Domingo noche y la sala Upload está a reventar. No hay para menos, hoy tocan los Long Ryders, que sólo habían actuado en Barcelona en 1986 con ocasión de las fiestas de la Mercè. Treinta y siete años de espera más tarde (aunque tocaron también en el contexto de la Fira del Disc en 2004), el grupo de LA comparece sobre el escenario, y antes de decir una palabra o tocar una sola nota, Sid Griffin rompe el hielo grabando al público con su teléfono móvil.
El concierto va a ser así, una celebración en familia, un diálogo constante entre músicos y seguidores del grupo. Griffin no se corta por no hablar bien español, y tratará de conversar nosotros en todo momento, presentando los temas, o haciendo que coreemos el nombre del bajista, Murry Hammond (The Old 97’S) ya que al parecer tiene un hijo que ha viajado hasta Barcelona para disfrutar del pase.
La velada arranca con un par de rocks clásicos “Tell It To The Judge On Sunday”, y “I Don’t Care Whta’s Right”, ambos del álbum de 1984 Native Sons. El primero lo canta Sid Griffin, el segundo el guitarra solista, Stephen McCarthy, que también toca con Dream Syndicate y con los Jayhawks, y que a lo largo de la velada se irá alternando con el cantante principal en las labores vocales.
Continúan con “September November” del ultimo disco, y con “Gonna Make It Real”, del álbum Psychedelic Country Soul. Cuando la banda interpreta “All Aboard”, las guitarras de Griffin y McCarthy parecen ligeramente desacompasadas, pero las dudas se disipan con “State Of My Union”, que representa muy bien la faceta más Country & Western de los Ryders, siempre pasada por el tamiz más garajero. No llevamos más de siete temas, y queda claro que, de toda aquella hornada de bandas de Nuevo Rock Americano de mediados de los 80, los Long Ryders eran los más eclécticos, y tal vez los más cultos musicalmente.
Sid se cuelga la Rickenbaker, y la banda despliega su vertiente psicodélica, con “Ivory Tower”, y también con “Two Kinds Of Love”, que musicalmente remite a los Doors, y cuya letra denuncia la falta de oportunidades laborales en la América más rural. El último tramo del concierto es una fiesta: se suceden: “I Want You Bad”, “I’ll Feel A Whole Lot Better” de los Byrds (que canta el bajista), “Final Wild Son” y “Greenville”. Y para los bises, la traca final, “Lights Of Downtown” y “Looking For Lewis And Clarke”, que todos cantamos como si nos fuera la vida en ello. Sid Griffin se despide, anuncia que estarán firmando discos junto a la salida, y pide que les ayudemos a que corra la voz: el próximo concierto les llevará a Montpellier, y quieren que la sala se llene como en Barcelona.
La página web oficial del grupo (thelongryders.com) recoge algunas frases publicadas en la prensa especializada a lo largo de los años: “Inventaron sin querer el género Americana, pero raramente se les reconoce”; “La prueba de fuego para cualquier grupo es el paso del tiempo, y esta música resulta tan buena y relevante como hace tres décadas”. Son afirmaciones poco modestas pero acertadas, que el grupo exhibe con su habitual naturalidad, a pesar de que nunca parezca tomarse a sí mismo más en serio de lo necesario. Sin embargo, las mejores frases son de los propios creadores de la página web, que afirman, de forma categórica: “Nada puede comprarse a un concierto de los Long Ryders, ni antes, ni desde luego en la actualidad. Ve a verlos y embárcate en el viaje musical de tu vida. Sé parte de la historia del Rock’n’Roll, y escribe tu propio capítulo en una de sus actuaciones. Asegúrate de llegar a tiempo y prepárate”. No se me ocurre mejor forma de dar una crónica por terminada.
Texto: Alex Fernández de Castro
Fotos: Sergi Fornols
Solo puntualizar que tocaron tambien el 13 de mayo del 1987 en el Salon Cibeles. Y una semana antes, el 05 de mayo, en el mismo Salon, los Green on Red. El concierto de la Merçe segun Sid Griffin fue el más multitudinario de su carrera musical.