Discomático

Hanoi Rocks – «The day we spent underground 1981-1984» (Cherry Red)

 

 

 

«Demasiado, demasiado pronto», rezaba el profético título del segundo álbum de los New York Dolls. Algo que también puede ser equivalente para los Hanoi Rocks, porque llegaron antes que todo lo que tenía que ver con el Glam/Rock/Punk de mediados de los ochenta en adelante y fueron influencia capital para bandas que luego vendieron millones de copias y llenaron estadios y pabellones, mientras que ellos se desvanecieron fruto de la mala suerte, la muerte de Razzle y la desesperación. Sí, vestían con glamour, eran descarados y utilizaban maquillaje. Pero eso es solo una parte del ingrediente que dio con la formula; lo importante era lo rematadamente buenos que eran. No había una banda como ellos entonces y nunca la hubo. Olvídense de etiquetas, que siempre las hay, Hanoi Rocks era una banda de rock and roll como una catedral.

Sirva este cofre para volver a ellos compulsivamente, pues reúne todo lo que la banda hizo hasta 1984: los tres discos de estudio  ̶ Bangkok Shocks, Saigon Shakes, Hanoi Rocks; Oriental Beat; Back To Mistery City ̶ , el disco de rarezas (Self Destruction Blues) y el directo All Those Wasted Years. Ahh, ni un solo extra; «sólo» los discos. Bueno, teniendo en cuenta que durante muchos años era harto complicado encontrar algunos de estos trabajos, ya está bien que se recopilen en un único lanzamiento y a precio asequible. Respecto al título de la caja, Los días que pasamos en lo más bajo, es una especie de chiste malo en relación al posterior fichaje de la banda por CBS, para los que grabaron un único trabajo, Two Steps From The Move. Es también la forma de decir al comprador que ese disco no está incluido aquí, imaginamos que por derechos de utilización o cualquier otra idiotez.

Los que conocen el material saben a lo que atenerse, los que no, tienen la oportunidad de escuchar algunas de las canciones más emocionantes jamás registradas: «Tragedy», «Don’t never leave me», «Motorvatin’», «Taxi Driver», «Love’s an injection», «Until I Get You» (debe ser la canción más dolorosamente bella de todos los tiempos), «Mental Beat», «Malibu Beach Nightmare»… No siempre sonaron bien, por culpa de los presupuestos y los productores. Pero lo que importa, la intensidad, la actitud y las composiciones en sí, son siempre brillantes, especiales, únicas. Pocas bandas pueden decir que su disco de sobrantes, rarezas y compilación de singles (Self Destruction Blues) es casi igual de bueno que los «clásicos».

Lástima, todo hay que decirlo, el directo All Those Wasted Years, porque no hace justicia a la grandeza de la banda. El sonido es pobre, la audiencia queda lejana y las guitarras están descompasadas, pues hubo que regrabarlas de cabo a rabo (tanto la de Andy McCoy como la de Nasty Suicide) porque los micros fueron golpeados accidentalmente (seguramente fue Monroe en un momento huracanado; jeje) y no se registraron en la grabación original. Amo a Pete «Overend» Watts como miembro de Mott The Hoople, pero como productor de discos en directo no va a pasar a la historia. Diferente es lo que hizo en estudio, pues es suya la producción en Back To Mystery City (junto a otro Mott: Dale «Buffin» Griffin), el disco con mejor sonido de cuantos hicieron entonces. Claro, que luego llegó Bob Ezrin y un presupuesto de 50.000 dólares y Hanoi lograron sonar como nunca en el mencionado Two Steps… Pero ese disco no se incluye aquí, por lo tanto pertenece a otra historia.

Eran increíbles. No es de extrañar que quien les ame sea capaz de defenderles a tortas. Hanoi Rocks no fue una banda más, eso salta a la vista, al oído y a lo que se remueve ahí dentro. Motorvatin’, hijo de perra.

Texto: Sergio Martos

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