Tex Perkins es uno de esos músicos “serie b” cuya actividad siempre ha sido espina dorsal de otra forma de entender el rock’n’roll, una que emparenta más con la fatalidad que impregnaban las historias del blues pre 2GM. De hecho, quizás ese sea el hilo conductor de todos los proyectos de los que ha formado parte Tex (se llama Gregory en realidad), desde Beasts Of Bourbon, The Cruel Sea, Tex, Don And Charlie hasta llegar a sus discos junto a The Fat Rubber Band.
Es miércoles y seguro que mañana habrá algo de arrepentimiento por parte de los asistentes, ya me entienden ustedes. Perkins y los suyos toman el escenario mientras el personal entra hablando a gritos y dando efusivos saludos. Perkins, a lo suyo, arranca con una brumosa “My Philosophy” de su disco debut. The Fat Rubber Band va desgranando su talento para entretejer esas canciones que remiten a un gótico sureño, a noches, días y planes que van a salir mal. “Danger Has Been Kind” intenta acallar el murmullo con un Perkins aporreando su Fender y entablando diálogo con Tony Iommi a base de golpes a la sexta cuerda de su guitarra. Unas frecuencias graves que predicen el lecho donde te vas a quedar muñeco. No es hasta “Around The World” que no empiezan a desgranar su nuevo álbum, que continúa la misma senda que su debut. Blues y country mortuorio, bello pero que aniquila cualquier esperanza. Van cayendo “Pay The Devil’s Due”, “Place In The Sun” de su debut, y “Words Fall” y “Nobody’s Owes You Nothing” de su segundo álbum “Other World”. El público lleva ya un rato que empieza a prestar atención a lo que tiene enfrente, afortunadamente.
La banda compuesta por dos guitarras, bajo, batería y percusionista saben manejarse en la austeridad que pide una sonoridad que encuentra sus dos puntos cardinales en Neil Young y Rolling Stones, eso sí, todos ellos pasados por el tamiz de Tex Perkins, nada de riffs de triunfador, nada de algarabía y que en directo conjuga con un feedback espectral. Puramente australiano, amplias llanuras, soledad, alcoholismo y vidas sin salida, y de las que no tienen segunda oportunidad. Pero las canciones de Perkins, sí que tienen segunda oportunidad, de hecho mejoran y se expanden en directo, de sus dos álbumes el primero es el que más me gusta. En todas ellas resuena el influjo de Jeffrey Lee Pierce, un tipo que era capaz de hacer sonar a marcha funebre una canción con el patrón rítmico de Bo Didley. Todo esto lo remarco, porque aunque las influencias sean clásicas y obvias, Perkins pertenece a esa estirpe (la de Pierce) donde estas fueron trasladadas a una nueva cosmogonía donde el rock’n’roll surgido de Sun era la catapulta hacía otras latitudes.
Hubo bises, y finalizaron con un “Psycho” de Leon Payne, con el que debutaron Beasts Of Bourbon como broche fantasmagórico, solo dos guitarras y dos voces. Ese miércoles Tex Perkins And The Fat Rubber Band pusieron la mejor banda sonora para el clásico de la literatura australiana “Pánico al Amanecer” de Kenneth Cook.
Texto y fotos: Iván López Navarro