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Primavera Sound – Fórum (Barcelona)

Depeche Mode

 

Si la expansión del Primavera Sound en otras sedes, nacionales e internacionales, podría dar a entender que su espíritu se diluía, la edición celebrada en Barcelona ha constatado que la distinción del evento se mantiene intacta.

Lejos de algunos problemas en el arranque del pasado año, la organización ha sido impecable, y la localización de algunos escenarios nuevos ha logrado, y no era fácil, sacar partido de una disposición espacial recortada (adiós a los escenarios playeros al otro lado del puente…) sin que eso repercuta en la intensidad de la oferta electrónica.

Por otro lado, en pocas ocasiones el cartel ha mostrado de manera tan desprejuiciada el crisol proteico y colorista de la actual música popular, donde, digamos, la desconcertante elección de un producto televisivo e involuntariamente paródico como MAKESKIN se relativiza entre el pop negro y futurista de KELELA (con problemas técnicos que enturbiaron en parte su concierto), la descarga de rap-noise de DEATH GRIPS o el alucinante Black Metal avanzado que, desde Brooklyn, ofrecen LITURGY y Haela Hunt-Hendrix, proyecto en las antípodas de los italianos.

Black Country, New Road

Citaremos algunos de los conciertos eminentes vistos durante estos tres días, un recorrido que comenzó con el británico JOE UNKNOWN, pequeña revelación de la música urbana y dubstep de empuje casi punk, y una confirmación, la de BLACK COUNTRY, NEW ROAD, bucólicos y expansivos, olvidando sus alabados dos primeros discos junto a Isaac Wood en lo que supone ya una nueva etapa iniciada con Live at Bush Hall (2023). BUILT TO SPILL perseveran en su formato como trío, si bien, tras la fugaz formación brasileña con la que grabó When the Wind Forgets Your Name (2022), Doug Martsch se hace escoltar ahora por dos chicas. Da igual, sus canciones sonaron tan tersas y/o rocosas como en sus mejores etapas.

Inolvidable doble sesión el jueves en el Auditori (con el privilegio en sonido y comodidad que ello garantiza) de COME, electricidad, rabia y poesía caldeada; mucho más que el recuerdo de una gloria pretérita, pues la unión de Thalia Zedek y Chris Brokaw es uno de los grandes capítulos del rock moderno, y unos BORIS que, justos con su leyenda, hicieron un poco de todo y más: su versión extremada de heavy metal, sludge, noise-core y vanguardia transformó tan ilustre espacio en un club infernal atacado por espectros nipones.

NEW ORDER siempre tuvieron algo deslavazado en directo (y en la última época con Peter Hook se sumieron en lo desastroso), pero su concierto fue bueno, y a veces estupendo y emocionante, también cuando se adentraron en su notable Music Complete (2015). Lo mejor: un descomunal Stephen Morris controlando la percusión orgánica y sintética.

Le Tigre

LE TIGRE anunciaron en su día muchas de las inquietudes sociales y personales ahora omnipresentes, y dos décadas más tarde vuelven para vocearlas con el mismo humor e inteligencia, lejos del sermón. Kathleen Hanna es una líder insuperable haga punk, pop aguerrido o electroclash, aunque el sonido fue demasiado bajito. Y como cohetes propulsados al espacio, el extenso concierto-sesión de DARKSIDE (unión del virtuoso Dave Harrington y el mago de la electrónica Nicolas Jaar) y los trallazos electro-jazz de THE COMET IS COMING donde sigue ganando (¡y de qué manera!) el fraseo escueto y arrollador del saxofonista Shabaka Hutchings.

THE BETHS son kiwi-rock de querencias ligeramente americanas y buenos juegos vocales, y por eso lo tienen todo para explotar con merecimiento (y una cantante y guitarrista tan simpática como la de WEDNESDAY, fenómeno meritorio que, uniendo shoegaze y country rock, alberga en sus filas al dotado MJ Lenderman). SOUL GLO son algo panfletarios y plastas, pero cuando por fin tocan, la turbina de gritón black hardcore ensordece y cautiva. Poco que añadir sobre la clase anual de SHELLAC: sonido perfecto y fornido, repertorio con mayúsculos temas nuevos, desternillantes charlas con el público…

Sparks

¿Hay grupo más moderno, en el mejor sentido, que SPARKS, estrellas de otra pasta y era? Lo popular y lo arty (¡arrancan con una de sus  canciones para Leo Carax!) volvieron a confundirse en un concierto masivo y festivo que combinó hits y pruebas evidentes de su dignísimo presente. Inmediatamente después, Michael Gira muestra a unos (parcialmente) renovados SWANS, más oscuros y ruidosos que nunca (¡que ya es decir!), puntuando sus nuevas piezas con demoledores asaltos rítmicos que a veces parecían volver a sus primeros años. Uno (otro) de los más grandiosos conciertos en la historia del Auditori.

Prácticamente a la misma hora (para desgracia de JL Torrelavega, sniff) DEPECHE MODE, o sea, Dave Gahan y Martin Gore, ratificaron la importante recuperación que supone ese Memento Mori (2023), en el que tanto confían, con un concierto impecable y emocionante que encendió una  conexión emocional con el público propia de auténticas leyendas. Real, sanadora y gloriosa música para las masas. Menos trascendentes, BLUR demostraron, por lo demás, solidez y frescura, en una sorprendente exhibición de cómo una banda generacional puede, todavía, apuntar al futuro.

Futuro en el que sigue KENDRICK LAMAR, rotundo y casi solitario (aunque dicen que con una banda real escondida para apuntalar lo pregrabado…). Menos sombrío de lo que sus últimos conciertos en torno a Mr. Morale & the Big Steppers (2022) indicaban, la sobriedad de este artista mayúsculo fue lo que le hizo (le hace) brillar sobre el resto de artistas de su género. La historia de UNWOUND es gloriosa en lo musical (y, hasta ahora, poco reconocida) y trágica en lo personal; en su regreso, centrado en sus cuatro primeros discos, el recuerdo de su fallecido (y fantástico) bajista Vern Rumsey, reenplazado ahora por Jared Warren, anteriormente en Karp (¡y con una camiseta de Dead Moon!), añadió trascendencia a una exhibición magistral de vesánico rock alternativo (el de verdad) que, potenciado con la inclusión de Scott Seckington como segundo guitarrista, los coloca en la misma mesa de Fugazi o Slint. Inolvidable.

BAR ITALIA hacen un poco lo que el Inglaterra muchos hacían con sus guitarras en los años ochenta, pero hay convicción, un lado misterioso ¡y canciones! En comparación, unas flácidas GOAT GIRL malograron nuestras esperanzas, al menos esta vez. Nos hubiera gustado que JOHN CALE aprovechara el Auditori para repasar entero su valioso MERCY (2023), y también que la banda fuese un poco más áspera y aguerrida, pero es una tontería poner pegas a un artista (tan) legendario que mantiene aún esa voz, presencia y autoridad.

El ¿concierto? ¿experiencia? de LAURIE ANDERSON será recordado como uno de los más importantes de la historia del festival. Amparada por una banda tan sutil (miembros de los neoyorquinos Sex Mob) que a veces se diluía en el silencio antes de reflotar, hubo humor, disertaciones poéticas sobre tecnología y crisis globales o íntimas, recuerdos a los maestros, hermosas piezas visuales y, ante todo, la recuperación de un puñado de canciones magnéticas y, finalmente, conmovedoras que crearon un flujo de energía vital con el público: desde lo maquinal a lo humanista. Auténtico back to the future.

Laurie Anderson

Tardamos un rato en recuperarnos, pero JOCKSTRAP nos ayudaron a poner de nuevo los pies en la tierra para demostrar que lo que muestran sus grabaciones no es una ilusión. El productor y músico electrónico Taylor Skype y la cantante y violinista Georgia Ellery (bien entrenada en BLACK COUNTRY, NEW ROAD) mezclan lo inverosímil (baile duro o flotante, folk, techno y psicodelia…) y el resultado es, no ya unitario, sino arrollador, tan delicioso como, a veces, estremecedor. Gran concierto y gran realidad, por encima de lo que lograron los dublineses GILLA BAND, estupendos aunque menos sorprendentes, si bien su noise afilado, agónico y poco complaciente, posee en vivo un gratificante lado (casi) bailable.

Hubo mucho más, claro, también algunas decepciones (penoso, verbenero CALVIN HARRIS; embotado YVES TUMOR; tópico SKRILLEX…), divas profesionales que confirmaron lo bueno o lo malo que ya se opine sobre ellas (CAROLINE POLACHEK o ROSALÍA). Y, entre lo mucho que no nos perdimos, también hubo pequeños disfrutes que, no por alejados del lúcido dogma ruto, deberían ser despreciados: desde el cantante y rapero de Compton  CHANNEL TRES a las buenas sesiones de UPSAMMY, VTSS B2B LSDXOXO, CHARLOTTE DE WITTE o CCL.

 

Texto: José Luís Torrelavega y Martín Vázquez

Fotos: Sergi Fornols

 

Un comentario

  1. Increible que ni se cite a My Morning Jacket (concierto de 1 hora espectacular, podrian haber sido cabeza de cartel y habernos deleitado con un concierto de 2:30h) o Gaz Coombes (injusto el escenario para su actuación, demasiado pequeño y justo al lado de una carpa de musica electronica).

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