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15º Andoaingo Rock Jaialdia – Andoain (Gipúzkoa)

 

The Black Lips

 

En un tiempo en el que la palabra festival se ha manoseado tanto, Andoain emerge como un valor seguro, una firme asa a la que agarrarse antes de que terminemos odiando los grandes eventos y nos arrastren definitivamente a la zozobra. Como con el Barça de Guardiola, aquí el estilo no se negocia.

En su decimoquinta edición, Andoaingo Rock Jaialdia puede sacar pecho con el balance cosechado. Para empezar, la entrada es gratuita. Se respira entusiasmo y amor verdadero por la música en directo sin agobios de gente, sin prisas, sin solapes ni postureos. No hay un photocall en cada esquina y la habitual publicidad invasiva de la mayoría de los festivales brilla por su ausencia. Un escenario, una barra, bares alrededor, algún puesto ambulante de vinilos y una camaradería que más quisieran en las mejores familias.

Como mandaban los viejos cánones festivaleros, después de un concierto va el siguiente. Nada de atracones en Andoain. La tienda de discos y promotora Bloody Mary ha hecho bien en aliarse con Joan Vich, cabeza visible de la agencia de management Ground Control, para armar una exitosa edición que ha contado nada menos que con los Black Lips como cabeza de cartel. Vich salió a saludar al público y cogió el micrófono para proclamar con entusiasmo: “¡Sois la resistencia del rock and roll!”.

The Schizophonics

Pues bien, hay mucho de actitud numantina en Andoain, donde salieron a hombros unos superlativos Black Lips. Los embajadores del llamado flower punk son ahora un grupo hecho y derecho que han vuelto su mirada atrás y a un lado; es decir, al country y los sonidos de los años 50, así como al glam rock («Angola Rodeo») y las inquietantes bandas sonoras de David Lynch. Su música no ha perdido un ápice de frescura gracias a una amplitud de miras en la que es imposible despegar los ojos de la magnética saxofonista y cantante Zumi Rosow. Su sentida interpretación de «Lost Angel» fue de lo mejor de la noche. Qué mujer más fascinante. Los Labios Negros son los mismos y son otros en 2023. En directo siguen siendo un vendaval, pero en la tormenta musical se adivinan nuevos matices e ingredientes.

Después llegaron The Squizophonics y ofrecieron uno de esos conciertos acrobáticos, supersónicos y excesivos que solo el grupo de San Diego es capaz de ofrecer. Al parecer, a su cantante y guitarrista Pat Beers lo vieron haciendo estiramientos antes del show, no fuera a lesionarse en uno de sus pasos de baile imposibles, y lanzamientos y recogidas de micrófono al más puro estilo James Brown. ¿Cómo será capaz de tocar la guitarra, cantar con un chorro de voz a lo Steve Marriot en Humble Pie y hacer el espagat al mismo tiempo? Un misterio. En el show de protopunk y garaje circense hubo también un tiempo para versiones como el «Stroll on» de los Yardbirds.

The Courettes

La sorpresa del festival vino de la mano del grupo de Burdeos Chocolat Billy. Fue un concierto muy poco convencional en el que se saltaba de un estilo a otro. Ruidosos y deliberadamente desaliñados, cuentan con un frontman desatado que canta con un timbre de voz parecido al de David Byrne. No es una música directa, pero se quedaron con el personal cuando cerraron el set con un machacón tema electrónico que a algunos les chirrió y a otros les supo a gloria.

The Giant Robots y el dúo The Courettes fueron las dos caras del garaje-rock revival. Mientras que los primeros sonaron un tanto académicos y encorsetados, anclados en una fórmula repetida hasta la saciedad, los segundos saben extraerle la chicha necesaria a la fórmula spectoriana de sus álbumes con pasión, sudor y actitud punk-rock.

Como las reglas en Andoain no son puramente comerciales, también se suele recurrir a la nueva hornada de grupos vascos donde se encuentran cosas más que interesantes. Al mediodía, mientras el público luchaba como podía contra un sofocante y pegajoso calor húmedo, se pasó de la agresiva pero melancólica propuesta de ARIMA al refrescante pop 90s de SIGLAS y, de ahí, a la nebulosa de ruido de Krin, que te llevaba de los Stooges a Spacemen 3.» Pero lo más interesante ocurrió horas después, cuando Nize tuvieron la difícil papeleta de inaugurar el escenario principal. El trio bilbaíno se empleó a fondo con una propuesta oscura, contundente y que, por encima de todo, trasmitía autenticidad. No es poca cosa.

Texto: Jon Pagola

Fotos: Dena Flows

 

 

One Comment

  1. Beastie B.

    Me parece increíble q no comentéis que ni se oía al guitarra de Black Lips, que en Bad Kids no se oyò cantar las estrofas al batería (la cantaba él y tal en la última canción del bolo…), en fin, concierto frío por el sonido y sin apenas escuchar ambas guitarras. Parecía un bolo de bombo, caja, bajo, y saxo. Bastante lejos de lo que es cualquier disco o directo de Black Lips

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