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Hollywood Vampires – Hanns-Martin-Schleyer-Halle (Porsche Arena) / Stuttgart

 

De inicio, vamos a recordar que el origen del nombre de la banda viene del club de los bebedores que se fundó en Los Ángeles en los años setenta, y que lo formaban el propio Alice Cooper, Ringo Starr, Micky Dolenz (The Monkeys) y Harry Nilsson. Su actividad no era otra que la de beber en el club Rainbow hasta el amanecer, y salir dando tumbos por el Strip, no tardando en apodarlos como los vampiros de Hollywood, y rápidamente otros miembros ilustres como John Lennon o Marc Bolan, se unieron a la causa.

 

Alice Cooper, como si de aquellos tiempos se tratara, decidió montar una banda para homenajear esos años etílicos y a los amigos del “club” que pasaron a mejor vida. Y si las estrellas que están ahora mismo sobre el escenario, puede que ya no comentan los excesos de otros tiempos, os puedo asegurar que, en su show en Stuttgart, el público a pesar de no llenar el recinto, se empeñó en rendir tributo al “Gang” de Los Ángeles de la mejor manera que sabe, y esa es, bebiéndose un buen puñado de litros de cerveza alemana.

Con la perspectiva y ganas que significa para un foráneo (aunque tengo familia en Stuttgart y empiezo a sentirme medio de la ciudad) afrontar un show lejos de tu zona de confort, solo con caer la cortina de humo después de la muy apropiada introducción desde el cementerio con “Bela Lugosi is Dead”, y tener delante a Cooper, Perry, Depp, Johnson, Henriksen, Sobel y Wyse, la predisposición por dejar que te atrape la leyenda es máxima. Por alguna razón, y esto ya es algo personal, en los tiempos de confinamiento, el álbum “Rise (2019)”, me acompaño bastante y que arrancaran su show con “I Want My Now” de dicho disco, en lugar de la obviedad de un clásico, significo una grata sorpresa.

El Rol dentro de la banda queda claro desde un principio, Cooper como maestro indiscutible de la escena (aunque para mí sea algo antinatural verle tocar la guitarra), Perry sin duda es el que más destaca, cubriendo todo el espacio del sonido de guitarras, y se mueve por la escena de forma libre, con un aura de leyenda intacto, que el caso de Depp (el hombre de las mil caras), se aplica de una forma diferente, cumple con creces y su carisma es evidente, pero parece algo encorsetado. Johnson aplica el lado Sleazy y sus movimientos, outfit y actitud, recuerdan a los buenos tiempos de Sunset Strip, todo arropado por la potente base rítmica de Henriksen, Sobel y Wyse.

A nivel escénico, basta con unas pantallas que lanzan imágenes según cada tema, cañones de humo y eso tan “Kitsch” y efectivo, como unos colmillos hinchables que presiden el escenario, cargado éste con abundancia de luces rojas sacadas del infierno. Podríamos considerar que la primera parte del show es la que apuesta más por sus composiciones propias, como la directa “My Dead Drunk Friends”, de texto evidente y que representa un homenaje a los amigos caídos, “The Boogie Man Surprise”, suena muy vacilona y convive en ese tramo del show con las efectivas “I’m Eighteen”, “Break On Trough (To The Other Side)”, comandadas en todos los casos por Mr. Coop hasta cederle el protagonismo a Joe Perry para homenajear a Johnny Thunders con una versión muy emotiva y con algo de swing de “You Can’t Put Your Arms Round a Memory”.

Si bien hay un alto componente evidente o básico en las versiones escogidas, la banda las desarrolla en muchos casos con un gusto tremendamente exquisito como “Baba O’Riley”, arrancando en formato acústico y explotando en su justa medida para preparar el carrusel que significa la segunda parte del show.  Una segunda parte en la que toma peso Depp, encargándose de la parte vocal de unos temas escogidos que descolocan a buena parte del público como “People Who Died” de The Jim Carroll Band o “The Death And Resurrection Show” de Killing Joke, siendo el contrapunto a “Heroes”, ampliamente coreada de forma emotiva por todo el pabellón.

Pero si antes hacíamos referencia al carisma de Perry, su cuota de protagonismo en el show alcanza su máximo nivel con el homenaje a Jeff Beck que da paso a “Bright Light Fight” del excelente “Draw The Line” junto al acompañamiento de Cooper a la armónica y la Slide de “The Train Kept A-Rollin” dando buena cuenta de los acoples en el amplificador y que marca el fin del show antes del único bis. Ese bis te transporta directamente a los shows de Cooper, ya que no es otro que “Schools Out”, que por supuesto cuenta con los clásicos globos gigantes entre el público y ese sonido de la campana del final de las clases del instituto. Con todo esto, la banda completa un show realmente disfrutable, que, aunque es evidente que éste es algo “guionizado”, pivota entre los clásicos evidentes y otros escogidos con gusto, así como material propio, pero lo que sin duda destaca es la calidad y carisma de los músicos que tenemos delante.

Texto y fotos: Óscar Fernández

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