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Lee Bains III & The Glory Fires – La Textil (Barcelona)

 

 

Quinta y última fecha en la minigira por nuestro país, la de Barcelona era a su vez su debut en la ciudad condal. Ocho largos años desde que pude verle en el Azkena del 2015, recién descubierto con Dereconstructed. Y aunque algunas cosas han cambiado –su aspecto y la formación de su banda, básicamente- en lo esencial Lee Bains sigue siendo el mismo punkie de raíces, el mismo sureño airado de discurso vehemente y guitarra asilvestrada.

Venía presentando Old-Time Folks (uno de los mejores discos del año pasado, para quien no se haya enterado todavía), del cual entregó encendidas versiones de «The Battle Of Atlanta» y «Lizard People» entre otras, recuperó clásicos menores (esa «The Company Man» que sigue sonando como una hostia en toda la colleja) e incluso animó al respetable a que mostrara peticiones, aceptando «Opelika» y entregándola a solas, mandando bajo y batería a tomarse un descanso. Personalmente eché en falta aquella segunda guitarra de los primeros tiempos, pero también es cierto que en muchos compases de su show, Lee se las arregla muy bien él solo con sus seis cuerdas para armar un espléndido jaleo. Y por lo que pudimos ver anoche, se siente más que cómodo en formato clásico de trío, con una sección rítmica muy efectiva aunque discreta, dejando el espectáculo en manos del jefe.

 

Espléndido además en cuanto a voz y actitud, sus arengas presentando cada tema en forma de pequeños mítines contaron con el aliciente de un spanglish bastante trabajado para lo que suele ser habitual entre sus paisanos.

 

Y es que este tipo puede que por fuera y más a día de hoy –gorra de visera, barba de cazador y ligero sobrepeso- encaje a la perfección en el estereotipo de su Alabama natal, sí; pero por opiniones e ideales, ni de coña. Su discurso lírico lo refrendó con las mencionadas intros, en las que disparó contra todo lo que se movía: teóricos de los reptilianos, ultraderecha, racistas, explotadores y un largo etcétera de villanos. Seguramente la (autoimpuesta) barrera del idioma no le dejara expresarse mucho más allá de la brocha gorda, pero hay que reconocer que el tipo los tiene bien puestos.

Porque como dijo el compañero Manel al término del bolo, aquí ponerte estupendo pues vale; pero allí abajo en los pantanos de casa ojo, que tocar con la bandera LGTBI colgada detrás puede traerte algún que otro problema. Sea como sea, lo de anoche fue una buena descarga de electricidad y caos controlado que esperemos vuelva a visitarnos pronto. O, al menos, antes de otros ocho años.

Texto: Eloy Pérez

Fotos: Sergi Fornols

 

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