No son pocas las persones que conocieron a Gurf Morlix como mano derecha y productor de los primeros pasos de Lucinda Williams. Yo no. Ni me fijé en ese hecho. Mi mundo se cruzó con el de Búfalo gracias a la figura de su amigo Blaze Foley. Luego pude conocerle, en una entrevista para esta casa, y me hice fan para siempre. Así que objetivo lo voy a ser poco, pero es que no se trata de eso. Si quieren datos neutros ya se los dará la Inteligencia Artificial. Aquí estamos para decir que Gurf ha grabado, otra vez, 9 muy buenas canciones. Que vuelve a mostrar un estilo único, y que sus letras hacen que no sea casualidad que el periodista Alan Cackett lo definiera como el “Edgard Allan Poe e la música estadounidense”. Así, textos sobre el hambre, las adicciones o los amores rotos se recuestan en un colchón musical con cierto aire a blues lo-fi. Y es bueno, muy bueno. Y encima esto sí que es un DIY en toda regla: toca todos los instrumentos, produce, mezcla y hasta se ocupa del artwork. Un crack.
Eduardo Izquierdo
