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Bilbao BBK Live – Bilbao

Arctic Monkeys

La decimoséptima edición del festival más importante bilbotarra ha conseguido reunir la cifra de 117.000 almas en el monte Kobeta y cerca de 4.700 en los bolos mañaneros programados en la ciudad durante los tres días en los que se ha desarrollado el multitudinario evento. Los Monos Articos anglosajones lograron congregar en la jornada de clausura la cifra tope legal de 40.000 personas. Sirva el señalar las loas del mismísimo divo Alex Turner y su amplio séquito para con el servicio profesional de runners y a la belleza del paraje (imagino que harto de cantar en extensos secarrales patrios y barrizales de la Pérfida Albión).

A destacar también la subida pedestre programada desde la ciudad al recinto (los autobuses sobran para la gente joven…) y la exhibición in situ de folklore y deportes vascos (lucieron Alex Txikon y Bihurri cortando un coche con el hacha).

Como quiera que la oferta artística de este festival no camina acorde con los gustos rockistas o la cultura pop de la amplia mayoría routier, no vamos a aburrir ovejas, por lo que navegaremos sucintamente por los islotes que afortunadamente si existen en su territorio. Perfume Genius dieron el gatillazo del evento con su exagerado cebollón psicodélico y ruidista. Muy superiores en disco. Las gratas sorpresas juveniles englobaron al trío bilbaíno Txopet, con su mezcla de afterpunk, garage y autotune.

Y destacar sobretodo la fiereza y catarsis que producen siempre los irlandeses Idles con ese despliegue de adrenalina y combatividad que contagia a los presentes.

 

Idles

Los “granainos” La Plazuela, que bajo el manto de la multinacional Universal, propulsaron el baile colectivo con andalucismos y electrónica; los euskaldunes Merina Gris, combinando electro-punk con ritmos marcianos y usando la lingua navarrorum a todo trapo; la banda afincada en la capital imperial Menta (no confundir con los Menta nuevaoleros de los ochenta hacedores del hit “Ya lo Ves”, y que su manager desconocía), comandados por la chulesca Meji y ejecutando un poderoso pop independiente; el cuarteto madrileño La Paloma, con un set deudor de My Bloody Valentine; y los leridanos y muy en boga La Elite, epatando con su actitud punk y “maca” a base de sintetizadores y tristes y marciales ritmos joydivisianos. El duo catalán, que acaba de plantar con dos cojones al festival gijonés Tsunami por la reunión de sus propietarios mantenida en sede voxera con el concejal de cultura de extrema derecha, triunfó claramente a altas horas de la madrugada bilbaína.

De la zona media, nos quedamos con el preciosismo y la entrañabilidad de la navarrica Amaia, la profesionalidad de Morgan (alguno le sugirió a su ducha frontwoman que versioneara a futuro el “Imaginate” de Coz, donde su propio padre cursaba como guitarrista), el chatarrismo del gran majara Ben Yart (ni se conocen las veces que paró su concierto), el savoir faire de Rudiger, bandon vasco, con un Joseba Irazoki pletórico a las guitarras dislocadas y el fino avant garde de los catalanes Alex Serra & Totidub.

The Chemical Brothers

Phoenix, M83 y Roisin Murphy condujeron reiterativos y a piñón fijo de festival, logrando la comunión general, obviamente, con “Midnight City” los segundos y, con el “Sing it Back” de su banda materna, Moloko, la ultima. La sobrevalorada Florence (& The Machine) cabalgó dulce por un soul sintético y opaco de estadio, consiguiendo el extasis de un par de fans que la abrazaron conforme atacaba “Free”. The Chemical Brothers (probaron sonido el miércoles a las 3 de la madrugada!) combinaron en demasía nuevas composiciones con sus hits consabidos, provocando cierta decepción en sus fans. Salvaron medianamente el asunto con la traca final dual basada en “Galvanize” y “Blood Rockin´Beats”.

Pavement

El indie-rock de Pavement (estos probaron sonido a las 8:45h de la mañana) suena hoy, tres décadas después, más compacto y señorial. El combo californiano, comandados por el gran Stephen Malkmus, brilló sobremanera en sus altas cimas “Cut my Hair” y la postrera “Range Life”. Unos pocos cientos tuvimos la fortuna de degustar los mantras hipnóticos de los tuareg malienses de Tinariwen. Junto a Idles, que arrasaron con su punk moderno visceral y gotas industriales, generando amplios pogos con “i’m Scum” y “Danny Nedelko”, firmaron como el dúo campeón de la presente edición. Si, superaron a los Artic Monkeys que, no obstante, otorgaron un sobresaliente concierto plagado de medios tiempos con un Alex Turner a lo crooner cincuentas y píldoras powerpoperas de sus primeros dos opus. Proclamaba la dulce zagala laredana Lucia: “Concierto inolvidable. Puesta en escena y sonido de 10. Que vivan los Monos del Artico!”.

Nos hablaron maravillas también de los sets de los enormes Hidrogenesse, de los resurrectos Los Fresones Rebeldes, del folk electrónico de Baiuca, de la fuerza de la artista trans Villano Antillano y Desire y del indie-rock remozado de los getxotarras Dadabe. El don de la ubicuidad no se nos concedió. De refilón pudimos ver brillar a Cala Vento cantando “Passar Pantalla” (con partes en euskera) y un par de rapeadas con flow a la estrella argentina Duki, que tras su actuación nos refirió que el próximo mundial futbolero será para nosotros, a lo que le hube de contestar que en cuatro años no estimo que legalicen la selección nacional vasca…

That’s all Folks.

Texto: Aitor Bakaikoa

Fotos: Dena Flows

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