No digo nada nuevo si afirmo que Maynard James Keenan es un personaje que tiene un gran concepto de sí mismo y que parece estar encantado de conocerse. Un factor que en sí no es malo, su carrera tanto con Tool como con A Perfect Circle le otorga solvencia contrastada. Pero también da la impresión de que en las dos bandas nombradas haya ciertas ataduras que no le dejan expresarse artísticamente y a su manera al cien por cien.
Y eso es lo que pudimos presenciar en la sala grande del complejo Razzmatazz. Un Maynard James Keenan desatado, haciendo gala de su particular sentido de la estética y del humor mezclando rock alternativo y electrónica. Y es que si hablamos de estética la cosa estuvo cuidada hasta el último detalle; pantallas de vídeo con continuas proyecciones, alienígenas en escena y plataformas que Maynard comparte con la vocalista Carina Round.
Con una sala rozando el sold out y con puntualidad extrema el bueno de Maynard disfrazado una poco a la ¿Donald Trump? nos hacía partícipes de la experiencia Puscifer con uno de sus surrealistas soliloquios. Y así dio paso a una primera mitad del concierto donde la electrónica y su último trabajo Existential Reckoning fueron los protagonistas. Las bases programadas respaldadas por instrumentos reales hicieron mantener la atención al público que también estaba más que atento a las proyecciones y sensaciones extrasensoriales. Mención especial para la cachonda Fake Affront que le dio mucha vidilla al público.
Intermedio y cambio de tercio con el vocalista haciendo otra perorata desde las pantallas. Y empezó la parte rock del concierto, con Maynard asumiendo el papel como de científico tarado y beodo, con loas al bebercio. Todo mucho más directo y con la vocalista femenina cogiendo las guitarras. Impecables «The Remedy»o «Momma Sed» donde Maynard James Keenan demostró porqué es una vocalista único entre un millón y porqué se le tiene en cuenta desde los días que Tool lo petaron en los noventa. Recta final de bises y con la banda en plena ebullición que acabaron a lo grande y ovacionados con la adictiva «Bedlamite». Buena velada y diferente sin duda, de la mano de un vocalista que no encaja en ningún estereotipo, y que por supuesto le importa lo más mínimo. Aunque a juzgar per el número de camisetas de Tool entre el público, no queda claro si Puscifer podrán llegar a gozar de una entidad propia, fuera del fandom Tooliano.
Texto: Xavi Martínez
Fotos: Sergi Fornols
