Blues en la encrucijada: JW-Jones, sin arrugas y con el cuello almidonado

Muchos son los que aseguran que el blues está muerto. Pues desde aquí vamos a demostrar que no. Que está más vivo que nunca, y no solo eso, sino que ha sufrido múltiples mutaciones. Y que blues hay hasta debajo de las piedras. Blues bastardo, quizá. Pero a fin de cuentas, blues.

Cuando el fan de un género en concreto se encuentra con un álbum abierto y accesible, de fácil deglución y no menos plácida digestión, en no pocas ocasiones echa mano del viejo adagio: “este es un disco de X para los que no les gusta el X”. Es una manera rápida y sencilla de despachar el disco en cuanto a material para todos los públicos, siempre con el monóculo a mano. Pero tal aseveración, por más que en ciertas ocasiones pueda resultar acertada, no tiene por qué llevar adjunta la conclusión de que, por tanto, el trabajo en cuestión es flojo, mediocre o incluso pésimo. Los prejuicios suelen ir por un lado y la realidad, casi siempre, por otro. Si hablamos de JW-Jones, tanto de su música en general como de su reciente último álbum –Everything Now– en particular, podríamos echar mano de la frase de marras y decir que “es un músico de blues para los que no les gusta el blues”. O, dicho de otro modo, para aquellos que sobrevuelan el estilo y solo se lanzan a pescar lo más superficial, lo menos intrincado. Y estaríamos en lo cierto, pero solo en parte.

Porque como solo los obtusos, los cretinos y los melindrosos rechazan a ciertos artistas por cuestiones tan accesorias como esa, JW-Jones es también un músico de blues para los que sí les gusta el blues. Porque calidad a las seis cuerdas no le falta, y capacidad para escribir buenas canciones tampoco.

Nacido en Ottawa en 1981, John Wynne-Jones celebró la mayoría de edad ganando el Ottawa Blues Guitar Riff-off en 1999, estrenándose discográficamente al año siguiente con Defibriallatin. A partir de entonces alternaría su producción en solitario con múltiples colaboraciones -en estudio y en directo- con gente como Buddy Guy, Hubert Sumlin, Charlie Baty, Kim Wilson o su compatriota Colin James, con quien tiene más de un punto en común. Consolidado en la anterior década con discos tan sólidos como Seventh Hour (2012), Belmont Boulevard (2014) y High Temperature (2016), ganando con este último el premio al Mejor CD autoproducido que concede el International Blues Challenge, su última entrega nos llegaba este verano confirmando que sigue en una forma excelente.

Everything Now es un -otro- disco de blues de vocación pop rock, con todo lo que ello conlleva de anatema para los puristas y deleite para el resto. Punteados por invitados tales como Geordie Johnson, Stanton Moore, Rob McNelley o los mismísimos Texas Horns, y con la aparición estelar de la guitarra de Jimmie Vaughan (en «Take Your Time»), los once temas -todos propios- del álbum fluyen con naturalidad y coherencia. Algún tinte jazzístico, un leve aire swing aquí y allí, pero básicamente aquí hay buenas canciones de blues con un tratamiento vocal inequívocamente melódico.

Y es que en realidad el disco es muy canadiense en cuanto a carácter: pulcro, educado y presentable en cualquier cena de compromiso. Por ello, cuando JW canta “I am a blue-collar guy, but my exaggerations are justified” en «To Tell You The Truth (I Lied)» uno no puede por menos que sonreír. Porque desde el primer tema, desde la portada misma en realidad, resulta obvio que nuestro hombre tiene de “blue collar” lo mismo que nosotros de astronautas. Pero el contraste y la amable ironía de una declaración tal, resulta un perfecto resumen de lo presentado. Así que ya lo saben. Si tras darse una vuelta por el Delta y los cruces de caminos, o de regreso de los antros y callejones de Chicago les apetece una fiesta elegante con cócteles gratis y en compañía de gente a la que le gusta el blues (o no), Everything Now les espera en la terraza del piso 27. Hay canapés, también.

Eloy Pérez