No deja de ser una reconfortante sorpresa que, en tiempos donde la estabilidad supone un bien profundamente anhelado, esta joven estadounidense haya decidido, subyugada por el poder de la música folk, aparcar sus estudios universitarios para dedicarse al siempre escurridizo mundo artístico. Una pasión que se ve recompensada con un exquisito disco debut que debe ser visto como un homenaje a dicho género en su acepción más desnuda y sutil, lo que nos induce a pensar que nombres como los de Emmylou Harris, Joan Báez o Judy Collins hayan sido algunas de sus heroínas predilectas. Dotada de una aniñada voz que le permite principalmente colarse entre las rendijas de las más intimistas y delicadas hechuras, pero también asentarse con empaque como demuestra «Katabatic», sus canciones ejercen de cobijo para un despliegue de todos esos sentimientos que no encuentran respuesta en los libros de texto y que sí la hallan, aunque sea parcialmente, entre acordes y melodías.
KEPA ARBIZU