Lo de José Galvan es una locura y lo del editor de Deep Purple. Un Mundo Púrpura es de locos. Pero, a la vez, la publicación del mastodóntico tomo que recorre toda la saga Purple, y que va de la banda madre a nombres como Whitesnake o Rainbow, pasando por Gillan, Glenn Hugues y un larguísimo etcétera es una maravilla. No para quien tenga que aguantar a pulso el lustroso tomo, pero sí para cualquier fan de Purple y sus numerosos afluentes. Inconmensurable trabajo que merecía entrevista consistente con el autor. Y a ello vamos. Pueden encontrar el mamotreto a un precio de órdago AQUÍ. Yo ni lo pensaría y lo iría encargando ya, esperando que se lleven bien con su cartero.
Además de felicitarte, en primer lugar, debo preguntarte por el tiempo ¿cuánto tiempo te ha llevado hacer un libro como este?
Ante todo, deseo agradecerte tu interés y darte las gracias por tus cumplidos, pero no tanto en mi nombre como en el de mi editor, Ángel Ardevol, de Lenoir Ediciones. En general, suele pasar desapercibido a todo el mundo el tremendo esfuerzo editorial que supone lanzar un libro de estas características y en este formato nada habitual, pero ángel es un tipo extraordinario y, probablemente, el editor más valiente de este país. Como él mismo me dijo, allá por Octubre de 2022 en una comida que tuvimos en Barcelona, él lleva más de treinta años haciendo solo lo que le apetece. En cuanto a tu pregunta, la respuesta es un tanto compleja. Allá por Mayo de 2003, tras algún tiempo mareando la perdiz, comencé a estudiar la posibilidad de publicar un libro biográfico sobre Deep Purple, y me pasé el verano pensando exactamente cómo hacerlo y qué deseaba que incluyese. Con las ideas bastante claras ya, comencé a mediados de Septiembre con la labor de documentación y toma de apuntes, que no concluí hasta mediados de Junio del año siguiente. Pero no sería hasta Septiembre que retomase de nuevo el trabajo en los, para entonces, 1.200 folios de apuntes acumulados. Comenzó entonces el periodo de escritura, a mano, que se dilataría nuevamente hasta el verano, dedicando las últimas siete semanas, a caballo de Abril, Mayo y Junio, a mecanografiar el texto.
Volví a la carga en Septiembre de 2005, y tras pulir el texto se lo pasé a mi amigo y escritor Oscar Alonso para que se hiciese cargo de la corrección de estilo. Sin embargo, debido a otros compromisos, solo corrigió la cuarta parte, ocupándome yo mismo, en base a su trabajo previo, de continuar la labor. Tras siete lecturas y sus correspondientes correcciones, decidí esperar al cuadragésimo aniversario de Deep Purple para dar por concluida la obra, y me dediqué a actualizar contenidos mensualmente hasta Diciembre de 2007, concluyendo todo el trabajo hacia Febrero del año siguiente. Así pues, tarde cuatro años y medio aproximadamente, a razón de cinco horas diarias, siete días a la semana, nueve meses cada año, en escribir Un mundo púrpura, y de paso emborroné cerca de 10.000 folios, en su inmensa mayoría fotocopias, que hay que reciclar…
El proceso de documentación tuvo que ser titánico ¿cómo lo planificaste?
En realidad, fue muy sencillo. Verás, Deep Purple tiene la suerte de tener los seguidores más dedicados que yo haya conocido jamás, y en las páginas del fanzine que editaba su club de fans, Deep Purple Appreciation Society (DPAS), estaban plasmadas críticas de discos y conciertos, recortes de prensa, comentarios y declaraciones realizadas por los músicos a los propios fans. Eran 30 años de comentarios de los fans, e iba a ser un libro escrito por ellos, no por mí. No se trataba de alabar de un modo absurdo al grupo o sus integrantes, sino de contar su historia tal y como la vivieron los fans, la prensa especializada y el público en general a lo largo de más de cuatro décadas. Y, dado que los fans de Deep Purple y su Saga nunca se han caracterizado por ser unos lameculos precisamente, cada comentario vertido por ellos a lo largo de todos estos años era mucho más serio y concienzudo que la labor de cualquier crítico especializado, un hecho único e irrepetible en la historia de la música, si quieres mi opinión.
A eso, evidentemente, había que añadir otro tipo de publicaciones similares que yo había ido reuniendo a lo largo de los años. Fue solo cuestión de ir anotándolo todo, con indicación de fechas y músicos y mediante una nomenclatura realmente simple, y, posteriormente, ir haciendo una labor de corta y pega (literal, puesto que lo fui recortando y pegando en nuevas hojas, separando el material por músicos y cronológicamente). De este modo, de 1.000 páginas de apuntes esquemáticos tomados a mano pasamos a las definitivas 1.200 que usaría como base para escribir el libro. Mientras tanto, iba trazando en mi cabeza, en los ratos muertos en el trabajo o donde fuera, esquemas y más esquemas de trabajo. El verdadero lío vino con la escritura propiamente dicha. Para escribir una misma frase releía un párrafo de un libro, de otro, de uno más, de otro más, del bloque general de apuntes, lo contrastaba todo con mi memoria, trataba de que alguna otra fuente no lo refutase, volvía atrás buscando referencias, iba a otro taco de apuntes y de ese a otro; y finalmente escribía dos o tres líneas. Horroroso, demencial, la cosa más diabólicamente adictiva que haya hecho nunca. Fue tremendamente duro. El avance era extremadamente lento y penoso, unos cinco folios al día. A pesar de todo, disfruté enormemente escribiendo una historia de Deep Purple tal y como yo entendía que debía hacerse: en estricto orden cronológico y totalmente exenta de opiniones personales.
El libro incluye una lista de conciertos con todos los set-lists. Un trabajo de arqueología ¿cómo lo hiciste?
En aquel momento, Nigel Young, el archivista de Deep Purple, aún tenía en internet una serie de páginas donde estaban listados los conciertos de Deep Purple, Rainbow, Gillan o Whitesnake. Más adelante eliminaría esas páginas, y hoy día no sería posible un acceso tan completo. No obstante, otras fechas y repertorios han ido saliendo de páginas como www.setlist.fm o de las páginas de los propios fanzines, que fueron recogiendo pacientemente año a año unas y otros. Además, existen otras páginas, como la de Dirk Khaler o The Highway Star, que recopilan ese tipo de información.
¿Se hubiera podido hacer un libro así en la época pre Internet?
Sí y no. Desde nuestro país, sin lugar a dudas, no. Hubiera sido necesario viajar al Reino Unido y sumergirse en una biblioteca pública con abundancia de microfilmes, publicaciones musicales periódicas, etc, etc. El trabajo, no obstante, probablemente no fuese tan completo, pero, como digo, sí que hubiera sido posible. Por otra parte, el interés que el fenómeno fan tuvo en un determinado momento, basado en compartir todo lo imaginable sobre artistas, músicos, escritores, pintores, escultores o lo que fuera, ha sido clave en conservar todo este legado en papel para luego volcarlo en la red de redes.
¿Quisiste hacer un libro así, recogiendo todo el mundo Purple, o en principio era un libro de Deep Purple solo que se fue complicando?
No, en realidad yo había pensado, infeliz de mí, en escribir un libro de formato convencional de unas 200 páginas sobre Deep Purple en exclusiva. Luego, viendo que había un hueco de ocho años y que había que explicar que habían estado haciendo los músicos mientras el grupo estuvo separado, surgió no la idea sino la necesidad de incluir la información sobre lo que Joan Singla llamó en España La Saga Púrpura, (aunque justo es decir que he encontrado la expresión en inglés también en diversas publicaciones a lo largo de los años). En efecto, como tú dices, la cosa se fue complicando y llegó un momento en que decidí que tenía que incluir la historia de todos ellos, incluso de los que, como era el caso de Chris Curtis y Bobbie Clarke, solo habían participado en el embrión purpeliano.
Una vez acabado ¿tienes la sensación de haberte dejado algo? Porque el lector difícilmente la tendrá….
Oh, sí. Por supuesto que la tengo, o al menos la tuve. Dejé muchas cosas en el tintero por juzgarlas como algo baladí, pero estaba equivocado a menudo, la verdad. De hecho, una vez publicado, decidí reescribir el libro por completo y volví a pasar por todo el proceso, autoeditando una nueva versión en 2018 para hacerla coincidir con el 50 aniversario del grupo. Se me fue la mano y acabe haciéndolo en quince tomos con miles de fotos y unas 1.200 páginas de texto. Como puedes ver, sí que me deje muchas cosas en el tintero. Es más, por cada tres páginas del libro original añadí una nueva, anexos al margen. Fue muy divertido, este pasado verano de 2022, intentar resumir los 11 años transcurridos desde la publicación de la primera edición y decidir qué dejar fuera, porque ocurren cosas de continuo. Pero creía necesario volver a poner a disposición del público el libro original. Así se lo hice saber a Angel Ardevol, y decidimos, de cara a esta segunda edición, no tocar en absoluto el texto de 2011, que permanece con sus errores y sus aciertos y al que añadimos una actualización de contenidos centrada en los siguientes doce años.
Cifras el legado Purple en más de ¡1000 alineaciones de músicos! ¿Da eso la medida de la importancia de la banda?
En la actualidad son más de 1.300, quizá hayan alcanzado ya las 1.500, hace tiempo que no hago un recuento. Pero no, eso no da ni de coña la medida de la importancia del grupo. Es solo algo anecdótico. Deep Purple y sus integrantes han sido y siguen siendo una escuela de músicos. Por regla general, si un músico trabaja con cualquiera de ellos, es que es alguien musicalmente muy avezado, con un nivel alto de ejecución, y en algunos casos de improvisación.Lo que da la verdadera medida de Deep Purple es su legado, los varios cientos de discos de extraordinaria calidad que surgen de sumar las obras del grupo madre y de sus integrantes a lo largo de estos 65 años ya de Saga Purple. Y aún iría más lejos, para mí, como para la mayoría de sus seguidores, la verdadera importancia de Deep Purple radica en su calidad como intérpretes sobre un escenario. Prácticamente todos los músicos que han pasado por el grupo pueden calificarse de virtuosos de sus respectivos instrumentos.
¿Cuándo te hiciste fan de Deep Purple? Porque este libro solo puede ser obra de un fan…
De nuevo, sí y no. En realidad, si bien la gente cree que soy un colgado de Deep Purple por haber escrito este libro, o por mis muchos años de militancia en fanzines, artículos, etc., lo cierto es que no son ni mucho menos mi grupo favorito. Sonará a herejía, pero es así. Mi grupo predilecto son The Allman Brothers Band, seguidos de UFO, y en tercer lugar estarían Deep Purple. Ni más, ni menos. En cuanto al cuándo, estando en el instituto me pasaron una tarde Perfect strangers y Made in Japan, y el segundo de ellos despertó en mí un inusitado interés por aquellos músicos capaces de incendiarme el cerebro con su música en vivo. Comencé a comprar más discos de Deep Purple y, poco después, al descubrir que sus miembros tenían carreras paralelas, me tiré a la piscina y me propuse hacerme con todos ellos. En efecto, tengo un grave problema de mentalidad obseso-compulsiva, jajaja. A partir de ahí, pasé a interesarme no solo por la música que oía, sino por todo lo que había detrás; y por supuesto acabé haciéndome socio de DPAS. Y cuando dejas entrar en tu vida a alguien como Simon Robinson, cabeza visible del club de fans, ya nada vuelve a ser igual…La música no es solo sonido, es historia, anécdotas y, muy especialmente, la posibilidad de compartirla con otros que la sientan y vivan con tu misma pasión. Esa pasión es la que me ha movido a lo largo de toda mi vida a meterme en este tipo de locuras, y la que me ha hecho experimentar mis momentos de mayor felicidad. Además, como dice Marta, mi pareja, compartir es vivir, y escribir sobre aquello que te apasiona para que otros tengan acceso a esas sensaciones siempre es fuente de placer.
Obviando a Purple, de los nombres que aparecen en portada más pequeñitos, Glenn Hughes, Gillan, Rainbow y Whitesnake ¿con cuál te quedas y por qué?
Buenoooo… con el coco hemos topado. A ver cómo te cuento esto. Mira, cuando todavía estaba recopilando información para el libro, si algo me quedó claro era que, si seguía adelante con él, nunca más podría pronunciarme sobre ese tema. Ni sobre mis favoritos ni sobre los que menos me puedan gustar. Has de entender, que, si yo digo que este o aquel otro es mi favorito, el lector, al acercarse al texto, tendrá ya un prejuicio. Si hablo mal de un músico, a partir de ahí, dirán que es porque me cae gordo y si hablo bien porque le tengo cariño. Y mi objetivo, dificilísimo de cumplir, pero que estaba ahí desde un primer momento, era lograr un libro lo más objetivo posible. Por eso no se valoran los discos desde un punto de vista crítico (para eso están las críticas vertidas por los periodistas musicales) ni se añaden comentarios de índole personal a lo largo de la obra, aun cuando así pueda parecerlo.Yo sabía que estaba renunciando a todo eso para el resto de mi vida, y me tiré un par de días dándole vueltas, pero mi sueño, en aquel ya lejano momento, era escribir ese libro, y eso demostró tener más valor para mí. Y me alegro mucho de haberlo hecho, sinceramente.
En la nota de prensa del libro se dice que “el mítico combo ha demostrado sobradamente que el apelativo de hard rock le viene extraordinariamente pequeño y el de heavy metal ridículamente fuera de lugar”. Explícame qué quiere decir exactamente.
Pues justamente eso. Se consideraba, hace ya tiempo, que había una gran diferencia entre ambos estilos, y se etiquetaba a Deep Purple como hard rock para alejarlo del heavy metal, del cual, a grandes rasgos, renegaban los seguidores mayoritarios del grupo. Y tenían razón. Black Sabbath, sin duda, es heavy metal, pero Led Zeppelin no. Y tanto estos dos grupos como Deep Purple, y en menor medida Uriah Heep, fueron los padres de dicho estilo. Pero Deep Purple comenzaron como un grupo un tanto psicodélico con toques muy poperos que se transformó, con la llegada del Mk 2, en un combo de rock progresivo, muy en la línea del free jazz. Y ese es el término que los actuales integrantes de la banda siguen empleando para referirse a sí mismos. Luego grabaron Fireball, que no se englobaba en esas categorías ni por asomo, y poco después llegarían tres discos, los del Mark III, llenos de funk. Y tras la marcha de Blackmore el grupo ha trazado un camino que ni de lejos se acerca al rock duro, no digamos ya al heavy metal. Es más, se negaron a ingresar en el Rock and Roll Hall of Fame si se les etiquetaba de heavy metal.En este grupo hay elementos musicales de todo tipo y condición, y etiquetarles es limitar su espectro musical de un modo absurdo. Iré aún más lejos si me lo permites: de sus tres últimos discos, NOW What?!, Infinite y Whoosh!, nadie creo que se atreva a decir que sean ni heavy metal, ni hard rock, ni ninguna otra etiqueta, y entre los tres hay enormes diferencias que cualquiera puede apreciar. Los músicos de Deep Purple hacen siempre, como mi admirado editor, lo que les viene en gana a cada instante.
Intuyo que, dado el volumen del libro, la tapa dura no entró en presupuesto porque es realmente titánico ¿es vendible un libro así que solo por costes ya debe venderse caro? ¿cómo convenciste al editor?
Una vez más, sí y no. El libro es, en mi nada humilde y siempre augusta opinión, perfectamente vendible en lo que a su precio de portada se refiere (por cierto, la primera edición se vende en internet, en perfecto estado, por 1.300 euros, que estoy seguro encontraras un precio ligeramente no tan asequible). Cualquier best-seller de, por ejemplo, Michael Connelly o Preston y Child, de 200 páginas, puedes comprarlo por menos de 12 euros en tapa blanda y con un formato de bolsillo. Un mundo púrpura tiene 666 páginas (conste que el número no lo vimos hasta haberlo actualizado, y que nos reímos Angel y yo un buen rato…) y cuesta unos ridículos 40 euros. Si tenemos en cuenta que está escrito a doble columna en formato DIN-A4 (folio, para entendernos todos) y en una letra de tamaño no muy grande, equivaldría a 7 ejemplares de los libros antes citados. Es decir, es un chollo. Yo como aficionado a la música, a cualquier tipo de música, que tal es mi caso, lo compraría sin dudarlo si tengo el más mínimo interés.
En cuanto a cómo convencí al ínclito Angel Ardevol, no fui yo. Verás, durante la primavera de 2006, todavía trabajando en el libro, me puse a buscar una editorial interesada en publicarlo. Recibí la nada despreciable cifra de 188 negativas. Tan solo una editorial se interesó por la obra. Desgraciadamente, nuestros puntos de vista, y nuestros intereses, chocaron y preferí buscar pastos más verdes. Entonces, a través de Luís Blanco, excelente cantante, profesor de canto y autor de ¿Llegaré a esa nota? (Lenoir Ediciones), con quien contacté para pedirle permiso para incluir varios comentarios de su libro en el mío, trabé contacto con quien ya era su editor y que se convertiría en mío también. Angel, acertadamente, como siempre, me dijo que hasta no ver la obra completa prefería no hablar del tema. Así que, una vez completada, se la envié, le gustaron tanto el libro como el modo en que estaba escrito, y decidió asumir un riesgo empresarial grande (y no me refiero solo al tamaño del libro, que también). Sigo pensando que nadie más lo hubiera hecho, al menos respetando el formato y mis deseos al respecto. Nunca le estaré suficientemente agradecido, y creo que ascenderle al rango de co-autor espiritual de la obra es imprescindible, eso al margen de su visión editorial, que respeto profundamente.Sea como fuere, todavía tardaríamos casi tres años en editarlo, por lo que aumenté su cobertura hasta 2010 (y en esta segunda edición hasta mediados de Julio de 2022, coincidiendo con el décimo aniversario de la muerte de mi añorado Jon Lord).
Después de escribir un libro así ¿puede un escritor meterse en otro proyecto? SI tuvieras que hacerlo (o lo has hecho) ¿de quién se trataría?
Cuando comencé con Un mundo púrpura no tenía intención de escribir nada más. Sin embargo, en Septiembre de 2008, tiempo después de haberlo acabado, tenía un “mono” que más bien parecía un gorila de lomo plateado y no tuve otra que, tras meses tratando de controlar la ansiedad, volver a coger el bolígrafo y el teclado. En siete meses escribí un ensayo sobre Spider-Man, una biografía sobre UFO y M.S.G. y, cómo no, otra centrada en The Allman Brothers Band, todo ello autoeditado. En los años que han pasado desde entonces, parí varias biografías, Led Zeppelin y Jimi Hendrix, un par de ensayos sobre superhéroes, El factor X y Titanes unidos, una biografía ilustrada, Stargazer, al objeto de celebrar el 40 aniversario de Rainbow (puesta a la venta a precio de coste y con todos los fotógrafos contactados cediendo su obra gratuitamente durante los doce meses en que, exclusivamente, estuvo a disposición del público), una puesta al día de la biografía de Deep Purple, ahora llamada Pasión púrpura y muy ampliada (no disponible en la actualidad), un libro de memorias, dos guías de viaje sobre Barcelona, una gramática del Euskara, un recopilatorio de todos mis escritos como articulista y, finalmente, en compañía de otros tres locos, un fanzine centrado en La Saga Purple que lleva ya más de cinco años publicándose mensualmente bajo el título de Un legado sin fin. Por otra parte, en 2019 publiqué el libro del que estoy más satisfecho, El legado de Duane, una puesta al día de la biografía de The Allman Brothers Band, publicado por Lenoir Ediciones, donde, además de relatar las vicisitudes del grupo y de todos sus integrantes y sus diversas aventuras musicales paralelas (tantas casi como las de los miembros de Deep Purple), tuve la osadía de glosar, pobremente, habida cuenta de mis escasas dotes literarias, las sensaciones que suponía estar en los conciertos ofrecidos por las diferentes formaciones del grupo a través de los años con la intención de situar al lector en el patio de butacas.
En la actualidad trabajo, con el apoyo de Simon Robinson, en una traducción al inglés de la biografía de Deep Purple. El título provisional es Legado púrpura, y estará compuesta por dos tomos de 400 páginas en formato folio, solo texto, con los apéndices accesibles vía internet (será ya la octava versión del libro, todas ellas diferentes). Y puesto que Simon está trabajando este año en ocho libros a la vez, no hay fecha de finalización para este proyecto, que supongo se alargará aún un par de años al menos, tiempo que pienso aprovechar para escribir en paralelo mi primer libro serio, que aún no sé si seré capaz de llevar a cabo, porque el pánico escénico me puede, la verdad.
Eduardo Izquierdo