“Esto es una representación positiva y… ¡Joder, quédate en casa!”. Esa fue la respuesta que un cabreado Jody espetó a cuenta de aquellos que querían entender la gira de The Music of BIG STAR como uno de esos miserables proyectos movidos por la codicia recaudatoria. Y es que, precisamente, ver a Mike Mills acometiendo el bis «September Gurls» con las manos arriba, ser testigos de cómo un enorme Pat Sansone encarna a Chris Bell, arropado por Auer y Stamey, en la escalofriante «You and Your Sister» o comprobar el modo en que la banda se introduce en los recónditos pasajes de «The Preacher» escondidos al fondo de «ST 100/6», dista mucho de lo que uno entiende por un grupo tributo. Más bien se aproxima a avistar una de esos extraños cuerpos celestes que recorren fugazmente el cielo cada muchos años.
La audiencia que acudió en Madrid a la cita propiciada por el 25 aniversario de Houston Party lo hacía apelando a la certidumbre de un repertorio excelso e inmortal que es banda sonora indisociable de nuestras vidas. Conocedores de la azarosa singladura del cuarteto que lideraron Alex Chilton y Chris Bell, nadie de los convocados era ajeno a la excepcionalidad del evento.
Los Sadies subieron a escena como teloneros de excepción (Travis regresó a escena más tarde para aportar su guitarra y voz en «Jesus Christ»), calentando el ambiente con una impoluta dosis de su conglomerado de eléctrico country-folk, estrujando las bonanzas del todavía caliente Colder Streams (2022) en una nueva visita a nuestro país donde el obligado trío (la pérdida de Dallas todavía escuece) confirma la grandeza de sus estratosféricas y cósmicas hechuras.
Tras ellos, esta banda de fans de lujo en torno a Jody Stephens inició un recital orgánico en su ejecución y generoso en su extensión. Nada menos que 26 temas en dos pases que incluyeron un repaso íntegro —casi literal— a #1 Record (ya revisitado por la banda hace justo un año), ⅔ partes de Radio City (cuyo 50 aniversario a la vuelta de la esquina bien podría merecer su propio espectáculo), 4 paradas en Third y otras 3 procedentes del cancionero de Bell en solitario.
Vibrantes y expeditivos en los pasajes más crudos («Feel», «Don’t Lie To Me», «O My Soul»), y minuciosos y preciosistas hasta la piloerección —monumental Sansone— en los más delicados («The Ballad of El Goodo», «I’m In Love With A Girl», «Give Me Another Chance»), no faltaron las canciones más reconocibles de la saga («In The Street», «September Gurls», «I Am The Cosmos») para consumar holgadamente las expectativas del más exigente. Con todo, la audiencia terminó por abandonar los rigores de la admiración para sumarse a coro en una emocionante «Thirteen» en la que Jody nos condujo irremediablemente a la lágrima.
El magnético batería fue protagonista también en las maravillosas «What’s Going Ahn», «Blue Moon» y «Way Out West», y no solo consiguió atravesarnos profundamente con su conmovedora voz, sino que con su sola presencia —ese halo luminoso, esa mirada radiante—, nos hizo partícipes por momentos de una sobrecogedora sensación de felicidad, esa que explica la esencia misma del prodigio Big Star y una música que nos sobrevivirá a todos.
Que fuera o no el concierto del año podrá discutirse. Lo indiscutible es que será uno de los conciertos de nuestras vidas.
Texto: Marce “Becerring” Moreno
Fotos: Salomé Sagüillo