Criado entre álbumes de metal, punk y hardcore, declara orgulloso que en los tiempos de gloria del brit pop, con Oasis y Blur dominando la escena, sus adquisiciones eran grabaciones de Back Flag, el de Hampshire es uno de los músicos más queridos del Reino Unido. Por su inquebrantable ritmo de trabajo, por la empatía con lo que sucede a su alrededor y por su apoyo en mantener vivo el tejido básico de la escena musical británica, las salas y clubes.
Después de protagonizar una agotadora gira norteamericana el pasado 2022, con el objetivo alcanzado de tocar en cincuenta estados diferentes en cincuenta días, afronta ahora una serie de conciertos acústicos, acompañado por Matt Nasir a la mandolina. Gira en que vuelve a sus orígenes de trovador por bares y pubs tras haber llenado recintos como el O2 Arena acompañado por su banda de directo, The Sleeping Souls, y alcanzado estatus de artista consagrado.
En su paso por una, abarrotada, sala Wolf demostró que no se le ha olvidado como se afronta un recital en este formato, algo que no todos saben manejar con la debida eficacia, se metió al público en el bolsillo desde el minuto uno con unas dotes comunicativas de primera. Chapurreó el catalán (incluso cantando en ese idioma un tema), y exhibió un cancionero que hay que tomarse en serio, magníficamente respaldado por Nasir.
Enérgico, incluso en los momentos más reposados, y vitalista, presentó canciones de su último trabajo, FTHC, disco en el que afirma haber vuelto a sus orígenes más punk, que resistieron a la perfección la interpretación desenchufada, la surrealista historia que narra «Miranda», «Fatherless», «Haven’t Been Doing So Well», pero los platos fuertes son los que todos sabemos, esos temas con aire de himno que se corean puño en alto, sus numerosos compatriotas entre el público se sabían absolutamente todas las letras, alzando pintas de cerveza.
Caso de una coreadísima «I Still Belive» y su irresistible estribillo, “Something as simple as rock ‘n’ roll would save us all / Now who’d have thought that after all, it was rock ‘n’ roll”, «Recovery», «The Way I Tend To Be», la chispeante «Get Better» o «Be More Kind». Animó la fiesta con «Somebody To Love» de Queen, anecdótica y poco más, y se despidió ante el beneplácito de un público encantado con lo que había visto.
Te guste o no, Turner es un músico sincero y honrado, no hay nada en el de pose o impostura, lo que ves es lo que hay, y además conecta con la gente y ha compuesto un buen puñado de excelentes canciones. Y, a su favor, todavía le queda mucho por ofrecer, ahora que ha exorcizado demonios personales y afronta su carrera con una mirada mucho más clara.
Manel Celeiro
Fotos: Sergi Fornols
