Encuentros

Riders of the Canyon, talentos individuales, identidad grupal

 

Como si de un cuerpo de cinco cabezas se tratase, ya que a la presencia de los cuatro músicos (Joana Serrat, Matthew McDaid, Victor Partido y Roger Usart) hay que sumar la del factótum de su sello (Great Canyon), David Giménez, este proyecto de impronta americana inaugura su casillero -tras un previo EP- de discos largos.

 

De título homónimo y señalando a los integrantes del combo, tal nomenclatura es una simbología perfecta para destacar la comunión de diversas personalidades y acentos puestas al servicio de una idea común. Unas composiciones que lejos de buscar homogeneidad se manifiestan como un sobresaliente compendio de sensibilidades que si bien tienen como columna vertebradora el folk-rock, ya sea de raigambre clásica como de pulsión contemporánea, su sonoridad trasciende etiquetas para sembrar una atmósfera particular y seductora. Aprovechando el rico paisaje musical vertido por este exquisito trabajo, nos ponemos en contacto con sus autores para charlar con ellos.

El proyecto se puso en marcha para realizar algunas actuaciones en directo, y ahora publicáis ya vuestro segundo disco, ¿tuvisteis claro desde el principio la idea de darle continuidad discográfica al proyecto?

La idea de formar el grupo surgió de David, el ‘hombre en la sombra’. Él vio en el hecho de poder abrir para los texanos The Band Heathens -durante su gira española en 2017- la excusa perfecta para unirnos artísticamente, ya que todos nosotros éramos -ya por aquel entonces- amigos y admiradores recíprocos. La idea era crear nuestra pequeña familia ‘folk’. Y creo que tanto para él como para todos nosotros, cuando se formó la banda ya existía ese deseo implícito de que aquella aventura quedara registrada para la posteridad.

 

Foto: David Giménez

Este nuevo disco contiene las canciones que ya presentasteis en vuestro EP debut, ¿pertenecen todas ellas a un mismo momento compositivo o por qué habéis decidido incluirlas?

Las canciones que avanzamos el año pasado en forma de E.P. forman parte de la cara B de nuestro álbum de debut. Vieron la luz entonces motivados por una serie de conciertos que surgieron entonces, como el Día de la Música en Matadero (Madrid) y el Huercasa Country Festival (en Riaza, Segovia). También lo entendimos como una manera de ponernos a nosotros mismos un compromiso serio para finalizar el álbum. Como puedes imaginar, debido a nuestras agendas por separado, ha sido complicado encontrar el momento de sentarnos a componer nuevas canciones y entrar a grabarlas.

Este es un álbum especialmente diverso en cuanto a ritmos pero también en influencias, ¿haber dado el salto a un formato largo ha propiciado esa mayor diversidad o ha habido un interés específico por desplegar un muestrario amplio de estilos?

El disco es simplemente un fiel reflejo de las múltiples personalidades que conforman el grupo. Los Riders somos cuatro (Joana Serrat, Matthew McDaid, Victor Partido y Roger Usart) más uno (David Giménez) y, de la misma manera que compartimos influencias, también tenemos espacios en los cuales cada uno de nosotros muestra estilos y tendencias muy personales. Algunos de estos estilos y referentes son clásicos y otros, más contemporáneos y actuales.

Aunque es fácil ver en vuestra música la herencia de clásicos del folk-rock o del soft-rock, al mismo tiempo hay texturas mucho más actuales, que van de Kurt Vile a The War on Drugs, ¿entendéis la tradición como un punto de partida desde el que conquistar nuevos espacios?

Los Riders nunca han querido posicionarse musicalmente en un estilo en concreto. Cada uno de sus integrantes escucha música muy diversa. Aunque es evidente que hay una pasión común por el Folk-Rock de todas las épocas. Pero, además de los estilos y artistas que enumeras, aquí entre nosotros hay amantes del Pop más clásico, del grunge, del slowcore, del Dream-Pop, del Shoegaze…Las composiciones han surgido de manera natural, sin patrón alguno ni referencia a nadie. Las canciones del disco son un diálogo honesto entre nosotros.

Cuatro o cinco compositores, cuatro intérpretes… ¿Se establecieron de cara a hacer el disco algunas líneas maestras comunes o ha existido una independencia creativa total a la hora de componer?

Honestamente, no. Se han ido presentando ideas de canciones, o de melodías, o de letras, y a partir de ahí, si todo el grupo ha estado de acuerdo en seguir trabajando en ellas, las composiciones se han ido finalizando. Ha sido un disco muy grupal, muy plural. Creemos firmemente que es relativamente fácil adivinar quién se esconde, compositivamente hablando, detrás de cada canción. Como hemos dicho, es un fiel reflejo de cada uno de nosotros por separado y, a su vez, de todos nosotros juntos.

 A la hora iniciar el proceso de componer una canción, ¿sabéis de antemano el futuro que le espera?

Al ofrecer la canción (o la letra) al resto, se abre un diálogo entre todos nosotros. En muchas de las canciones, todos hemos aportado algo a la composición del otro (letras, ideas de arreglos, armonías, sonido, producción…). Pero también, ha habido ocasiones en las que hemos preferido no aportar nada a alguna de las propuestas.

Hay en la mayoría de las canciones, ya sea en su aspecto sonoro como en sus textos, un elemento paisajístico, ambiental. ¿Hay en el concepto musical de este proyecto una vinculación específica con ese aspecto más audiovisual?

El elemento ambiental existe porque hay un amplio bagaje musical detrás, a la par que un abanico de gustos muy diversos en cada uno de nosotros. Las letras, básicamente, han sido cosa de Joana, Matthew, Victor y David. Y aquí, cada uno también tiene un modo muy personal de expresarse: Joana  tiene una lírica excelente, alabada y avalada tanto en España como internacionalmente. Es intuitiva, onírica. Una maravilla; Matthew tiene un gran talento poético para expresar pensamientos muy concretos y altamente espirituales; Victor es directo y conciso; A David le encanta tirar de falacia patética. Y, bueno, es cierto que entendemos que la música debe acompañar fielmente a la letra, y viceversa. Así que nos resulta consecuente que, musicalmente, existan esos ambientes etéreos, paisajísticos, orquestales o eléctricos y punzantes.

Hablando de los textos, en casi todos ellos se percibe un sentimiento de incertidumbre, de inestabilidad existencial, ¿tenéis la sensación de que estos años de pandemia ha incrementado esa forma más perturbadora de mirar a la realidad o en vuestro caso es consecuencia de una mirada más universal y atemporal?

Cuando estamos de gira, en los camerinos, en los ensayos, en una sesión de fotos, lo que impera entre nosotros es el buen humor y las risas. Estamos constantemente de broma. Al mismo tiempo, también es cierto que tenemos una visión de la vida algo crítica, pesimista y, a veces, cínica. Y bueno, somos hijos de los tiempos que nos han tocado vivir: los que marcaron nuestra juventud y los que estamos viviendo en los últimos años. «Downtown», por ejemplo, es una crítica feroz al poder económico y político.

En diferentes momentos del disco hay una presencia muy llamativa de las guitarras eléctricas, ¿por qué esa presencia tan rotunda, es un elemento que ayuda a generar los ambientes que muchas veces buscáis?

Amamos el sonido de las guitarras. Acústicas y eléctricas. En algunas canciones, la propia composición nos pedía a gritos poderosos sonidos eléctricos. En este caso, en los temas a los que te refieres («Master of My Lonely Time», «Dirty Water», «Sunrising», «Some Kinda Addiction» e, incluso, «Downtown»), la suerte de poder contar con un músico tan extraordinario (y amigo personal de Joana) como Joey McClellan ha favorecido para conseguir ese sonido que buscábamos. Joey es guitarra de Midlake, y ha tocado durante años en discos y giras de artistas como John Grant, Rufus Wainwright, Israel Nash o BNQT -el supergrupo formado por Fran Healy (Travis), Alex Kapranos (Franz Ferdinand), Eric Pulido (Midlake), Ben Bridwell (Band of Horses) y Jason Lytle (Grandaddy)-. Además, es el guitarrista en los últimos álbumes de Joana (Dripping Springs, Hardcore From The Heart, y el que está por venir en 2024).

Siempre contáis con una larguísima lista de colaboradores, ¿responde a necesidades concretas o hay en el propio concepto de este proyecto el de sumar amigos que habéis conocido por el camino?

Tenemos la suerte de tener a Joana Serrat entre nosotros. que tiene una larga carrera exitosa internacionalmente. A lo largo de esta trayectoria, ha ido creando unos lazos personales y profesionales con numerosos músicos y productores. De manera totalmente instintiva y natural, al pensar en arreglos y sonidos, siempre nos encontrábamos con el hecho de que brotaba de nuestras bocas el nombre de uno o de otro. Joana ha tocado en directo  con el inglés BJ Cole (Elton John, R.E.M., John Cale) al pedal steel; ha girado por el Reino Unido junto a The Delines.; ha grabado un disco con Israel Nash, etc. Así es fácil descifrar porqué, además de Joey McClellan y BJ Cole, hemos tenido la enorme fortuna de tener junto a nosotros a músicos de enorme talento como McKenzie Smith (St. Vincent, Sharon Van Etten, First Aid Kit), Jesse Chandler (Midlake, Mercury Rev, Beth Orton), Cory Gray (The Delines, The Decemberists), Jason Kardong (Brandi Carlile, Marissa Nadler, Margo Cilker ), Aaron McClellan (Israel Nash, Josh T. Pearson, Alejandro Escovedo) e ingenieros y productores como el ganador de un Grammy Ted Young (Kurt Vile, Sonic Youth, The Rolling Stones) y John Morgan Askew (Neko Case, She & Him, Alela Diane) entre otros.

El hecho de reuniros y de trabajar conjuntamente en este proyecto, ¿creéis que os ha aportado enseñanzas o ciertas experiencias que de alguna manera tendrán algún tipo de reflejo en algunos de los otros proyectos en los que estáis involucrados?

Interactuar con músicos, productores e ingenieros que admiramos siempre aportan nuevas visiones, nuevos matices. También enriquecen, pulen o reafirman los que ya tenías. Por supuesto, el oficio de ser músico, como cualquier otro oficio, implica siempre de un aprendizaje continuo, de un crecimiento constante. Así que sí, imaginamos que de una manera u otra, el disco de los Riders aportará algo a nuestras carreras individuales en el futuro. Y si hay un segundo álbum del grupo, ten por seguro que también será así.

 

Texto: Kepa Arbizu

 

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