Criada en un entorno muy tradicionalista, educada en casa y con una banda sonora limitada a las canciones de culto o la música clásica. En cuanto pudo puso pies en polvorosa y cuando, con 19 años, descubrió el mundo del country y el rock ya no hubo vuelta atrás, en ellos encontró el perfecto vehículo de expresión para expresarse ante el mundo, liberar sentimientos y exorcizar demonios personales.
No ha tenido una existencia fácil, y caminó por el borde del precipicio durante demasiado tiempo, pero ahora es una de las artistas más interesantes de la música de raíces contemporánea. Sus discos, contienen en sus canciones toda la dureza y el caos, pero también la dulzura y la belleza de la vida. Poesía eléctrica.
Los conciertos de su gira anterior fueron de una intensidad y una crudeza visceral que aplastaba al espectador, incapaz de apartar sus ojos y sus oídos de lo que acontecía en el escenario y salía por los altavoces. Sarah lo deja todo cada noche, acompañada por unos músicos tan recios como sutiles. Puro rock & roll.
Estas frases, de una nota de prensa, la definen a la perfección: “La más díscola, beligerante y contestataria de las cantantes del nuevo country de ascendencia forajida, Sarah Shook y su banda ofrecen clasicismo con actitud punk, canciones desde las entrañas, viscerales y desnudas.”
Antonio Aguilar
Foto: Rob Schanz
7 noviembre en Madrid, Clamores (Outono Codax Festival)
8 noviembre en Barcelona, Sala Upload
9 noviembre en Valencia, Loco Club
10 noviembre en Zaragoza, Rock & Blues Café
11 noviembre en Avilés, Factoría
12 noviembre en Santander, Little Bobby
