El Segell Microscopi publica el próximo 21 de septiembre el nuevo disco de Smoking Bambino. Alter ego de Esteve Saguer, la obra en cuestión se titula Llampigots i bufarandes, un trabajo con un sello muy particular en que juegan la intimidad y ese poso tan sosegado pero visceral del artista. Lo suyo parte de un folk atrevido que puede ser visto de mil formas. Con un aire noctámbulo (a veces cercano al universo Gainsbourg y Tom Waits), su propuesta bebe (y en grandes dosis) de la canción de autor. A todo esto, añade jazz, con un poco de blues y, lo irreverente y poético de unas letras en catalán que te mantienen alerta todo el rato. Prueba de ello son canciones como “Per un feix de diners”, “Conyac i diazepam” o “Dolor ancestral”. Pero quien mejor va a explicar su propuesta es él mismo. “Mi voz se ha vuelto más grave, rota y oxidada con el paso de los años y es un buen contrapunto a las melodías calmadas, aportando quizá profundidad, oscuridad y tinieblas a las canciones. Las letras, escritas en primera persona, aunque no tienen por qué ser necesariamente autobiográficas, hablan de personajes marginales, de amores que se rompen, de anhelos y de ansiedades, de búsqueda y de fracaso, del regreso a la infancia. Supongo que, como siempre, muy inspiradas en los, para mí, grandes autores de la literatura como Bukowsky, Kerouac, Fante y los maestros japoneses Dazai, Mishima y Kawavata”.
Con estos referentes literarios y la imaginación de unos personajes en constante búsqueda, conjuga la bohemia, la oscuridad y esos sueños rotos tan recurrentes. Con una trayectoria sólida trufada de buenos discos, este podría ser la punta del iceberg.
Texto: Toni Castarnado
Foto: Helena Beyod
