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Public Image Limited – Sala Salamandra (Barcelona)

 

Esta noche nos visita con su banda John Lydon, enfant terrible de Inglaterra, icono del Punk y estandarte indiscutible de la cultura de masas de las últimas décadas. Muchas incógnitas por despejar esta noche de otoño en Barcelona. La primera y más importante: más allá del mito que le rodea, ¿hasta qué punto sigue siendo relevante lo que este hombre pueda hacer o decir sobre un escenario en 2023? Y la segunda, ¿a qué viene ese cubo de basura que le colocan junto al micrófono, segundos antes de que la banda salga del camerino?

Lydon aparece vestido con camisa blanca, corbata roja y un enorme abrigo negro, y avisa: “Si no queréis bailar, ya os podéis iros a tomar por culo al fondo de la pista”. Acto seguido, la banda acomete “Penge”, del nuevo disco, y “Albatross”, del segundo (1979). El sonido es perfecto, los PIL no caen en la tentación de abrumar a base de volumen excesivo, y el dominio escénico del exPistols es total. Él solo se basta y sobra para llevar todo el peso el espectáculo. Aunque la banda que le acompaña es de una solvencia total, en ningún momento le disputa el papel protagonista. La voz no le ha abandonado, así que podrá hacer gala de su singular forma de hacer, una tercera parte cantante de ópera, otra poeta del apocalipsis, otra payaso. La segunda incógnita se despeja muy pronto. Entre tema y tema, Lydon se tapa un agujero de la nariz, por el otro suelta chorros de mocos y saliva, y a continuación, le pega un trago a una botella de licor. Más que beber hace una gárgara, y lo escupe todo en el cubo de basura. Trucos de viejo lobo de mar, o cómo seguir dejando que el alcohol haga su efecto sin destruirle el hígado por completo.

El espectáculo continúa. El setlist incluye algunas canciones ramplonas, como “Being Stupid Again”, durante las cuales el público vela sus armas, pero tan pronto como le llega el turno a “This Is Not A Love Song”, la gente se pone a corear la letra por primera vez, y queda despejada la otra y más importante de las incógnitas: PIL funciona mejor en directo que en disco. En concierto son una máquina perfectamente engrasada de post-punk, capaz de poner a bailar a una sala entera, en cualquier país del mundo. La mejor prueba es el tema “Warrior”, canción discreta de apenas 4 minutos de duración tal y como fue lanzada en 1989 como parte del álbum “9”, pero que en concierto se convierte en un tema hipnótico, de más de ocho minutos, que en su día habrían firmado con su propia sangre bandas como Stone Roses o Happy Mondays.

Y en cuanto a Lydon, que Dios nos lo conserve muchos años, porque el mundo sigue necesitado de artistas como él, indignados ante el estado de las cosas, ingobernables, contestatarios, rebeldes hasta las últimas consecuencias. En “Car Chase”, del último disco, canta sobre un conocido al que encerraron en una institución psiquiátrica. Como explica en la revista “Far Out”, las autoridades lo pusieron fuera de circulación porque pensaban que no se podía valer por sí solo, pero él se escapaba por las noches para robar coches y robar supermercados, y por la mañana volvía a su mecedora y ponía cara de ángel. En “Shoom”, es el propio Lydon el que habla en primera persona, y pregunta “¿pensáis que podéis salvarme, controlarme, hacerme mover a vuestro antojo?”

Con los bises llega mi canción favorita, la que más se parece a los Pistols, “Public Image”, del primer álbum, pero tendré que admitir que el broche lo pone “Rise”, de 1986, cuyo estribillo corea el público como un grito de guerra, y que resume mejor que nada lo que significan John Lydon o Public Image Limited. “Anger Is An Energy”, la ira es una energía.

Texto: Alex Fernández de Castro      

Fotos: Sergi Fornols

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