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Blues en la encrucijada: Nat Myers, una de las esperanzas del blues contemporáneo

Muchos son los que aseguran que el blues está muerto. Pues desde aquí vamos a demostrar que no. Que está más vivo que nunca, y no solo eso, sino que ha sufrido múltiples mutaciones. Y que blues hay hasta debajo de las piedras. Blues bastardo, quizá. Pero a fin de cuentas, blues.

Como otros muchos chavales norteamericanos tuvo una infancia agitada, vivió en Kansas y Tennessee hasta llegar al norte de Kentucky, allí atravesó una adolescencia rebelde, pasada a lomos de su skate y con bandas de hardcore, punk y rap como banda sonora. Algunos encuentros desagradables con la ley provocaron que sus progenitores lo apuntaran en una academia de música. Tratando de sacarlo de las calles el máximo tiempo posible, pero el factor determinante, la clave, fue el instante en que las canciones que su padre escuchaba en casa captaron su atención. El mojo volvió a ejercer su magia eterna y el bueno de Nat se empezó a tomar en serio la guitarra que su madre le había regalado, a la que no había prestado mucha atención hasta ese momento.

Aquellas tonadas de Blind Lemon Jefferson, Charley Patton o Mississippi John Hurt que sonaban en el estero del comedor le enseñaron que la poesía, una de sus pasiones, podía ser cantada, y que ahí tenía un medio idóneo para expresar todo lo que bullía en su cabeza. Unos vídeos subidos durante la pandemia captaron la atención de Dan Auerbach, otro al que no le falta olfato, que se marcó como objetivo trabajar con aquel jovenzuelo. Yellow Peril (Easy Eye Sound) es el fruto de unas sesiones grabadas a la antigua usanza, con colaboración de Alvin Youngblood Hart y de Pat McLaughlin, registradas en vivo y en directo en apenas tres días en el acogedor marco de la casa de campo del Black Keys. Atrapando la fuerza visceral de un artista completísimo.

Una voz privilegiada, unos dedos ágiles y unas composiciones maravillosas de letras muy comprometidas que ponen al día la tradición ancestral del blues, dotándola de una frescura y una lozanía que le sienta fenomenalmente bien. Sí, es un disco que podía haber sido grabado hace cincuenta años, pero resulta que está hecho en pleno siglo XXI, y eso es una gran noticia para el género y para los que disfrutamos de él. Un soberbio debut, un álbum espléndido.

Manel Celeiro

Foto: Jim Herrington

 

One Comment

  1. Jajaja «Una de las esperanzas del blues contemporáneo». Como este chico hay a montones en los USA

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