Lee Fields vuelve, claro. Porque la conexión entre el público de aquí y el que, posiblemente, sea el más solvente soulman en respirar sobre la faz de la Tierra, tiene un arraigo profundo. Han pasado dos décadas desde aquellos conciertos en la barcelonesa sala La Boîte –sus primeras visitas por estas latitudes actuando ante no más de medio centenar de almas– hasta los llenazos que hoy se registran en su paso por salas de todo el país. Su público ha ido creciendo, sumando. Por aquí somos mucho de Lee Fields, por eso siempre vuelve. Claro.
Y lo hace cuadrando el círculo, tras la grabación de un álbum –bueno, exquisito, como todos sus álbumes– que ha marcado su regreso a Daptone Records. Un círculo que, a la vez, le ha llevado a través de una profunda transformación estilística, pues hace poco más de veinte años que Elmer Lee Fields dejó de ser Little JB, el emulador furibundo de aquel James Brown que le inspiraba desde los inicios de su carrera, a finales de los años 60, para convertirse en otra cosa. En concreto, para tornar en el refinado heredero, espiritual y musical, de tipos como Al Green y otras luminarias capaces de arrojar himnos que inducen al cariño, al abrazo y la fecundación, como “It rains love”, “Ladies”, “Never be another you” o “Standing by your side”. Imposible dejar de sentir la vida con toda su intensidad, cuando esas notas atraviesan nuestra piel.
Con su último álbum, “Sentimental fool”, el artista repite fórmula y se prevén llenos de un público sediento de esa poción mágica de medios tiempos, baladas y algún uptempo que no pierde los aromas del Funk que le vio crecer. Todo, en nombre del Amor, con la A mayúscula, que salpica y define toda su obra.
Y, como cualquiera en su sano juicio sabe –o debería saber–, no hay mejor narrativa, no hay mejor música para describir ese atajo de sentimientos, que el Soul, la música del Alma, la creación artística humana que, de forma más profunda, sabe conjugar el drama, la esperanza, la elevación, la caída, de mujeres y hombres que le están cantando a esa arbitraria montaña rusa de vertiginosos altibajos que ustedes, yo y ese de ahí llamamos “sentimientos”.
Lee Fields, para quien todavía no lo sepa, va de eso. Y eso es lo que vamos a poder disfrutar en esta gira de verano.
Texto: Alberto Valle
