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Lee Fields – La (2) de Apolo (Barcelona)

 

Lee Fields se ha convertido en el Bruce Springsteen del Soul para el público barcelonés. Esto es, un artista que, con el paso del tiempo, sigue concitando a una gran cantidad de público de todo pelaje, legión fiel de seguidores que con él se irían hasta el fin del mundo. Un fandom capaz de atiborrar el espacio de [La2] de Apolo un 17 de agosto y de pasar por el puesto de merchandising como una plaga de langostas.

 

Y, lo que es mejor, entre el público se ve a gente joven. Chavalas y chavales que probablemente ni habían nacido cuando, hace veinte años, el artista visitaba la ciudad por primera vez en aquellas memorables veladas en La Boîte donde el público rara vez superaba las cincuenta almas y donde algunos soulfans barceloneses nos enteramos, de una vez, de lo que es bueno.

Desde aquellos días han pasado ya dos décadas y una gran cantidad de recitales que el artista ha dado aquí. El último, sin ir más lejos, en la misma sala en 2019. Pero el más memorable es, sin duda, el que en 2011 dio junto a Charles Bradley en la sala Salamandra en 2011, acompañados por la Menahan Street Band. Quién sabe si el mejor concierto de Soul de Barcelona en lo que va de siglo.

La cuestión es que, anoche, salía el artista (con notable retraso, por cierto) al frente de sus Expressions, y demostraba que, a sus 72 años, tiene todos los números para ser el más solvente soulman sobre la faz de la tierra. El más mejor. El tío que tienes que ver sobre las tablas si quieres entender algo a propósito de la Música del Alma, sin peros ni postureos. Soul en esencia, arrollador. Sin puñetas ni zarandajas. Sonido y pasión que agarran, capturan y no sueltan. Gran Música Negra en todo su épico esplendor.

 

La cosa empezó por todo lo alto con You can count on me, reciente bombazo deshornado a 45 rpm para la escudería Daptone, sello para la que ha registrado su último álbum, Sentimental Fool, cuya tracklist concentró gran parte del repertorio ejecutado. Momento de éxtasis con su infaltable Ladies, y una sentida dedicatoria a sus hermanos del alma, Charles Bradley y Sharon Jones, a cuya memoria quiso dedicar el recital con unas palabras algo más que hermosas.

Standing by your side, I still got it, Forever (que llegó a sonar en la Superbowl del año pasado) y momento de altísimo octanaje con el funk de Money i$ king. Despedida con Faithful man y bises con Honey dove. Y, en el rostro de todos los asistentes, un rictus de felicidad, de espíritus dopados con los mejores ingredientes sonoros; pies y alma en su sitio. Elevación, elegancia y entusiasmo.

Y ganas, ya, de volver a tener al Sr. Fields de nuevo en Barcelona. Que no tarde, que la legión de fans, los de toda la vida y los más recientes, le estamos esperando, todos, con la misma ansia.

Texto: Alberto Valle

Fotos Fernando Ramírez

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