Pocos festivales centrados en lo que realmente importa, la música, su proceso de composición e interpretación, pueden presumir de una trayectoria tan larga y repleta de talento. Del 8 al 10 de septiembre, en diversos puntos de Sant Boi de Llobregat, se celebrará su 34 edición, conjugando una vez más talento emergente y nombres consolidados.
Sin reparar en cotos estilísticos y con generosas dosis de actividades paralelas. Sin caer en la masificación recurriendo a nombres comerciales y al truco fácil. Y mostrando un encomiable criterio en la selección de músicos participantes. Así, en su cartel encontramos a reconocidos nombres relacionados con el soul como el norteamericano Eli Paperboy Reed, con la rumba catalana en una noche temática protagonizada por Peret Reyes, a la emergente formación cercana a la new wave y los sonidos de los 80 Peinga Rayo y sus Aeromozas o a una de las formaciones de pop y rock africano, Júpiter and Okwess o a Mariola Membrives y su fusión entre flamenco, jazz y música clásica.
No falta el folk, de la mano de los barceloneses River Omelet, del músico local Ros y de la consolidada Soledad Vélez y su experimentación con sintetizadores. Queda espacio para nombres de las llamadas músicas urbanas, como la MC Santa Salud, y para la tradicional presencia de cantautores, en esta ocasión con Ismael Serrano presentando su nuevo álbum dentro de la gira La Canción de Nuestra Vida. Y ojo a la actuación de la portuguesa Maro, que tras girar por todo el mundo en solitario o compartiendo escenario con Jacob Colier, repasará las canciones de su reciente Hortelä…
Las actividades paralelas incluyen la exposición del pintor Alfredo Segarra, una feria del disco y del libro musical, un ciclo de charlas y su traslación al cine con la proyección de los films Contradict sobre los músicos de Ghana y Tequila. Sexo Drogas y Rock’n’Roll.
Para finalizar, recordar que se presenta la oportunidad de descubrir el arte de los ganadores para nuevos talentos Altaveu Frontera, en esta ocasión Bounce Twice, practicantes de un hip hop old school contemporáneo y Raquel Lúa, capaz de aunar poesía y sensibilidad interpretativa.
Altaveu sigue apostando por la calidad frente a la cantidad, y por el contacto directo entre asistentes y artistas. Y van treinta y cuatro años haciéndolo. Todo un ejemplo.