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Benjamine Clementine – Apolo (Barcelona)

A pesar de que el artista londinense haya visitado numerosas veces nuestra ciudad en los últimos años, siempre que vemos el anuncio de uno de sus conciertos esa fecha se convierte un fecha a remarcar y más si presenta nuevo disco como en este caso con «And I Have Been». Benjamin Clementine es uno de esos seres sobrenaturales que tienen un don de incalculable valor para un músico. Siempre consigue leer a la audiencia y cruzar la tercera ventana para crear un diálogo que serpentea, crece y normalmente desemboca en catarsis colectiva.
Sale el gurú al escenario. Descalzo, pantalón blanco y camisa filipina violeta. Su metro noventa de altura acentúa su elegante presencia y su mirada analítica y un punto perdida escanea la sala. Se sienta al piano y comienza la liturgia en solitario atacando ‘Atonement’, una de los singles de su última obra. Poco después, con ‘Residue’, se le sumará Seye Adelekan al bajo con el que muestra una química y compenetración especial. Completan la banda el batería italiano Matteo Bussotti y un cuarteto de cuerdas que enriquecen y remachan un sonido pulcro y embriagador: Natalia Dudynska y Alexei Dolouv a los violines, Luicelis Vasquez a la viola y Kinga Sadzinska al cello. Un auténtico lujo.

La velada avanza entre exabruptos y bromas del artista hacia los hijos y la suegra, traducciones hilarantes de los textos de sus canciones al español, provocaciones diversas -entre las que incluye loas a Madrid y Cristiano Ronaldo- que hacen las delicias de la audiencia y un repertorio que combina mayormente los cásicos de At least For Now con lo bueno y mejor de And I Have Been sin olvidar un par de pinceladas del marciano I Tell A Fly. Pero es en los momentos en que el artista integra la audiencia en sus interpretaciones en los que la velada se expande y toma una dimensión cuasi religiosa.
De esta manera repetimos como un mágico mantra “The decision is mine. Let the lesson be mine. ‘Cause the vision is mine“ de ‘Adios’, recobramos la ilusión en la complicidad de pareja a ritmo de ‘Auxiliary’ mientras coreamos “Takes who, takes what. Takes you and I to make this child smile“ a pleno pulmón, nos rebelamos ante la falsa impresión de libertad repitiendo una y otra vez el “Trapped in Free” de ‘Genesis’ o alimentamos el espíritu mientras berreamos el inspirador estribillo de ‘Condolence’, ya todo un clásico en las actuaciones del británico.
Paso a paso, el plan que tiene marcado a fuego Benjamin Clementine cuando se enfrenta a una audiencia se va cumpliendo a la perfección y a mediados de los bises el chamán posee ya todas y cada una de las almas de la sala y juega con ellas a su antojo. Y mientras se desvanecen las últimas notas de la genial ‘I Won’t Complain’ podemos comprobar que lo ha vuelto a lograr. Es un personaje único e irrepetible, un alma extravagante, y eso queda reflejado en todas y cada una de sus acciones.

Texto: Rubén García Torras

Fotos: Meritxell Rosell
 

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