La publicación de un EP, TSL, en la primavera del corriente año, levantó la liebre sobre los andaluces. Además, venía de la mano de Spinda Records, un sello que garantiza mandanga de primera en sus lanzamientos. Todo lo bueno que apuntaban aquellas cuatro canciones se ve refrendado en Pink Fish, que suma tres composiciones más a las ya aparecidas en el citado EP.
Se suele decir que la música es un arte capaz de abrir los sentidos y expandir la mente del que la escucha. Bien en la soledad de su habitación o bien en compañía del resto de la audiencia en un concierto. Eso es lo primero que pensé al detenerme con atención en el elepé del quinteto malagueño. De su interior brotaba la banda sonora ideal para atravesar un cosmos mágico de coloridos cielos ácidos y extasiarse con las infinitas texturas de imágenes caleidoscópicas.
Influencias bien asimiladas, desde las más clásicas, ya pueden imaginar, hasta otras más recientes, que sumadas a su propia personalidad dan como resultado unas composiciones absolutamente libres. Canciones orgánicas, que no se pierden en un exceso de virtuosismo en los desarrollos instrumentales y que, pese a ese espíritu astral, mantienen los pies firmemente aferrados a esa tierra sureña que los acoge.
Es complicado destacar un tema por encima de otro. Los siete cortes forman un conjunto sólido, complementándose de manera homogénea y consistente. Salpimentados por detalles preciosistas, saxo, pasajes atmosféricos, guitarras planeadoras, armónica, el desenfreno percusivo de «Lifeforce», que ponen la guida a un álbum excelente. De lo mejor de la cosecha nacional del 2023.
¿Psicodelia? ¿Progresivo? ¿Space? ¿Psych? Decide tú mismo tras escucharlo. Además, The Silver Linings dicen componer sus canciones a base de amistad y risas, ¿te parece poco? Adéntrate en su mundo, no te arrepentirás.
Manel Celeiro
