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Rockin’ Senectud

Foto: Sergi Fornols

 

Después de los incontables rumores que se propagaban ayer como el ébola por la red, cacareando a los 4 vientos el posible itinerario de gira europea para el año 24 -supuestas confirmaciones en pocos días cuando tecleo-, clavando chincheta en tropecientas ciudades del continente, va el Sr. Springsteen, con sus santos huevazos, y pospone por el momento todos los conciertos previstos para el mes de septiembre en USA hasta nuevo aviso.

Señorías, esto no es de recibo, una úlcera de estómago no puede ser motivo suficiente para que un señor de 73 palos dé al traste con las ilusiones de todos los poseedores de boleto para esos conciertos, ¡y menos las de todos aquellos que se habían trazado una ruta imaginaria para seguirle la próxima primavera en base a unas fechas sobre las que ellos mismos han especulado! Sarcasmos al margen, resulta espeluznante la cobertura mediática instantánea sobre cualquier calamidad que le suceda a nuestro protagonista -un resbalón en Amsterdam cuyo vídeo cortocircuitó las redes- incontables memes emparejándolo físicamente con Woody Allen, etc. todo para recordarnos la edad que gasta.

También es curioso el ensalzamiento de sus rendiciones en directo, más por la duración de estas “con lo mayor que está, ¡y tres horas de concierto qué tío!” que, por su contenido, sea mesiánico, fiestero u original, esta no es la materia que nos ocupa. La cuestión aquí se antoja de doble filo. Por un lado, parecemos querer enterrar prematuramente a nuestros ídolos, -pero si hasta había un artículo hoy mismo detallando en qué consistía la dolencia del paciente, ¡pardiez! – en signo de supuesta admiración a su resiliencia, para ser partícipes de su ocaso en directo y colgar el RIP de turno en redes lamiéndonos las heridas. Por el otro, nos inquietamos deseando que vuelvan a pisar madera cuanto antes, no dejando de maravillarnos por su renuencia a los achaques creyendo verla dedicada a cada uno de nosotros de forma individual, y temiendo honestamente el abandono en cuanto nos demos la vuelta.

Foto: Dave Hogan

En el caso de Springsteen, el hombre cuando se pone lo hace a conciencia, giras largas con descansos de más o menos días entre pases ya nunca seguidos, una dispersión geográfica en el recorrido y una densidad de contenido por bolo posiblemente únicas. Sin pretender jugar a competir, grupos actuales que merecieron para los más púberes de mis amigos un poster en el último espacio de la pared de su cuarto (Pearl Jam, Metallica, Foo, etc.), dosifican ya desplazamientos y cercenan repertorios. También hay algún combo más viejo, me vienen a la mente unos tales The Rolling Stones, que casualmente ayer presentaban nuevo disco en 18 años, ruedan desde el 62 y se huelen posibles nuevos conciertos para el jolgorio de cualquier ser vivo de este planeta y de cualquier otro… pero esto ya es una leyenda sobrenatural.

 

Texto: Frank Domenech

 

 

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