Encuentros

The Nomads, «era muy difícil seguir el ritmo de los Pleasure Fuckers» (Nick Vahlberg)

Foto: Hanna Werning

Esta semana nos visitan en una gira corta como las que realizan en este momento de su vida la banda de Estocolmo. Serán tres fechas muy especiales porque no suelen prodigarse mucho, salvo algunos conciertos que les apetecen mucho y España se encuentra entre ellos, especialmente en tres plazas que conocen bien: 31/08 El Sol (con El Gobierno), Madrid; 01/09 16 Toneladas (con Los Chicos), Valencia y el 02/09 en Festivalle Tobalina (http://www.festivaldelvalle.es/). Reproducimos completo el artículo-entrevista que publicamos este mes en papel.

Mientras que el punk estaba contra las cuerdas al principio de los años 80, cuatro adolescentes suecos encontraron un tesoro; el rock de garaje de los años sesenta que pondría a su banda, The Nomads, en un nuevo camino. Para Nick Vahlberg, Hans Östlund, Tony Carlsson y Ed Johnson, ese descubrimiento supuso el inicio de un viaje que superó todos sus sueños. Profundizaron en la música de The Sonics, The Seeds, MC5, The Pretty Things, The Stooges, The Strangeloves, y atendieron a una llamada a las armas para revivir lo que consideraban unas joyas perdidas. Tras un puñado de versiones publicadas como singles, en 1983 lanzaron su álbum de debut, Where The Wolf Bane Blooms. Con cuatro versiones y dos canciones originales, duraba poco más de 20 minutos, pero, a pesar de su brevedad, fue un golpe de energía que dio vida a una nueva escena musical. Su impacto se sigue sintiendo hoy en día, ya que puso a The Nomads en el camino de convertirse en una de las bandas más influyentes en el renacimiento de la escena del rock de garaje.

La repercusión en su región fue inmensa y, durante la década siguiente, la banda siguió ascendiendo. Mientras su influencia bullía lentamente a lo largo de los años 80, estaban colocando una larga mecha para una gran explosión en la escena escandinava del garage rock de los años 90. Los chavales estaban escuchando, tomaban notas y, apenas diez años después de la publicación de Where The Wolf Bane Blooms, la escena del rock escandinavo estalló. The Hives, The Hellacopters, Gluecifer y muchos más habían oído el sonido que despertó sus sentidos. Por toda la región se estaban formando bandas que tomarían influencia de The Nomads, tanto en su sonido como en su actitud, mientras que ellos mismos disfrutaban de un éxito que nunca imaginaron que fuera a ser posible.

Lo que empezó como una misión para revivir los sonidos y las canciones de las bandas de garaje originales de los Estados Unidos, cobró vida propia y lanzó en una montaña rusa a la banda. Llegaron mucho más allá de las expectativas de cuatro chicos de un suburbio de Estocolmo y, aunque no sigan tan activos en la actualidad, el apetito por su música no ha disminuido en absoluto.

En preparación para volver a España para estos tres conciertos (el líder de la banda, Nick Vahlberg, reflexiona sobre el impacto que ha tenido la banda, los personajes más importantes en la historia de sus inicios y a dónde los ha llevado todo este periplo.

Foto: Luc Luyten

Me alegra ver que volváis a España Nick. Ha pasado mucho tiempo.

Sí, estamos emocionados de volver. Han pasado un par de años desde que hicimos algunos conciertos en España. Hemos vuelto un par de veces para festivales, pero han pasado seis o siete años desde la última gira de salas. La última vez terminé bastante mal con mi voz. Había estado gritando demasiado la noche anterior y en el concierto de Donostia me quedé completamente afónico. Fue horrible, una de las peores experiencias de mi vida musical en directo. Hoy en día somos músicos aficionados, así que ya no estamos acostumbrados a las giras. Sólo nos vamos los fines de semana a tocar un par de veces. Creo que aquella vez en Donostia fueron tres conciertos seguidos y por lo visto me había agotado demasiado en Valencia la noche anterior. Pero el público fue realmente increíble. Entendió mi problema y de todas formas se convirtió en una noche agradable.

Por supuesto, la experiencia para vosotros ha cambiado mucho desde que empezasteis a hacer giras por toda Europa.

Hemos estado de gira por España muchas veces a lo largo de los años y creo que la primera vez fue la más emocionante porque fue muy diferente para nosotros, en todos los aspectos. Fue en 1987 y, de alguna manera, tenímos algunos seguidores españoles porque el legendario Kike Turmix nos ayudó mucho. Vino a un concierto que dimos en Toulouse en nuestra primera gira francesa en 1984 e hizo correr la voz sobre nosotros. La primera gira en el 87 fue realmente increíble. Hicimos varios conciertos juntos con The Pleasure Fuckers y fueron fantásticos. Había varios bares de Madrid dedicados al garage, algo que no encontrabas en Estocolmo en aquella época. Pero era muy difícil seguir el ritmo de The Pleasure Fuckers. Eran otra cosa, absolutamente increíbles.

Van a cumplirse 40 años desde que publicasteis vuestro álbum de debut, Where The Wolf Bane Blooms. ¿Qué es lo que más recuerdas de grabar y tocar por aquel entonces?

Hemos estado hablando mucho de ello porque este otoño se cumple el 40 aniversario y hemos decidido hacer una edición especial del álbum. El original sólo duraba 20 minutos, así que va a ser una versión ampliada con un montón de maquetas y singles. Saldrá en otoño y haremos un par de conciertos en Suecia para celebrar el aniversario. Nuestro amigo Lindsay Hutton ha escrito unas palabras muy bonitas para el disco, así que tuvimos que intentar recordar algo de las grabaciones para ayudarle con sus notas del libreto. Quería algo parecido a Please Kill Me, una especie de historia oral, y es difícil porque fue hace 40 años. Es difícil recordar tanto después de tanto tiempo. Yo sólo tenía 21 años, pero, por suerte, algunos de los que ya no están en el grupo, como Tony Carlsson, el bajista, tienen un recuerdo muy vívido de todo y pudo aportar mucho sobre la grabación del álbum y todo lo demás.

Lo que más recuerdo es que tomamos decisiones muy raras. El productor del disco, 4-Eyed Thomas, nunca había producido nada. Era como nuestro líder espiritual y se encargaba de la ingeniería de grabación. Éramos muy inexpertos y sólo habíamos grabado un par de singles. Tuvimos mucha suerte. Creo que el disco salió tan bien porque la química personal era excelente y que a la gente le interese ahora, incluso 40 años después, es algo que nunca habríamos imaginado.

¿Teníais algún plan , algún camino que se propusierais seguir?

Nuestras expectativas eran muy bajas. Grabamos por primera vez y recibimos algunas reacciones buenas de gente guay, lo que realmente nos sorprendió porque teníamos muy pocas expectativas para esta banda. Nos sorprendió incluso conseguir conciertos en el centro de Estocolmo. Venimos de Solna, que es un suburbio de Estocolmo, y ya sólo conseguir conciertos en la ciudad fue emocionante para nosotros. Gente como Greg Shaw de Bomp! Records en Los Ángeles y Lindsay Horton de The Next Big Thing reaccionaron muy bien a los singles, así que sabíamos que teníamos algo que la gente consideraba que valía la pena. Pero, aun así, fue una sorpresa muy agradable que el álbum se abriera paso de la forma en que lo hizo y que pudiéramos empezar a hacer giras fuera de Suecia.

Uno de tus héroes es Peter Zaremba, de The Fleshtones. ¿Qué tienen él y la banda que te hace tenerlos en tan alta estima?

Sin duda es uno de mis héroes. Es un gran showman y The Fleshtones son una banda fantástica. Les admiro mucho. Hemos tocado juntos muchas veces a lo largo de los años. La primera vez fue en 1984, así que llevamos mucho tiempo colaborando. El primer concierto juntos fue en el Museo de Arte Moderno de Estocolmo. Pasamos una noche fantástica y nos hicimos muy buenos amigos. A lo largo de los años hemos intentado coincidir siempre que hemos podido. Son una banda maravillosa y Peter tiene una forma fantástica de hacer trabajar al público que realmente envidio. Yo nunca podría ser tan asombroso como él en el escenario. Así que siempre espero con impaciencia la próxima ocasión de reunirme con ellos.

Foto: Hanna Werning

Son una de las grandes bandas de garage revival, pero para vosotros ¿sentíais que estabais creando la primera oleada de garage rock sueco?

Bueno, en realidad no era nuestra intención crear el movimiento de garage sueco, pero de alguna manera lo conseguimos porque había muchas otras bandas que nos seguían. Venimos del punk rock, pero en 1980, cuando empezó la primera versión embrionaria de la banda, el punk rock se había apagado. Ya no era tan excitante como antes, así que nos pareció fantástico haber encontrado el garage rock de los años 60. Era como un tesoro escondido de grandes canciones que eran completamente nuevas para nosotros y para mucha otra gente. Canciones como I’m Five Years Ahead Of My Time, quizá ahora se considere un estándar del garage rock, pero entonces estaba completamente olvidada. Encontramos todas esas canciones geniales que además eran muy fáciles de tocar. Nunca fuimos músicos fantásticos ni nada por el estilo, pero nos pareció genial sumergirnos en estas viejas y oscuras canciones que nadie conocía.

Siempre habéis dado en el clavo con las versiones que habéis elegido. ¿Qué tiene una canción que, cuando la escuchas, te llama para que hagáis una versión propia?

Esas primeras versiones eran canciones tan increíbles y oscuras que sentíamos la necesidad de rescatarlas de la oscuridad eterna. Nos sentíamos un poco como si estuviéramos en una misión en la que teníamos que llevar esta gran música al mundo, pero hoy en día nos resulta difícil encontrar una canción nueva que versionar. Ya no somos tan activos coleccionando discos y somos más viejos, un poco más perezosos, así que ya no es tan fácil como antes. Entonces siempre estábamos rebuscando en tiendas de discos para encontrar discos antiguos. Hoy en día es muy diferente, toda la historia del rock ‘n’ roll está en tu ordenador, a un par de clics y es difícil encontrar canciones interesantes para versionar. Por eso hicimos principalmente material original en los últimos lanzamientos. El problema es que ahora consumimos música con tanta facilidad… Al principio también nos pasaba algo parecido, pero teníamos a 4-Eyed Thomas. Tenía unos diez años más que nosotros y una fantástica colección de discos. Muchas de las versiones que hicimos fueron sugerencias suyas. Era como un hermano mayor, por así decirlo, que nos indicaba la dirección correcta y nos señalaba todo lo bueno, y también lo que podíamos saltarnos.

Siempre es estupendo tener un guía, un gurú. Pero he leído que hace unos diez años pensabas que la escena del garage estaba condenada. ¿Sigues pensando lo mismo?

Me pregunto qué pensaba en ese momento, porque hace mucho tiempo. Da la sensación de que la música de garage siempre ha estado ahí. DMZ ya tocaban rock de garage a mediados de los setenta. The Hives son impresionantes de ver y ahora tocan en estadios. No estoy seguro de a cuál me refería. La música de garage es completamente atemporal, como todo el gran rock ‘n’ roll, y eso nunca morirá. The Hives consiguieron llevarla un público masivo, lo cual es realmente fantástico. Pero sólo puedo hablar de nuestra banda y, en realidad, ya no tenemos que preocuparnos por eso. Seguimos haciendo lo que siempre hemos hecho y estamos contentos de que haya tanta gente ahí fuera a la que le siga interesando.

Cuando tocáis en directo, ¿notáis que acude un público más joven?

Últimamente no tanto. A finales de los 90 y principios de los 2000, cuando grupos como The Hellacopters y The Hives hacían referencia a The Nomads, mucha gente joven venía a nuestros conciertos. Son grandes bandas, grandes tipos. Fue muy bonito. Hoy en día nuestro público es principalmente gente mayor. A veces un par de jóvenes te sorprenden gratamente. Tocamos en un concierto en el sur de Francia no hace mucho, en Nimes, y hubo un grupo de chicos que acabaron de descubrirnos y habían empezado a escucharnos en Spotify. Pensaron que sonábamos bien y vinieron a vernos. Nunca habían oído hablar de nosotros. Así que esas cosas pasan.

Hace años que no publicas música nueva. ¿Estáis trabajando en algo?

Tenemos un buen equipo de compositores desde hace 20 ó 25 años: Chips Kiesby, que ha producido nuestros dos últimos discos, y Björn Fröberg, nuestro bajista. Se reúnen y componen de vez en cuando y hacen unas demos muy buenas. Pero también tenemos trabajos y las familias, así que todo tiende a tardar mucho más ahora. Estoy seguro de que sacaremos material nuevo, pero últimamente no somos tan prolíficos. No hemos sido una banda profesional durante muchos años. Esto es realmente una afición para nosotros ahora.

Cuando echas la vista atrás a los últimos 40 años, ¿cuáles son los momentos más destacados?

Siempre ha habido altibajos. A veces estás a la última y de repente pasas de moda, pero tienes que seguir haciendo lo que haces y, con un poco de suerte, ser más popular de vez en cuando. Los primeros años de los años 90 fueron interesantes porque en 1991 conseguimos una especie de éxito comercial aquí en Suecia con el álbum Sonically Speaking, que se hizo con un presupuesto mayor en un sello más. Era interesante estar en el nivel en el que recibías cartas de fans de adolescentes que te veían en la televisión y cosas así. Desapareció bastante rápido y volvimos al anonimato, pero no pasa nada. En los años 90, empezamos a tocar mucho en los EEUU. Empezamos a trabajar con Estrus Records en Washington en los 90 y fueron ellos los que nos llevaron al festival Garage Shock. Fue una época interesante y después, a principios de la década de 2000, cuando algunos de nosotros empezamos a formar familias y a tener hijos, redujimos el ritmo del grupo a un nivel más bajo, pero seguimos tocando y siempre aparecían ofertas interesantes de alguna manera, así que siempre nos pareció que merecía la pena continuar.

Está claro que habéis cerrado el círculo y habéis pasado de ser una banda que recogía las influencias originales de garage a ser vosotros mismos muy influyentes.

Sí, es muy bonito. Me encanta que sigamos haciendo esto. Es muy gratificante en muchos sentidos.

Texto: Nathan Whittle

 

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