Excepcional nuevo trabajo de Molly Tuttle. En mi opinión, el mejor de su carrera. Lleva tiempo la de Santa Clara (california) apuntando en la línea de flotación de los grandes nombres del country y el americana. Queriendo hacerse un hueco entre los grandes nombres femeninos de la música de raíces casi a codazos, tradúzcase ello como a base de buenos discos. Aunque siempre sin bajar ni un peldaño en cada nuevo lanzamiento. En 2017 – ojo a esto para los que dicen que la igualdad está conseguida – tiene el honor en ser la primera mujer de la historia en llevarse el galardón a mejor guitarrista del año por la Asociación Internacional de Música bluegrass, que evidentemente no debe destacar por su perspectiva de género. En 2018 ¡repite! Y además es nominada a instrumentista del año por la AMA (Americana Music Association). Pero es que este 2023 ya se ha llevado el premio a mejor disco de bluegrass por este Crooked Tree, publicado en 2022, y está nominada al Grammy como mejor nueva artista en cualquier género (ejem). Alguien debería explicar a alguien que su carrera se inició en 2006 y que en 2011 ya había autoestudio su primer disco, pero vaya.
Volvemos a la casilla de salida. Este álbum es muy bueno. Trece canciones escritas de nuevo. Íntegramente, a medias con Ketch Secor de Old Crow Medicines Show, y coproducidas por el mismísimo Jerry Doglas, un auténtico ídolo del dobro. Aunque este no es solo un álbum de bluegrass, sino que diría que trasciende al género, respetando siempre parámetros clásicos, pero modernizando algunas estructuras. Aedmás, pocas dudas pueden ponerse a que esta es la mejor colección de canciones que nunca ha reunido Tuttle: la fronteriza «El Dorado», «Yosemite» con Dave Matthews a las voces colaborando, la pro marihuana «Down Home Dispensary» o la melancólica «Goodbye Mary» son ya de lo mejor de su repertorio. En enero la tienen girando con Tommy Emmanuel por UK, Quien pueda, ya sabe.
Eduardo Izquierdo