Noche electoral en Barcelona, de las más tórridas y sofocantes de todo el verano. El concierto empieza cuando el recuento de votos no ha hecho más que arrancar. Tal vez la coincidencia en el calendario de los Soft Cell con las Generales explique la floja (aunque aceptable) afluencia de público.
La imagen de Soft Cell como dúo está tan consolidada (ningún músico les acompañó en su anterior visita a Barcelona, en 2002, con ocasión del BAM), que por un instante dudo al ver un saxofonista y tres coristas tomar el escenario. También es difícil afirmar que sea David Ball quien se sitúa tras los teclados, ya que aparece con una gorra bien calada sobre la cabeza, la cara semi oculta tras unas gafas de sol. Luego se confirmó que no era él.
El pase empieza con “Torch”, canción de 1981, seguida de “Monoculture”, de 2002, y pronto se evidencia otra novedad con respecto a la actuación del 2002: el uso, sin excesos pero efectivo, de una pantalla de vídeo, que en el caso de “Monoculture” nos ametralla con imágenes en bucle de un carrito de la compra circulando a toda velocidad por los pasillos de un supermercado, y consignas anti-consumistas (“Stop Rewarding Corporate Greed”).
La gente baila feliz, al margen de lo que puedan deparar los comicios electorales, al ritmo de dos temas de 2022, “Happy Happy Happy” y “Purple Zone”, que remiten directamente a Pet Shop Boys o a Village People. Pero a riesgo de parecer nostálgico o involucionista, para mí el auténtico talento de Marc Almond queda de manifiesto, por primera vez, cuando interpretan “Youth”, balada descomunal de 1981, en la que Almond despliega toda su teatralidad y sus virtudes vocales.
El concierto entra en su mejor fase. “Seedy Films”, acompañada por imágenes de carteles luminosos de sex shops y espectáculos eróticos, demuestra una vez el enorme potencial de los primeros temas de este dúo, tan atemporales, provocadores, minimalistas y efectivos como el primer día, y al mismo tiempo, susceptibles de ser actualizados y revalorizados con el paso del tiempo.
Suena a continuación otro tema de 2022, “Nostalgia Machine”, “Soul Inside”, de 1983, y “Chips On My Shoulder”, pero ninguno será tan coreado como “Bedsitter”. Para la recta final, “Sex Dwarf”, e infaliblemente, “Tainted Love/Where Did I Love Go”, a modo de despedida y el bis de «Say Hello, Wave Goodbye» en una comunión total con la audiencia.
En ningún momento hace mención Marc Almond a los resultados de las elecciones. Tal vez lo hubiera hecho, de saber que, al menos de momento, los derechos LGTB han salido indemnes de la contienda. En todo caso la gente aquí ha venido huyendo de la política, en busca de baile y diversión, y se va casa con la cabeza llena de éxitos de tecno-pop ochentero. Tiempo habrá de poner la televisión, y ver en directo las reacciones de los candidatos.
Texto: Alex Fernández de Castro
Fotos: Marina Tomás Roch