos. Ese tercer tiempo no tiene una duración determinada y de ahí siempre sales con quince nuevos amigos. Por eso, para mí llevar un bidón de cerveza tenía un significado muy profundo de amistad, de estrechar lazos.

Pero ojo, aquel no fue el primer bolo oficial de la banda.

¿No? ¿Y cuándo fue?

Un poco más tarde, en concreto el 3 de julio de 1987 en la sala Sidecar. Ahí ya hice el ritual habitual de todos los conciertos de abrir a lo bruto un bidón de cerveza y echar un trago salvaje, antes de compartirlo con el público. Aquella noche recuerdo que Mónica cantó algunas canciones y que un jovencísimo Dani Nel·lo nos acompañó en un par de temas al saxo.

En estos 36 años Los Bidones han tenido, esencialmente, dos formaciones… cuéntame un poco la evolución del proyecto.

La primera formación, con los hermanos Miqui y Carlos Forteza y José Luis Miranda, no duró mucho. Seguimos un tiempo más, pero ya más tarde los hermanos no estaban mucho por la labor de seguir con la banda.  Durante una temporada Los Bidones estuvieron en pausa hasta un día en que vi en directo, en plena plaza de Catalunya, a los Crawfish, donde militaba José Luis junto con Martí Borrás a la guitarra y Kike Méndez a la acústica y voz. ¡Se me abrió el cielo, tío! Fue verles y enseguida proponerles hacer una bidonada. Aceptaron y sumé a Moisés Sorolla a la batería. Y así llevamos más de veinte años y, eso sí, en todo este tiempono habrenos ensayado más de cinco o seis veces, ¿eh?

¡No jodas!

 El R&R sale del alma, del corazón. Mira, te pongo un ejemplo, por motivos personales Martí Borrás no pudo estar en la grabación del último disco, así que para la grabación contamos con otro guitarrista, el excepcional Miguel Talavera. Pues bien, si el álbum lo grabábamos un sábado, quedamos para prepararlo con la banda la tarde noche del día antes. Un viernes, tocando rocanrol juntos. Fue suficiente.

¿Y para los directos cómo os lo montáis?

Tenemos un show muy estudiado a base de tocarlo en directo, para el que ni siquiera vamos con la lista escrita de canciones. Tenemos un repertorio de unos cuarenta temas, seis de los cuales propios y el resto son versiones. La banda es la base y yo voy entrando con diferentes instrumentos: armónica, banjo, washboard, kazoo o didgeridoo… y, por supuesto, no hay concierto en que no abramos un bidón de cerveza.

 

En estos años también os han acompañado un montón de músicos invitados. ¿Puedes citar algunos?

¡Por supuesto! Dani Nel·lo, Carles Ordax, Jorge Rebenaque, Jordi Mena, Ivan Kovačević… ¡Ha sido un placer tocar con todos ellos!

No os habéis prodigado mucho grabando discos, pero recientemente ha visto la luz vuestro nuevo disco, Tercer Tiempo, que celebra vuestros 35 años (¡+1!) con temas propios y versiones.

Menos mal que hemos dado el paso de grabar discos para dejar constancia de nuestro paso por el mundo. Además, es que Los Bidones suenan ahora mejor que nunca. El caso es que este disco nació de un himno que escribí en 1982 para el equipo de Rugby de INEF, donde yo jugaba.

Eso te iba a preguntar. El título es una declaración de principios y sí, uno de los temas es el himno del equipo. Que se hace raro en un disco de R&R, también te lo digo.

 Lo sé. De hecho, aquel himno de 1982 lo volví a grabar en 2016 durante las sesiones del anterior disco. Pero entonces a mí también me pareció extraño meterlo en la tracklist y se quedó fuera. Pasó el tiempo y en un momento dado sí me apeteció la idea de meter el himno en un disco, sí que lo propuse a la banda. Fue la excusa para grabar el álbum.

Aparte, he hecho un CD recopilatorio que he distribuido entre los jugadores del equipo y que incluye el himno con un edit en el que incluyo las palabras de Antonio Sancha, el hombre que en su día me entrenó y que tants lecciones de vida me dio, y un nombre importantísimo para el rugby español.

Por cierto, habéis tirado la casa por la ventana con el artefacto, ¿eh? ¡Doble EP gatefold!

 Me encantaba el formato y así ha salido, doble EP en vinilo con ocho temas y CD con 15. Todo autoeditado, totalmente artesanal y distribuido con nuestros medios. De hecho, el disco se consigue en tiendas y bares de amigos, como el 99 Moto Bar de Barcelona, o a través de la página web de Blaster Booking.

Ya sé que una banda como la vuestra  no es de hacer muchos planes a medio y largo plazo, ¿pero alguna cosa que podáis anticipar? Por ejemplo, no sé, ¿la posibilidad de liaros la manta a la cabeza y grabar un tercer álbum?

De momento vamos a seguir subiéndonos a los escenarios y es que no es que dejemos de jugar porque nos hacemos mayores, sino que nos hacemos mayores porque dejamos de jugar. Así que la consigna está clara: ¡Hay que seguir jugando!

 

Texto: Alberto Valle

Fotos: Montse Cuenca

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