Un show que finaliza a ritmo de Stooges, con el cantante de la banda sin camiseta y entre el público, no puede haber ido mal. Pero antes de ese final, la banda afincada en Los Ángeles, Frankie and the Witch Fingers, ofrecieron en todas sus variantes, una buena muestra de su catálogo de sonidos, a un público generoso, tanto en número como en entrega, y lo más importante, receptivo con lo que le estaban ofreciendo, o le iban a ofrecer.
En septiembre, verá a luz el nuevo trabajo “Data Doom (2023)”, y por lo visto y escuchado, la banda confía en él, ya que sonaron varios avances del mismo, como la inicial “Empire”, que se me antojo como una especie de adaptación en formato de ritmos groovies, al sonido que viene desarrollando habitualmente, perfecta para entrar en situación antes de que la distorsión y la reverberación se apoderaran del sistema de sonido de la sala. A todo esto, sumémosle el añadido de la petición de bajar las luces a un nivel tenue, para generar mejor ambiente.
“Electricide” represento el auténtico inicio de una serie de temas directos, sin miramientos, que, si bien parecen ramalazos punks, éstos están compenetrados a la perfección entre la dupla de guitarras y una sección rítmica con mucho feeling, explotando la vertiente más eléctrica y pesada de su personal Psycho Rock. Hay que destacar que la banda ya cuenta con un buen puñado de material editado, y la actividad de ésta es muy frenética, por lo que ya cuentan con algunos clásicos en su discografía, como la vacilona “Dracula Drug” de su disco “ZAM (2019)”, y que se representa un momento básico en su show para coger aire para una recta final cargada de adrenalina.
Una parte final repleta de pogos y stage diving, provocados por temas como “Cavehead” o “Tea”, donde se dio rienda suelta a la improvisación, tanto por parte de la banda como del público, ya con un buen porcentaje de sudor en el cuerpo. Sudor que se amplió por el único bis, y del cual ya hacíamos referencia en el inicio de esta crónica, un rápido “I Wanna Be Your Dog”, efectivo para finalizar con todo el mundo en plena fiesta, un remate de la jugada, que, aunque por evidente, no dejo de ser muy efectivo.
Texto y fotos: Óscar Fernández Sánchez
