Que la visita del trío de Rochester (NY) era esperada, se justificó con la expectación despertada al anunciar que su periplo europeo haría parada en Barcelona, Madrid y Hondarribia. La excelente entrada y el gran ambiente que presentaba el tercer espacio del complejo Razzmatazz presagiaba la entrega total del público, a poco que el rey búfalo apretara el acelerador. Y también, que en la próxima gira actuarán con toda seguridad en salas de mayor capacidad.
Y así fue, con un sonido notable (aunque quizás un poco pasado de volumen) aplastaron a la audiencia con un concierto rotundo, haciendo hincapié en la parte más avasalladora de su sonido, que gana peso en directo ante los mayores matices que presentan en estudio, y muy compacto. Sean McVay escupió esos riffs característicos desde sus seis cuerdas, exhibiendo dotes técnicas sin innecesarios alardes y la sección rítmica, Dan Reynolds (bajo) y ese animal percusivo que es Scott Donaldson, menudo batería, impulsaba las canciones a ese fluido viaje estelar que sugieren sus composiciones.
Administraron a la perfección sus influencias, permaneciendo centrados en los momentos más jam, y dieron un excelente repaso a su discografía, con solo un par de temas de su último disco, Regenerator, caso de la expansiva «Mammoth» y «Firmament». Abrieron a saco, con la atmosférica «Eta Carinae» y la soberbia «Hebetation», cambios de ritmo, subidas y bajadas, calma y tensión, se alternaron durante toda la duración del concierto. Intensos y sobrios no dejaron a nadie indiferente. Y la respuesta del personal fue entusiasta cuando se bajaron del escenario, tras una impecable interpretación de «Cerberus», extraído del que quizás es su álbum más progresivo, Acheron, editado en el 2021.
No llegué a tiempo de presenciar la actuación de los teloneros, los noruegos Slomosa. Que, a tenor de las impresiones recogidas al salir de la sala, ofrecieron un notable recital con el que se ganaron unos cuantos seguidores con su rock pesado, ¿Stoner?, que cambia las arenas del desierto por el frío intenso, el viento helado y el inhóspito ambiente de la tundra nórdica. Lástima, en otra ocasión será.
Manel Celeiro
Fotos King Buffalo: Sergi Fornols
