Me pasa con ciertos grupos patrios lo mismo que le pasa a los habitantes de ciudades con mar: por tenerlos tan a mano en ocasiones no los valoro lo suficiente. Sin embargo esto, que por supuesto es una paletada mía, no deja de ser una tara muy española. Ese síndrome de no saber apreciar lo nuestro era lo que me pasaba por la cabeza durante los primeros instantes del concierto que M-Clan dio ayer en las Noches del Botánico.
M-Clan es, muy probablemente, la banda nacional más internacional que tenemos. He tenido la suerte de verlo varias veces, en distintos recintos y formatos y casi siempre salgo con la sensación de haber visto algo maravilloso, algo único. Como me pasaría en cualquier bar de Nashville. Un conjunto de músicos impresionantes liderados por un frontman por el que no pasan los años. Increíble la forma en la que se encuentra Carlos Tarque, tanto física como, sobre todo, vocal.
Como digo, entonando de nuevo el mea culpa, me costó adaptar el cerebro a ver a los murcianos en un festival tan selecto. Digamos que hasta que sonó “Llamando a la Tierra” estaba como esos oriundos que pasean por la Bahía de La Concha sin apartar la vista del móvil. Miraba a mi alrededor y veía un recinto abarrotado de un público que coreaba casi todas las canciones y lo pasaba en grande. Un público que ya venía embrutecido del show de Ilegales.
Un bolo, el de Ilegales, gamberro y ácido, como lo son todos. Un bolo habitual en un festival a priori incompatible. Los chicos malos del cole yendo al baile de fin de curso sin tiempo ni ganas de ponerse traje y corbata. Jorge Martínez y los suyos no tienen nada que demostrar y anoche lo demostraron. Un concierto efectivo, elegante incluso en su esencia punkarra, donde los asturianos inauguraban con sus guitarrazos y sus letras afiladas esta jornada tan ibérica.
Entrada la noche, el público cantaba “Perdido en la Ciudad”, “Roto por dentro” o “Miedo” pero no se me terminaba de quitar ese aire de fiestas municipales. Necesitaba una hostia seguida de un ‘espabila, imbécil’ y eso vino con “Las calles están ardiendo”. Puro rocanrol. Tarque desbocado bailando al compás que marca toda su banda, a la que el vocalista, muy Springsteeniano, cede bastante protagonismo.
Tiempo de los bises y vuelta a las verbenas. Tarque habla con el público durante todo el “Maggie Despierta” y dos tíos casi se pegan durante “Carolina”. Esto sí que no lo había visto nunca en el Botánico. En definitiva, un concierto sobrio y animado. Esta vez, vuelvo a casa sabiendo de sobra en qué ciudad me encuentro.
Texto: Borja Morais
Fotos: Salomé Sagüillo
