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Gira de la semana: The Screamin’ Cheetah Wheelies

No me voy a andar con medias tintas. No puedo ser imparcial con esta banda La sola presencia de su nombre en la segunda edición del Azkena Rock (2004) ya justificaba el dispendio económico y el viaje. Aunque el resto del cartel estuviera compuesto por, con todo respeto, folclóricas, cupletistas o cantantes melódicos. Esos setenta minutos eran suficientes, un sueño cumplido, un momento de éxtasis. Es cierto que la emoción del momento, el subidón junto a mis colegas y la épica del fallo técnico solventada con oficio por Farris minimizaron que, a nivel musical, no fue el concierto que debió ser. Pero a nadie le importó. Al fin y al cabo, en aquellos momentos era una banda desintegrada, lo hicieron lo mejor que pudieron. Farris abandonó la mala vida, encaró su carrera al góspel y los espirituales y el resto volvió a sus hogares.

Ninguno de sus fans esperábamos ya noticias suyas, teníamos bastante con poder seguir escuchando su, corta, discografía en nuestros hogares con la nostalgia pertinente y la sensación de pesar por lo injusto que fueron con ellos los dioses del rock. Todos sabemos que merecían llegar a lo más alto, su propuesta musical, la calidad de sus composiciones y la intensidad de sus interpretaciones debería haber hecho de los Screamin’ Cheetah Wheelies unas resplandecientes estrellas reventando locales por doquier.

Sin embargo, se dispararon las alarmas el pasado 2022, cuando la formación original se metía de nuevo en un local de ensayo para unos pocos conciertos en Nashville y Nueva York, que en cuestión de horas colgaron el cartel de agotadas las localidades. Tras esos bolos, la sensación era que el asunto no iba a durar demasiado, pero durante los largos días de la pandemia, el vocalista siguió cantando el repertorio Wheelie en recitales acústicos emitidos por internet. Y algo se removió, algo que él mismo explica: “No estaba motivado para ir mucho más allá. Pero entonces comenzamos a perder a varios de nuestros fans, no directamente por el COVID, pero sí por enfermedades varias, y eso me afectó profundamente. Aquello me inspiró por primera vez en muchos años a plantearme hacer un par de conciertos finales de despedida para todos aquellos que habían estado con nosotros todos estos años, en los buenos y los malos momentos.”

Conciertos que se han alargado lo suficiente para que reaparezcan en nuestros escenarios dentro del The Long Goodbye Tour 1991 – 2023. Sobre volver a España, Mick no se corta: “No puedo esperar a estar de vuelta España con Rick, Bob, Steve y Terry tocando estas canciones de nuevo y celebrándolo con nuestra extensa familia. Regresar a España para tocar ante nuestros fans fue siempre parte del plan. Ellos han sido una parte enorme de la historia de esta banda, y de la mía personalmente, por lo que de ninguna manera íbamos a dejar de celebrar nuestro regreso con algunos de nuestros mayores seguidores.” Blanco y en botella, amigos y amigas.

Por si no fuera suficiente, en Madrid y Barcelona los acompañarán The Steepwater Band, viejos conocidos del público nacional, nunca han olvidado venir a tocar por aquí, y son toda una garantía. No en vano, los de Chicago son una de las mejores formaciones de blues rock contemporáneo.

Manel Celeiro

29 noviembre, Barcelona, Sala Apolo + The Steepwater Band

30 noviembre, Madrid, La Paqui + The Steepwater Band

01 diciembre, Zaragoza, Rock & Blues Café (concierto 20 aniversario)

02 diciembre, Bilbao, Sala BBK, (BBK Legends)

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