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Blink-182 – WiZink Center (Madrid)

 

Después de muchas, demasiadas idas y venidas por parte del ínclito trío californiano, la formación clásica, la que les vio besar el mainstream global, la formada por Mark Hoppus, Tom DeLonge y Travis Barker, pisaba la península para iniciar una breve y exitosa gira. Se les esperaba con ganas. No es para menos, puesto que apenas se han dejado ver por aquí en su momento álgido, a lo cual se suman unos últimos años de divergencia entre los tres protagonistas.

La salida de Tom DeLonge en 2015, con la posterior entrada de Matt Skiba (Alkaline Trio) en su lugar, se saldó con la que seguramente fuera su etapa menos lucida e ilusionante.

Posteriormente, Mark Hoppus anunciaba que padecía cáncer, hecho que acabó uniéndoles nuevamentes, como muestra de apoyo a un viejo amigo en un momento delicado. Cuando por fin, Hoppus pudo anunciar la superación de su enfermedad, qué mejor manera de celebrar la vida, la música, todo, que retomando la actividad de Blink con su formación clásica, despejando devaneos y viejas rencillas. Y así, en pleno subidón, tan amigos y con nuevo material a punto de editarse, se presentaban por tercera vez en Madrid, abarrotando el antiguo Palacio de los Deportes.

Con una escenografía llamativa, al más puro estilo yanqui, sonaba la certera entrada de «Anthem Part Two», desatando la locura. Muchos de los asistentes nunca habían tenido la ocasión de verles en directo. Y no les defraudaron. Pusieron muchas ganas, su habitual sentido del humor canalla-teen y un repertorio sin apenas fisuras, con el que cimentar una gran victoria musical. Inicialmente sonaron canciones como «Man Overboard», de su etapa dorada, acentuando su irresistible sentido del pop-punk. También la esperada «Feeling This», de su disco homónimo (2003), cuyas canciones fueron celebradas con particular entusiasmo, demostrando que, aunque se trate de un álbum irregular, está bien ponderado por su público. El sonido, inicialmente muy desajustado, fue mejorando sin llegar a convencer del todo, siendo este el punto negro de la velada. Y en cuanto a las voces, cumplieron, con un Hoppus algo más suelto que DeLonge, proyectando con confianza sus melodías.

Por supuesto, Travis Barker estuvo a la altura, cual octópodo, demostrando sus innatas cualidades rítmicas (en ocasiones excesivas, aunque muy disfrutables, todo sea dicho). Al show no le podían faltar la tarima giratoria y voladora de Barker, así como cañones lanzallamas más propios de unos Metallica. Todo un espectáculo, en el que además de títulos entrañables como «Dumpweed», también sonaron un par de nuevas canciones, la conocida y coreada «Edging» y, en primicia, «More Than You Know», momento ligeramente menos efusivo por cuestiones obvias.

El «momento emo», como anunció Hoppus, llegó con la aplastante «Stay Together for the Kids». Después, la emocionante «Always», el experimento pop de «Miss You» y una «Adam’s Song» a flor de piel, con la que Mark Hoppus habló de su cáncer, dando relevancia al papel de su banda, sus canciones y su público, como premio y motor de toda esa lucha. Emocionó y sonó fantástica. Ya en clave de humor, el mencionado protagonista anunció un trío final de hits que acometían «por contrato». Y así, sonaron, inapelables, «What’s My Age Again?», «First Date» y «All the Small Things» (también «Dammit»), convirtiendo el WiZink en un karaoke intergeneracional. Muy buen sabor de boca.

 

Texto: Daniel González

Fotos: Salomé Sagüillo

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