Vivos

Huercasa Country Festival – Riaza (Segovia)

 

Robert Finley

De nuevo en la carretera de la vida rural, de la sostenibilidad, de la armonía con el entorno natural, pero ante todo el disfrute de la música de raíces para unos y el baile tradicional americano para otros. Asiduos muy fieles año tras año pero que se dividen a la hora de valorar el contenido y la deriva más abierta del festival que ya comenzó a aparecer en ediciones pasadas. Dos días que dieron para mucho en lo que se refiere a diversidad, lo que sus promotores llaman las carreteras secundarias del country, referencia principal por la que nació pero que con el tiempo ha mutado en un reducido espectro con cuatro bandas por día muy representativas de estilos genuinamente americanos.

Esta circunstancia, junto al acierto en la elección, distingue el buen hacer del festival que destaca por su comodidad comparado con otros mega festivales. Aquí, no hay bandas por las que matarías para ver pero que se solapan, tampoco te abrasas por los horarios ni tienes que seguir por las pantallas laterales para ver un solo de guitarra. Es de agradecer que se dejara a las bandas un tiempo merecido, sin restricciones horarias, y de este modo nada les quedara por ofrecer en cada uno de los bolos. Acertadamente, se ha mantenido en horario matutino los line dance de la plaza de la villa, que son distinción del festival, pero que realmente no cuadraban ya en muchas de las actuaciones programadas. Tomar a Tennessee Jet como una fiesta con coreografía en línea fraternal es una situación realmente extraña cuanto menos, la diversión es individualizada.

Red Beard

Abrió RED BEARD, de sobras conocida la banda de nuestro isleño favorito. Jaime Jimenez Fleitas reivindicó como nadie el espíritu sureño, con temas cada vez más potentes y que pese al todavía corto público presentaron su espléndido último trabajo “Die trying” grabado en los míticos Muscle Shoals que debería llevarlos a cotas mucho más altas. Impresionante el sonido aguerrido de su directo.

El gran ROBERT FINLEY apareció en escena con una reducida banda de jovenzuelos (en comparación) pero que de manera más que sobresaliente sirvieron para este reconocimiento tardío de un tío tan entrañable. Se manejó a la perfección en escena con su presencia magnética y esa voz, prestando a los temas la interpretación sentida y ajustada tanto en la imprescindible “Souled out on you” pese a sus limitaciones de visión y movilidad, como en temas más enérgicos como “Sharecropper’s Son”. Disfrutó y los demás ni os cuento.

The Sadies

La parte más emotiva la pusieron THE SADIES, dedicando, como no puede ser de otra forma, todo el concierto al añorado hermano Dallas Good. Ocupan apenas ahora un escenario con ese vacío que no han llenado con otro músico, dando una imagen desvalida de trío al que algo le falta, pero que están decididos a honrar su memoria, pese a todo. Abundaron las instrumentales habituales y con la sencillez de su formato base fueron soltando su repertorio pasando del sonido surf como “Cheat” al rockabilly acelerado o al rock de ramalazos psicodélicos emparentado con el NRA y heredero de los Byrds aún sin las armonías vocales por razones evidentes. La dignidad ante todo.

Cerró la primera noche el esperado por todos. JESSE DANIEL era en principio la apuesta más acorde al inicial planteamiento del festival y así fue recibido y despedido. No se dejó nada de su honky tonk, orgulloso continuador del sonido Bakersfield, con una banda sonando sin fallo alguno y perfectamente conjuntados, Alguno hubo que lo acusó de comercial, pero esto solo era reivindicar lo que el country ha sido y no los productos prefabricados que saturan Nashville hoy en día en sus emisoras. Que ganas había de steel guitar, tanto en las botas danzarinas (aunque quizás ni vieran al fiera Caleb Melo nacido en el mismo Bakersfield) como en los oídos más puristas y tradicionales. Se entregó como se esperaba, dejando a todos más que contentos para el día siguiente.

Jesse Daniel

Habiendo cumplido la primera parte hizo su aparición LA PERRA BLANCO, trío de la gran Alba Blanco, como estandarte del rockabilly con garra hecho aquí pero que es imprescindible en cualquier festival que se le ponga por delante por la entrega que muestran las tres bestias que se dejan todo ahí arriba. Tocando varios temas de su próximo disco, con el complemento perfecto que son la locomotora rítmica del animal de Guillermo y del indomable Jesús, para la maestría de Alba que se desgañita con su guitarra a cuestas y que pese a que no fue su mejor día por un Covid inoportuno previo, por honestidad salió a dar lo que pudiera y le permitiera el bicho. Aún así, no dejó indiferente a los que no la conocían todavía lo que deja bien claro que no se pone freno nunca y eso siempre es de agradecer.

La Perra Blanco

Sin tiempo que perder, EILEN JEWELL nos dejó la clase que da el saber que dominas de principio a fin esos medios tiempos tan representativos de tu discografía con esa languidez expresiva que tiene su voz y la gran guitarra de un infravalorado Jerry Miller que llevó pese a los problemas técnicos con su Fender Jaguar el peso de los huecos que en disco llenan la steel guitar y su guitarra. Mucho nos dejó de su último “Get behind the wheel” pero sin obviar sus temas que nos han acompañado tantas tardes melancólicas. Es difícil bailar a Eilen pero hay que apreciarla en las distancias cortas e íntimas.

Llegó la oscuridad por partida doble con TENNESSEE JET, se fue el sol y salió el tenebroso T.J Mcfarland a asustar a más de un desprevenido. Con intervalos pregrabados que creaban todavía una atmósfera más tétrica que su insistente bombo, nos introdujo en su peculiar visión del country en clave post grunge y más cercano al gótico que al revival que esperaban los incansables danzarines. La versión de “Creep” no ayudó a la algarabía general. Personalidad ante todo, y muchos lo agradecieron de verdad por arriesgar tanto. El cerrojazo no pudo ser mejor.

The Sheepdogs

Los canadienses SHEEPDOGS, con los hermanos Currie a la cabeza, son dignos herederos del Southern boogie de tantas bandas clásicas. Con armonías vocales arrebatadoras, duelos de guitarras revisitados pero con su personal sello y una fuerza en escena de primer nivel fueron pasando por sus grandes temas, de los que es difícil seleccionar algunos, ante la magnitud de la jugada. Son, por méritos propios, pieza clave de las grandes bandas que llevan la antorcha del rock sureño que a día de hoy sigue todavía vigente. Nada queda por decir tras semejante avalancha, excepto que no te los pierdas si vuelven por aquí. Volveremos una y otra vez sin dudarlo, a disfrutar de una primera fila sin agobios, o quién sabe, quizás a lanzarnos al country line dance. Tú también puedes elegir.

Texto: Héctor Fernández Baselga

Fotos: Joan F. Ribas

One Comment

  1. El único que mereció la pena, jesse daniels, el resto para olvidar, lo mejor jesse y reencontrarte con colegas,

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contacto: jorge@ruta66.es
Suscripciones: suscripciones@ruta66.es
Consulta el apartado tienda