Vivos

Elliott Murphy – La (2) Apolo (Barcelona)

 

 

Elliott Murphy pasó un intenso fin de semana en Barcelona. El viernes 6 de octubre presentó en el FNAC Triangle su última novela, escrita a cuatro manos junto al escritor y traductor onubense Peter Redwhite (Pablo Sánchez García), titulada Dorothy y el descubrimiento de América. En el entrañable acto, Murphy habló de su libro, leyó unos párrafos, respondió atentamente a cada pregunta de los presentes, y hasta interpretó cuatro canciones con su guitarra acústica. Un ejemplo de profesionalidad, humildad y saber estar; lo que distingue a los grandes de la mediocridad imperante. Naturalmente, también nos invitó a asistir al show que iba a ofrecer al día siguiente en la sala 2 de Apolo.

El de Rockville Centre, New York, aunque afincado en París desde hace treinta y tres años, celebra sus cinco décadas de carrera con el espectáculo ’50TH ANNIVERSARY SHOW’ o ‘50 YEARS DOWN THE ROAD’ como rezaba el título de la especie de plafón luminoso, situado al fondo del escenario y que incluía casi todas las carátulas de sus discos en estudio. Parece que Murphy quería quitarlo al comenzar la actuación, pero al final decidió dejarlo encendido toda la velada. Realmente quedaba muy bonito. En esta gira conmemorativa, le acompañó su fiel guitarrista Olivier Durand, aumentando el matiz sonoro con la participación de Melissa Cox (violín, percusiones y coros) y Alan Fatras (batería); una Murphyland Band de pequeño formato, pero que fue suficiente para encandilar a una parroquia entregada desde el primer momento.

Y quien no quedaría fascinado si la primera pieza que sonó fue “Last of the Rock Stars”, una de sus mejores creaciones, interpretada solo con guitarra y armónica (instrumento que únicamente utilizó en dos o tres ocasiones) y Durand. Ya con Melissa en escena (voz y percusión de apoyo) atacó “Take that devil out of me”, con un excelso Durand (omnipresente y genial en cada aportación). El trío de entrada (antes de la aparición del baterista) lo completó la prodigiosa “The loser”, canción de 1990, en la que el violín de Cox se elevó hasta el cielo para embellecer los versos del trovador.

En un “set” muy bien confeccionado, donde los cambios entre el sosiego y la aceleración, se alternaron con perfección, cabe destacar la poca presencia de composiciones anteriores al 2000, dato que demuestra lo poco nostálgico que es el maestro y la fe que tiene en los nuevos trabajos. Además de las ya mentadas “Last of the Rock Stars” y “The loser”, usó el retrovisor en una tremenda lectura de “Deco Dance” (dedicada a “nuestro” Ignacio Juliá), “You never know what you’re in for”, “Summertime” (Gershwin) y en “Rock Ballad”, la penúltima joya de la noche; la gloria del cierre se la adjudicó “Come on Louann” de 2003.

Como le puede echar alguien en cara el tímido olvido al pasado cuando este año ha editado el soberbio “Wonder” (Murphyland, 2023), que incluye piezas tan brillantes como “Sunlight keeps falling”, “Lack of perspective” o “Hope in your eyes”. Y ya no les cuento nada sobre “What the fuck is going on”, “Fix me a cofee” (If you wanna be young when you’re old, you better be old when you’re young), “Alone in my chair” o la apoteósica “On Elvis Presley’s birthday”, en la que brindaron un duelo guitarrístico demoledor, si me apuran, casi lo mejor del concierto.

Es evidente que su voz no luce como antaño (74 años acaban pesando), pero el gigantesco Elliott sigue manteniendo la garra de siempre, una empatía con el público inigualable (quizá fruto de su actual paz interior) y ese fraseo repleto de perfectas pausas o silencios, imprescindibles cuando lo que se desea es explicar una historia y que esta sea veraz. Mágico en las codas (Driving, driving, driving… driving home”) e incansable para complacer a sus seguidores. Repartiendo sonrisas, saludos de agradecimiento y firmando discos sin parar. Algunos necesitan guardaespaldas para entrar un en bar, él no. Seguro que vive más feliz. Se marchó diciendo: “50 years is because of you”. Todo queda dicho.

Al preguntarle, hace unos días, por el secreto de su lúcida longevidad, me contestó: “Permíteme decirte que espero estar sólo a mitad de camino. Mi secreto es que nací para hacer lo que hago”. Superior.

 

Texto: Barracuda

Fotos: Marina Tomás Roch

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contacto: jorge@ruta66.es
Suscripciones: suscripciones@ruta66.es
Consulta el apartado tienda