Puedes ser joven y tocar como un tipo curtido en mil batallas; puedes ser joven y ser respetuoso con el pasado sin dejar de lado el presente y el futuro; puedes ser Oscar Jerome, ser joven, esperar un futuro brillante, entender a Wes Montgomery y el Hip Hop en el mismo grado, grabar una obra alucinante (The Spoon) y aglomerar un puñado de músicos tremendamente buenos para tu representación en vivo. Quizás por ser tan rematadamente joven, Oscar no se pavonea por el escenario como una estrella, tan siquiera se desenvuelve con facilidad. Quizás lo suyo es puramente musical, y eso nunca debe ser un problema.
El tipo acaricia su guitarra con un tacto divino, con un sonido limpio y cristalino que hubiera encajado en los surcos de Solid Air, el trascendental álbum de John Martyn. Juega con los efectos de delay de forma novedosa y ataca los punteos con el toque de alguien que parece curtido en unas cuantas batallas. Sabe dejar que la música respire, mejorando lo que se oye en los discos pero siempre al servicio de la canción, cosa que se agradece. Y canta con mucho desparpajo. Oyendo sus discos uno puede pensar que el chico tiene lo que ofrece sin poder llegar a más, pero en directo crece como un gigante, superando las notas cortas y fraseando con un estilo único y fresco.
Y luego tiene a esos tipos en el escenario, baterista, percusionista y bajista, precisos como un reloj suizo, realzando las canciones, subiendo la intensidad en el momento de la improvisación sin aspavientos gratuitos ni exhibiciones infundadas, aunque a buen seguro que pueden hacerlo porque son geniales cada uno en lo suyo. Mención especial para Ayo Salawu, el baterista, un chico que tiene interiorizado todo lo viejo del funk y el disco, con un caminar como le he visto a pocos bateristas en los últimos tiempos.
El repertorio se basó principalmente en The Spoon, lo cual fue una verdadera maravilla, pues siento que vivimos la gira de presentación de un futuro clásico y pocas veces tiene uno la oportunidad de experimentar ese sentimiento. No lean más, abran las orejas y corran a darle una escucha. Música en lo más alto de su concepción artística. Y mientras tanto, a esperar la próxima visita del inglés.
Texto: Sergio Martos
Fotos: Sergi Fornols
